Acciones de tutoría

en el proceso de identidad profesional para la inserción al campo laboral

   Verónica Vázquez Escalante | María Rosa Mendoza

Resumen

Uno de los factores imprescindibles en la formación académica mexicana que se ha brindado y se brinda en la actual segunda década del siglo XXI a todos los niveles educativos es el tópico de tutorías. Esta palabra proviene del sustantivo tutor, que según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española “es persona que ejerce la tutela. Persona encargada de orientar a los alumnos de un curso o asignatura”.

La tutoría se define como el “acompañamiento y apoyo docente de carácter individual, basada en una atención personalizada que favorece una mejor comprensión de los problemas que enfrenta el alumno, por parte del profesor, en lo que se refiere a su adaptación al ambiente universitario, a las condiciones individuales para un desempeño aceptable durante su formación y para el logro de los objetivos académicos que le permitirán enfrentar los compromisos de su futura práctica profesional” (ANUIES, 2000: 4).

La Universidad Pedagógica Nacional (UPN) no está exenta de conocer y observar las alternativas que invitan a prevenir problemas de adaptación del estudiante al medio escolar, así como a mejorar sus habilidades en el estudio, trabajo, en el ámbito personal y en todos aquellos que le permitan aumentar sus probabilidades de éxito en su vida y, más aún, en la inserción laboral al momento de culminar su carrera. Por tal motivo, en el presente escrito se aborda la temática de las tutorías junto con aquellos elementos intrínsecos, ya que la amalgama que se genera en las tutorías corresponde a planes de acción y a la relación docente-discente.

Palabras clave: Tutoría, plan de acción, docente-discente.

Introducción

En los planes y programas oficiales establecidos en la República Mexicana y regidos por la Ley Federal de Educación para la educación superior y específicamente en el caso de la UPN se contempla como una de las actividades inherentes la tutoría. Las funciones de tutoría, según Sánchez (1979), se enmarcan básicamente en cinco tareas:

  1. Tareas del tutor con los alumnos considerados como grupo.
  2. Tareas del tutor con los alumnos considerados individualmente.
  3. Tarea del tutor en relación con los demás profesores.
  4. Tareas del tutor con los órganos de dirección del centro.
  5. Tareas del tutor en relación con los padres de los alumnos (pág. 21-22).

En el caso del presente artículo se aborda el tema como cuasiexperimental, es decir, expost facto en un primer momento se retoma el tema en el ciclo escolar 2015-2016 y se enfoca en la Unidad 145 de UPN Zapopan, Jalisco. Se ha elegido como línea de indagación abordar las tareas que giran alrededor del campo de tutorías, con objetivos que apunten a favorecer y fortalecer las acciones que han de contribuir en el proceso de identidad en el perfil de egreso de los licenciados en intervención educativa que, a corto plazo, se insertarán al campo laboral y con amplias posibilidades de que sea en el área educativa; por lo tanto, se proyecta un plan de acción que identifique debilidades tutoriales actuales que puedan tornarse en fortalezas o mantener en continua innovación los puntos que se consideren ya una fortaleza de por sí. Este escrito gira alrededor de entrevistas y diarios de campo que incluyen comentarios y anécdotas que describieron, en su momento, el contexto de lo vivido por los alumnos.

El proceso de la tutoría se lleva a cabo con el binomio docente-discente; la empatía que se genera entre ambos es un primer paso que favorece el logro exitoso de las sesiones, ya que al conocer de antemano la finalidad de la acción tutorial se crean metas específicas que beneficien el ejercicio profesional de los universitarios.

Esto no quiere decir que pueda o no haber intenciones de hacer o no tutorías, sino de sensibilizar y concientizar a grupos de maestros y estudiantes del apoyo que representa disponer de un espacio ex profeso.

Araniz e Isus (1995: 12) definen la tutoría como la capacidad “que tiene todo profesor de ponerse al lado del alumno, de sufrir con él los procesos del ‘alumbramiento’ conceptual de ayudarle a resolver sus problemas personales, de aprendizaje, de autonomía-dependencia, de relación. […] Y en esta tarea nadie puede quedar excluido. Todos estamos invitados a mantener el diálogo como la fórmula más eficaz de la relación de ayuda. […] Es, pues, un proceso de acompañamiento en el aprendizaje vital”.

Por lo tanto, la prioridad en el presente ciclo escolar será verificar el logro del objetivo general de la licenciatura: “Formar un profesional de la educación capaz de desempeñarse en diversos campos del ámbito educativo, a través de la adquisición de las competencias generales (el perfil de egreso), específicas (las adquiridas a través de las líneas profesionalizantes), que le permitan transformar la realidad educativa por medio de procesos de intervención” (UPN, 2002a: 29).

En este ciclo escolar se cuenta con una población mixta de 148 alumnos, 128 mujeres y 20 hombres, cuyas edades fluctúan entre 18 y 38 años. La planta docente es de 20 elementos, de los cuales 11 participan en la tarea tutorial; los basificados son 13 y de ellos solo 2 no participan en ese programa.

La finalidad primordial de tutorías es proporcionar al estudiantado un acompañamiento personal y académico, elemento sine qua non en el cumplimiento curricular de UPN. Esta tarea va dirigida a todo el alumnado, independientemente de la línea que haya elegido para su futuro. Al hablar de línea es necesario especificar que en la unidad 145 Zapopan, al finalizar el segundo semestre, los discentes seleccionan si se perfilan hacia el campo de Orientación Educativa o de Educación Inicial. Los objetivos son similares porque van dirigidos al campo educativo, sin embargo la oferta curricular ofrece dos vertientes básicamente. Orientación está enfocada a la creación de ambientes de aprendizaje que corresponden a la orientación psicopedagógica en diversos ámbitos para intervenir en las problemáticas identificadas en el desarrollo personal, laboral y profesional de los individuos (UPN, 2002b).

La línea de Educación Inicial centra su atención en la asesoría a instituciones y agentes educativos con respecto a las creencias y prácticas de crianza así como en las técnicas de atención básica y métodos de valoración con el fin de resolver problemáticas pedagógicas de promoción al desarrollo infantil en ambientes de aprendizaje formal y no formal. En esta línea no se contempla competencia general, sino cuatro competencias específicas (UPN, SFE).

El esquema de componentes del Programa Institucional de Tutorías (PIT) sugiere implementar elementos que marquen una línea a seguir con el fin de establecer la congruencia en la elaboración de instrumentos que orientarán a la acción tutorial y obtener respuestas valoradas de manera más positiva que negativa. Éstas son:

Marco referencial de la tutoría, diagnóstico de necesidades, marco conceptual, planeación, metodología, integración de recursos, instrumentos, organización, estrategias de implementación, programación de actividades, cronograma, control o evaluación, registro y seguimiento, evaluación de actividades y dificultades, evaluación para efectos de promoción o desempeño del profesorado, impacto y mecanismos de retroalimentación (Alonso, 2010: 134).

Es pertinente señalar que el proceso de evaluación diagnóstica arrojará una “alerta permanente” para así mantener a la tutoría en la modalidad de capitalizar experiencias, ya sean individuales o grupales, que en el caso de UPN 145 consisten en tutorías individuales. Para que estos resultados permitan a los docentes mejorar el desempeño escolar se contemplan dos marcos básicamente: el epistemológico y el teleológico. El punto epistemológico se da por sentado para una intervención y revisión de la práctica propia frente a las tutorías que, a la vez, implica la autorreflexión del discente. La segunda es más compleja, de mayor responsabilidad, ya que por ética se tiene un compromiso docente que consiste en guiar el aprendizaje para la vida; la responsabilidad aumenta la dimensión de entender los conocimientos a lo largo del ejercicio profesional

Los datos de las tutorías de la Unidad 145 de UPN arrojan resultados poco alentadores en cuanto al cumplimiento óptimo de los propósitos señalados de acuerdo al PIT. En los periodos escolares 2013-2014 y 2014-2015, como antecedente, se detectó que las deserciones han tenido un porcentaje bajo, pero existe. Las entrevistas de alumnos desertores arrojan que las causas principales por las que abandonan la licenciatura son motivos personales o económicos. La deserción también representa un porcentaje bajo, en realidad lo más frecuente es que el alumno, para evitar la deserción, solicite permisos escolares que consisten en “faltar un año” y retomar la licenciatura al año siguiente, incorporándose al semestre en que se coartó su carrera. Administrativamente, estos casos se consideran aún como permanencias.

La Guía Integral para el Tutor de Educación Superior (GITES) describe los aspectos que el tutor debe atender para asegurar la información necesaria para detectar y prevenir las necesidades de sus tutorados (Castañeda y Ortega, 2002: 42). Contemplan aspectos como salud física, hábitos alimenticios, consumo de sustancias tóxicas, problemas emocionales, familiares, económicos, académicos, manejo de la sexualidad y la pareja.

Las tutorías también forman parte del proceso de acompañamiento en la titulación, si así lo desea el estudiante; este paso puede alcanzarse en la elaboración de la tesis.

Ante el panorama previamente descrito y el diagnóstico obtenido en un primer acercamiento para detectar fortalezas y debilidades, surgen varias preguntas en torno a las consideraciones tutoriales; sin embargo, se genera un cuestionamiento como eje conductor del presente escrito: ¿Qué repercusión tienen las tutorías en los docentes y discentes mediante el plan de acción de la educación superior?

El caso de UPN Zapopan

Por lo anterior, el presente artículo subraya la necesidad de tener objetivos claros y viables para responder a la pregunta de previa.

Objetivo general: Contribuir a la formación integral de los discentes a través del acompañamiento que se vincula al programa educativo de la UPN.

Objetivos particulares: 1) Favorecer la trayectoria académica del discente a través de la intervención de tutoría individual. 2) Potenciar esquemas de asesorías académicas definidas para alumnos de bajo rendimiento o en riesgo de deserción o reprobación, con tutor individual.

Nuestros comentarios se encaminan a subrayar la importancia de favorecer actividades que permitan crear conocimiento reflexivo en docentes y discentes, a enfatizar el lugar que éstas ocupan en las instituciones universitarias, en particular en la UPN Zapopan.

Se han aplicado diferentes entrevistas a estudiantes y con los resultados se pretende edificar un nuevo esquema teórico que dé respuesta —tan cerca como sea posible a la realidad— de las percepciones, normas y acciones de la unidad social formada por los universitarios y sus asesores de la licenciatura.

Al comprender que el contenido del presente artículo se encamina abiertamente a una investigación etnográfica, también se quiere conseguir, con el método, la descripción o reconstrucción analítica con la finalidad de interpretar el lenguaje usado en esa agrupación y sus formas de expresarse en su formación académica. Se aspira a explorar la naturaleza de la interrelación mediante los signos convencionales de darse a entender como un fenómeno de la comunicación. El universitario usa la facultad de hablar para vincular su experiencia con la alteridad y así construir la lengua (Mendoza, 2015).

Como consecuencia de la actividad pedagógica lo que se vive en el aula no corresponde a los intereses de los alumnos, ahí se disimula la sumisión y el poder que se experimenta en la sociedad. Además, la violencia simbólica se manifiesta e impide a los demás crecer. El sometimiento se muestra en un rol de autoridad, los que orientan la educación son vistos por los estudiantes como una figura paterna (Bourdieu y Passeron, 2001); las situaciones futuras relacionadas con la acción profesional originan ansiedad (Fossati y Busani, 2004); los signos convencionales de darse a entender son un medio para que tanto catedráticos como universitarios den a conocer cómo perciben las relaciones (Freire, 2006).

Se han hecho registros de campo que a la vez se contrastan con el marco de referencia para comprender con gran amplitud el objeto de estudio. Los universitarios que se han entrevistado están en el programa académico de tutoría.

La elección de las unidades de análisis se da en el momento de hacer la interpretación de la información. Se elige de acuerdo a la experiencia y la designación se da conforme al suceso natural percibido a partir de los registros adecuados.

Algunos de los matices

Se recogió información con alumnos, opiniones, sentimientos e, incluso, externaron comportamientos en comparación consigo mismos; se observó si mostraban un estilo de hablar que demostrara que se encuentran ensimismados o desvinculados de lo que les acontece o si se valoran como seres humanos. Es decir, se pretendió que los universitarios se juzgaran como productores de sí mismos, que reflexionaran críticamente sobre la forma en que actúan, que se den cuenta de que es posible vivir en el aula con los maestros y los compañeros una experiencia que los transforme.

Durante las entrevistas se tomaron notas acerca de lo que expresaban el entrevistado y la investigadora. Se subrayó la importancia de lo escrito y su relación con el objeto de estudio de lo que había compartido el entrevistado. De la misma manera, en el diario de campo se incluyeron comentarios, anécdotas, descripciones de situaciones y ambientes con tal de ilustrar el contexto donde se llevó a cabo la entrevista.

Al sistematizar la experiencia de investigación se puso principal interés tanto en la participación activa de los estudiantes durante la entrevista como de sus docentes durante el ejercicio de reconocimiento. Los registros de información elaborados fueron el guión de entrevista, los diarios de campo y las listas de control.

La sistematización se organizó en dos momentos: el primero consistió en la relectura del trabajo realizado mediante las observaciones y las entrevistas; el segmento temporal correspondió a los antecedentes etnográficos, a los apuntes y las anotaciones hechas durante las entrevistas. El segundo momento recuperó el esfuerzo de análisis e interpretación. La investigadora dio cuenta de que primero se hizo una descripción física y social de los hechos y enseguida se hizo el análisis de los significados dados a esos hechos y a los que corresponde determinado sentido.

Se diseñó un trabajo de tres columnas: 1) la interpretación que corresponde a los estudiantes, 2) la de los docentes, y 3) su conexión con el lenguaje y la disciplinarización. En cada columna se pretendió dar respuesta a la pregunta: ¿Por qué sucede esto? Las interpretaciones se integraron con la revisión teórica que orientó la investigación y con sus objetivos: definir las características del lenguaje en la formación de los universitarios; distinguir el proceso de involucramiento de los agentes educativos en el proceso de formación a través de las señales para darse a entender y mostrar la presencia de la misma en una institución de nivel superior manifestada en el uso de los signos de comunicación que emplean los agentes educativos.

A modo de conclusión

Para realizar una investigación formal se dispone de datos que arrojan indicadores tales como que el nivel de comunicación de los docentes es ambigua y arbitraria, aunque expresan tener conciencia de que se les ha confiado el rol de enseñar; que los estudiantes dirigen su comportamiento mediante la energía interna que deriva en un derroche de fuerza excesiva (Foucault, 1988); reconocen cuándo está presente una amenaza, propiciando cierto desequilibrio en las relaciones; en otras palabras, la incorporación del yo se produce mediante la inclinación anímica del universitario: “Una práctica universal, ejercida en su expresión más sencilla, por el hombre que mediante la palabra guía a otro; que establece con su interlocutor una relación ética o pedagógica y un vínculo afectivo que permita ayudarlo” (Tejeda y Arias, 2003).

Estos datos permiten detectar fuentes epistemológicas, así como analizar las consecuencias de las prácticas (de tutores y tutorados), que son la mejor manera de aprender a observar, reflexionar y consecuentemente optimizar el ejercicio docente.

Con la intervención realizada hasta el momento (segundo semestre del ciclo 2014-2015) sobre los cambios observados y brevemente reseñados, se aclara un poco el significado y la efectividad de la tutoría, lo cual esperamos incida favorablemente en la labor de tutorías.

Bibliografía

Alonso, J. (2010). Manual de orientación educativa y tutorial. México: De La Salle.

ANUIES (2000). Programas institucionales de tutorías, una propuesta de la ANUIES para su organización y funcionamiento en las instituciones de educación superior. México: ANUIES.

Araniz, P., Isus, S. (1995). La tutoría, organización y tareas. Barcelona: Graó.

Bourdieu, P., Passeron, J. C. (2001). Fundamentos de una teoría de la violencia simbólica. España: Editorial Popular.

Castañeda, S., Ortega, I. (2002). Guía integral para el tutor de educación superior. México: UNAM.

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Cook, T. D., Reichardt (1982). Métodos cualitativos y cuantitativos en investigación evaluativa. (Quinta edición). Madrid: Morata.

Fossati, M. C., Busani, M. (2004). “Cuerpo, aprendizaje y poder en la escuela”. En Revista Pilquen. Universidad Nacional del Comahue. Sección Psicopedagógica. Año VI. Núm. 1.

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García, J. M. (1977). Recursos metodológicos en la evaluación de programas.

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Mendoza, M. R. (2015). El lenguaje como vehículo de disciplinarización. Tesis inédita. Chihuahua: IPEC.

UPN (2002a). Programa de reconocimiento de la oferta educativa de las unidades. México: UPN.

UPN (2002b). Licenciatura en intervención educativa. Línea específica: orientación educativa. México: UPN.

UPN (SFE). Licenciatura en intervención educativa. Línea específica: educación inicial. México: UPN.



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