Una oración americana por el Rey Lagarto

Jim Morrison, poeta

   Julio Alberto Valtierra juliovaltierra@hotmail.com

Segunda parte, de cuatro

En el número anterior comentaba que un acercamiento a Morrison como artista implica hacer un deslinde de sus tres grandes facetas: la del letrista-cantante de rock, la del cineasta y la del poeta, aunque las tres constantemente se retroalimentan y se reflejan unas a otras como en un juego de espejos.

A pesar de que Jim Morrison se convirtió en un polémico rock-star, James Douglas Morrison se describía a sí mismo como un hombre de palabras. Más que célebre y adulado cantante de rock, pretendía ser ante todo poeta y escritor de cine. Pero mientras su puesto como estrella del rock se consolidaba, su valor como poeta “auténtico” era negado.

James Douglas Morrison deseaba ser aceptado como un artista serio y, además de haberse dedicado a algunos proyectos relacionados con el cine, publicó tres libros: The lords: notes on visión (Los señores: notas sobre la visión) en 1969; The new creatures (Las nuevas criaturas), en 1969; y An american prayer (Una oración americana), en 1970.

Póstumamente aparecieron dos libros con poesía de Morrison, la mayor parte de ella inédita: Wilderness: The lost writings of Jim Morrison (Soledad: los escritos perdidos de Jim Morrison), en 1988; y The american night: the writings of Jim Morrison (La noche americana: los escritos de Jim Morrison), en 1990.

Morrison

Para Jim la poesía era una actividad casi sagrada, un oficio que había que practicar y perfeccionar. Morrison trabajaba mucho en sus poemas; los cortaba, les agregaba, los fundía unos con otros. Los borradores eran corregidos, revisados y copiados a mano de una libreta a otra. El proceso para un solo poema en ocasiones podía extenderse durante varios meses e incluso años y media docena de libretas.

El hilo constante de la vida de Jim fue escribir. Para el verano de 1971 había escrito más de mil 600 páginas de poemas, anécdotas, epigramas, letras de canciones, ensayos, cuentos, bosquejos para obras de teatro y guiones cinematográficos; sin embargo, ninguna página fue fechada, numerada o identificada cronológicamente, lo cual dificulta su clasificación; de cualquier forma, al comenzar a leer los textos de Morrison de una manera más atenta, descubrimos la evolución de sus poemas y cómo éstos se van agrupando entre sí en torno a ciertos temas recurrentes, como la libertad, el sexo, los autos, la ciudad, el cine y, por supuesto, la muerte.

Pero, ¿cómo y cuándo nació la pasión de Jim Morrison por la poesía y su fascinación por la muerte?

La poesía de James Douglas Morrison: génesis de la obra

Morrison

La vida de Jim Morrison cambió a la edad de cuatro años, una mañana cuando, a primeras horas, viajaba en auto en compañía de su familia por una polvorienta e interminable carretera de Santa Fe, cerca de Albuquerque, Nuevo México, y fue testigo de un accidente en el que un camión que transportaba jornaleros indios había chocado de frente contra un automóvil. A lo largo de varios metros del asfalto se entreveraban cuerpos sin vida y hombres malheridos, indios agonizando. “¡Quiero ayudar, quiero ayudar! ¡Se están muriendo!”, clamaba el pequeño Jim. Sus padres, Clara y Steve, trataban de consolarlo: “Todo está bien, fue un sueño, solo fue un sueño, Jimmy” (Valdés, 2007: 13). Pero no fue un sueño: a orillas del camino Jim vio morir a algunos indios navajos. Años más tarde, evocaría este suceso en su poema “Dawn’s Highway” (Carretera del amanecer):

Indios dispersos sobre la sangrienta carretera del amanecer
Fantasmas estrujan la frágil mente de cascarón de huevo del niño
Mí y yo ah mamá y papá y una abuela y un abuelo
iban manejando a través del desierto, al amanecer,
y un camión cargado de trabajadores indios fue golpeado por
otro carro, en verdad, no sé qué ocurrió pero había indios
todos regados sobre la carretera, sangrando de muerte.
Así el carro arrancó y paró. Esa fue la primera vez que
probé el miedo. Yo debía haber tenido cuatro cuando un
niño es como una flor, su cabeza flotando en el
vientecillo, hombre.
Ahora pienso en la reacción que tuve, mirando atrás
es que las almas de los fantasmas de esos indios Muertos…
Quizás uno o dos de ellos… solo estaban corriendo
monstruosamente alrededor, y saltaron justo dentro de mi alma.
Desde entonces están allí.
Indios dispersos sobre la sangrienta carretera del amanecer
Fantasmas estrujan la frágil mente de cascarón de huevo del niño.
¿Indio, indio por qué moriste?
El indio dice, no del todo.1

Posteriormente, en la canción “Peace frog”, que es una prolongación del poema “Abortion histories”, Jim hace referencia al accidente que presenció de niño y que tanto le había marcado.

Indios dispersos en la autopista sangrante del amanecer
fantasmas llenan la frágil mente cáscara de huevo del joven chico.2

De igual forma, Jim retomaría un fragmento del texto “Dawn’s Highway” en el poema “Bird of prey” (Ave de rapiña), el cual se incluyó como bonus track en la edición de An american prayer (Una oración americana) en formato de disco compacto, que apareció en 1996:

Indios dispersos en la carretera
sangrante del amanecer.
Espíritus atestan la frágil mente como cáscara de
        huevo del niño pequeño (Morrison, 1991b: 228).

La crudeza de aquella imagen, que Morrison contempló expectante, despojado de la característica curiosidad e inocencia infantil, constituiría su primera aproximación a la muerte, como reconocería Jim años más tarde: “Fue la primera vez que sentí miedo. Creo que en aquel momento los espíritus de aquellos indios muertos vagaban asustados y decidieron aterrizar en mi alma” (Morrison, 1991a).

Este acontecimiento marcaría profundamente a Jim para el resto de su vida, y quizá en ese momento nació su fascinación por la muerte, tema que se volvería recurrente tanto en las letras de sus canciones como en su poesía.

La muerte es un buen disfraz
para usar en la noche (Morrison, 1991b).
        * * *
La muerte nos hace ángeles
y nos pone alas
donde teníamos hombros
suaves como garras
de cuervo (Morrison, 1992: 28).
        * * *
Toqué su muslo
y la muerte me sonrió (ib., 23).
        * * *
Las polillas y los ateos son doblemente divinos
        y están muriéndose
Vivimos, morimos
y la muerte no es el final
sino un viaje más adentro de la
        Pesadilla (Morrison, 1992).
        * * *
Como nuestros antepasados
los indios
compartimos el temor al sexo
excesivo lamento por los muertos
y un permanente interés por los sueños y las visiones (Morrison, 1991b: 117).
        * * *
Cuando desperté esta mañana
me tomé una cerveza.
El futuro es incierto
y el final siempre está cerca.3
        * * *
La ventana comenzó a temblar
con esos sónicos estampidos.
Una chica fría te matará
en una habitación oscurecida.4
        * * *
Conduciendo por la autopista
por vagabundas callejuelas de medianoche.
Policías en los coches, bares con toples,
jamás vi una mujer tan sola,
tan sola, tan sola.
Motel, dinero, asesinato, locura,
cambiemos el ánimo de alegre a triste.5

Probablemente este accidente también fue la causa para que Jim asumiera el papel de chamán en el escenario durante los conciertos de The Doors, pues en su poema “Dawn’s Highway” afirmaba que los fantasmas de algunos de aquellos indios muertos habitaban dentro de él:

Ahora pienso en la reacción que tuve, mirando atrás
es que las almas de los fantasmas de esos indios Muertos…
Quizás uno o dos de ellos… solo estaban corriendo
monstruosamente alrededor, y saltaron justo dentro de mi alma.
Desde entonces están allí.6

Como mencioné en la primera parte de este ensayo, Jim creía que un concierto de rock era una especie de ritual en el que él debía asumir el papel de líder y conducir el espectáculo hasta confines que nadie podía predecir. En la etapa final de su conversión como guía de multitudes, Morrison se apoyó en la figura de los chamanes, o brujos de las tribus norteamericanas, quienes mediante el uso de ciertas sustancias alucinógenas, especialmente el peyote, entraban en un estado de trance con el fin de pasar a ser los intercomunicadores entre el mundo real y el de los espíritus. En su primer libro publicado, The lords: notes on vision (Los señores: notas sobre la visión), Jim escribió:

Morrison

“El chamán dirigía la sesión. Un pánico sensual, intencionalmente evocado por las drogas, cánticos, bailes, lanza al chamán hasta el trance. La voz cambiada, movimiento convulsivo. Actúa como un loco. Estos profesionales histéricos, escogidos precisamente por su inclinación psicopática, fueron apreciados en otro tiempo. Mediaban entre el hombre y el mundo del espíritu. Sus viajes mentales establecían el punto crucial de la vida religiosa de la tribu” (Morrison, 2015: 32).

Es sabido que en 1969 Jim Morrison ya aborrecía con toda su alma la frívola etiqueta de rock-star-sex-symbol que los medios de comunicación le habían colgado, y que para poder apartarse de esta imagen comenzó a descuidar su aspecto y a ganar peso, dejando atrás su papel de “El Rey Lagarto”; sin embargo, nunca renunció a su rol de “chamán”.

La excursión guiada
“Yo soy un guía del laberinto” (Morrison, 1992: 254).
        * * *
Un líder natural, un poeta,
        un chamán, c/el
alma de un payaso.
Qué estoy haciendo
     en la arena de
        Toros
Cada figura pública
        candidato a Líder
Espectadores ante la Tumba
—observadores de motines
Miedo de Ojos
Asesinato
Estar borracho es un buen disfraz.
Bebo para
Poder hablar a los imbéciles.
Esto me incluye a mí (Morrison, 1991b: 345).
        * * *
…un círculo
Rito mágico
Invocar a la divinidad
Espíritus, demonios
El chamán llama:
“Cuando radio noche oscura…”
Nos estamos comiendo uno a otro (ib., 121).

“The Lizard King” fue el personaje o alter ego que Morrison creó y del que se valdría para difundir sus pensamientos en escena y que le serviría como justificación para renunciar a su primitiva inmovilidad durante sus primeros conciertos. Sin embargo, el personaje de “chamán” iría más allá de la elemental representación escénica, siendo utilizado por el cantante como método para exorcizar sus temores y sus frustraciones. Como “chamán”, Jim bailaba, se contorsionaba, se lanzaba sobre los espectadores de las primeras filas y se sumergía en un estado de trance instintivo durante el espectáculo, como “poseído por los fantasmas de los indios muertos”.

Y de hecho, en el poema “Celebration of the Lizard” (La celebración del lagarto) se mezclan las voces de ambos personajes (“El Rey Lagarto” y el “chamán”) para conducir la “celebración” de la ceremonia:

¿Están todos dentro?
La ceremonia está por comenzar.
¡Despierta!
Ahora deberías intentar este jueguito
Solo cierra tus ojos, olvida tu nombre
olvida el mundo, olvida a la gente
y erigiremos un campanario diferente…
Excavando de regreso al cerebro
Pasando más allá del dominio del dolor
De regreso a donde jamás llueve…
No tocar la tierra
No ver el sol
No queda nada por hacer,
Sino correr, correr, correr
Corramos…
Sol Sol Sol
Arde Arde Arde
Pronto Pronto Pronto…
Deja que suenen las campanas del carnaval
Deja que cante la serpiente
Deja todo…
Y puedo decirte los nombres del Reino
Puedo decirte las cosas que sabes
Tratando de oír un puñado de silencio
Ascendiendo por los valles hacia la sombra (Morrison, 1992: 80-85).

Morrison

El poema “Celebration of the Lizard” (La celebración del Lagarto), cuya letra se incluyó impresa en la cubierta interior del tercer álbum de The Doors, Waiting for the sun, en 1968, es uno de los trabajos más logrados de Morrison como poeta. Ray Manzarek, John Densmore y Robby Krieger añadieron música al poema y The Doors lo interpretaron varias veces en vivo. Parte de la letra del poema se utilizó en la canción “Not to touch the earth”, del disco Waiting for the sun, pero la versión completa de “Celebration oh the Lizard” apareció en el disco Absolutamente en vivo, en 1970.

”La celebración del Lagarto” es un trabajo sólido, maduro, de Jim como poeta, pero ¿cuándo comenzó Morrison a escribir?, ¿cuáles fueron sus primeros textos?

La poesía de Jim Morrison: primeros textos

A lo largo de la escuela secundaria, y probablemente desde antes, Jim Morrison estuvo llenando cuadernos con frases que había oído, con notas y pensamientos que había leído. Con el tiempo, estos cuadernos también comenzaron a incluir aforismos, fragmentos de poemas, poemas en diversas etapas de desarrollo y algunos de ellos en sus versiones finales, de la autoría de Morrison. Es bien sabido que Jim era un lector ávido, que estudiaba diversos géneros y numerosos autores, aparte de los textos escolares.

Sus gustos eran extremadamente eclécticos, ya que iban desde los “grandes libros” a los westerns, leía poesía surrealista, simbolista, romántica y de la generación Beat, así como filosofía, historia del arte, sociología, psicología, crítica cinematográfica, mitología y metafísica, todo lo cual sería posteriormente utilizado en una gran cantidad de metáforas de su propio trabajo como compositor y poeta. Le encantaba aprender quizás más que cualquier otra cosa, y se ha dicho que a Jim no solo le gustaba aprender de sus autores favoritos, sino que más bien le gustaba fusionarse con ellos.

Jim creció desarrollando un ávido interés por la lectura, especialmente por las obras de escritores y pensadores como William Blake, Jack Kerouac, Jean Paul Sartre, Aldous Huxley, Allen Ginsberg, Honoré de Balsac y James Joyce. Se convirtió en un ferviente admirador, y conocedor, de la obra del filósofo alemán Federico Nietzsche y, especialmente, del poeta francés Jean Nicholas Arthur Rimbaud, del que admiraba tanto su obra como su vida. Rimbaud había escrito toda su obra poética entre los dieciséis y los diecinueve años, faceta que abandonó por completo para dedicarse al tráfico de marfil y a la fabricación de municiones en Abisinia (hoy Etiopía), en África. Este era un estilo de vida libre y aventurero que atraía con facilidad la imaginación de los adolescentes, y a Jim lo atrapó.7

Morrison quedó tan impresionado con el estilo de vida de Rimbaud que varias veces declaró que algún día él también desaparecería en África, con el nombre de Mr. Mojo Risin (anagrama8 de Jim Morrison), y este seudónimo se convirtió en otra faceta de su alter ego, junto con su personaje de “El Rey Lagarto”.

Mr. Mojo Risin’,
Mr. Mojo Risin’
Mr. Mojo Risin’,
Mr. Mojo Risin’
Got to keep on risin’…9

Como un homenaje a Rimbaud, Morrison escribió la canción “Wild child” (Niño salvaje), en la cual al final hace una referencia a la desaparición del poeta francés en África:

(¿Recuerdas cuando estábamos en África?)10

Algunos piensan que esta referencia habla de la visita que Morrison y Pamela, su “pareja cósmica”, hicieron a Marruecos y algunas otras ciudades de África, pero hay que tomar en cuenta que la canción aparece en el disco The soft parade (El dulce paseo), publicado en 1969; Jim y Pamela visitaron África cuando ya estaban radicando en París, a principios de 1971.

Pero regresando a los orígenes de Jim como poeta, se sabe que Morrison escribía poesía mucho antes de que ni siquiera se imaginara que llegaría a ser un cantante de rock. Cuando Jerry Hopkins, durante una entrevista para la revista Rolling Stone, le preguntó que quién le había iniciado en la poesía, Jim le respondió:

Morrison

“Supongo que aquel, sea quien sea, que me haya enseñado a hablar, a expresarme. De veras. Supongo que fue cuando por fin aprendí a hablar. Antes del advenimiento del lenguaje, era una comunicación táctil, no verbal” (Morrison, 1991a: 36).

Naturalmente, la escritura poética propiamente dicha surgió más tarde, pero desde muy joven Morrison se sintió inclinado a escribir poesía:

“Cuando estaba aproximadamente en quinto o sexto grado, creo, escribí un poema titulado ‘The pony express’ (El poni exprés). Ese es el primero que recuerdo. Era uno de esos poemas que parecen baladas. Sin embargo, nunca conseguí lo que quería. Yo quería escribir desde siempre, pero siempre pensé que eso no tenía ningún valor, a menos que consiguiera que la mano sencillamente tomara la pluma y comenzara a moverse, sin yo hacer nada, como la escritura automática, pero eso nunca sucedió. Naturalmente, a pesar de eso escribí algunos poemas.

“Escribí ‘Horse latitudes’ (Latitudes equinas) cuando estaba en la preparatoria. Durante mi estancia en la preparatoria y en la universidad escribí muchos cuadernos de notas, y después, cuando dejé la escuela, los tiré todos, por alguna estúpida razón —quizá haya sido mejor así. Ahora lo que más me gustaría tener son esos tres o cuatro cuadernos perdidos. Incluso pensé en hacerme hipnotizar o en tomar pentotal para intentar recordar, pues en esos cuadernos tomé notas noche tras noche. Pero quizá si no los hubiera tirado no habría escrito nada original ya que esencialmente eran acumulaciones de cosas que había leído u oído, citas extraídas de libros. Pienso que si nunca me hubiera desembarazado de ellos, nunca hubiera sido libre” (ib., 26).

En el próximo número hablaré acerca de los tres libros que Jim Morrison publicó: The lords: notes on visión (Los señores: notas sobre la visión), The new creatures (Las nuevas criaturas) y An american prayer (Una oración americana), los temas recurrentes en ellos y la relación de éstos con sus canciones, entre otras cosas.

Este texto forma parte del libro Jim Morrison, poeta (una oración americana por el Rey Lagarto). Análisis temático de la poesía de James Douglas Morrison, que próximamente será publicado por Editorial Olvido.

Notas

1 Poema grabado en el cumpleaños 27 de Morrison en Village Records de Los Ángeles, y que aparece en el disco An american prayer, publicado en 1978.

2 Canción “Peace frog”, del disco Morrison Hotel, Elektra Records, 1970.

3 Canción “El blues de la carretera”, del disco Morrison Hotel, Elektra Records, 1970.

4 Canción “Los carros silban por mi ventana”, del disco L. A. woman, Elektra Records, 1971.

5 “El señor Mojo se rebela, / el señor Mojo se levanta, / el señor Mojo se rebela, /el señor Mojo se levanta, / sigue rebelándose”. Canción “Mujer de Los Ángeles”, del disco L. A. woman, Elektra Records, 1971.

6 Poema grabado en el cumpleaños 27 de Morrison en Village Records de Los Ángeles, y que aparece en el disco An american prayer, publicado en 1978.

7 Arthur Rimbaud (Jean Nicolás Arthur Rimbaud, Charleville, 20 de octubre de 1854-Marsella, 10 de noviembre de 1891) fue uno de los más grandes poetas franceses, adscrito unas veces al movimiento simbolista, junto con Mallarmé, y otras al decadentista, junto con Verlaine, a quienes junto a Charles Baudelaire se les conoce como Los poetas malditos. A muy corta edad inició su creatividad literaria, ámbito en el que a los ocho años de edad compuso sus primeros trabajos conocidos en prosa y a los diez dio muestras de una gran precocidad intelectual y empezó a escribir versos, abandonando la literatura a la prematura edad de diecinueve. Para Rimbaud, “el poeta debe hacerse vidente a través de un largo, inmenso y razonado desarreglo de los sentidos”. Se trata de “registrar lo inefable” y para ello “es precisa una alquimia verbal que, nacida de una alucinación de los sentidos, se exprese como alucinación de las palabras”; al mismo tiempo, “esas invenciones verbales tendrán el poder de cambiar la vida”. Rimbaud escribió el libro autobiográfico Una estancia en el infierno, donde relataba su historia y daba cuenta de su rebeldía adolescente. Luego, gracias a su madre, publicó Alquimia del verbo, pero la obra no fue distribuida. En 1874 escribió su última obra, Las iluminaciones, cerca de cincuenta poemas en prosa que proyectan sucesivos universos y proponen una nueva definición del hombre y del amor. Antes de cumplir veinte años, abandonó la literatura. La segunda parte de su vida fue una especie de caos aventurero. Empezó como preceptor en Stuttgart, se alistó (y desertó luego) en el ejército colonial holandés y viajó en dos ocasiones a Chipre (1879 y 1880). Después de distintas escalas en el mar Rojo, se instaló en Adén y más tarde en Harar (Etiopía). Se dedicó al comercio de marfil, café, oro o cualquier producto que consiguiera por el trueque de alguna mercancía europea; también envió informes a la Sociedad Francesa de Geografía. En 1885 volvió a Adén y vendió armas. Atravesó el desierto de Danakil y se tomó un tiempo de descanso en Egipto. Por último regresó a Harar, donde prosperaban sus negocios. En 1891, aquejado de fuertes dolores en la pierna derecha, volvió a Francia, donde le fue amputada y murió poco después en un hospital de Marsella. Su influencia en la literatura moderna, la música y el arte es amplia. Rimbaud influyó en poetas franceses posteriores, pero también en los surrealistas André Bretón, Henry Miller, Anaïs Nin, William S. Burroughs, Pier Paolo Pasolini, Jim Jarmusch, Alejandro de Michele, Hugo Pratt, Klaus Kinski; en los músicos Patti Smith, Jim Morrison, Luis Alberto Spinetta, Bob Dylan, e incluso en los poetas beats.

8 El concepto de anagrama se utiliza para denominar a aquella palabra que es el resultado de la reorganización de las letras que componen otra palabra del mismo idioma o lengua; es decir, reacomodando las letras de una palabra se forma una palabra diferente. Así, por ejemplo, Mora es el anagrama de amor o de Roma; tarta de trata; o Mr. Mojo Risin de Jim Morrison, entre tantísimos otros que podemos encontrar en nuestra habla.

9 Canción “L. A. woman”, del disco de The Doors que lleva el mismo nombre, Elektra, abril de 1971.

10 Canción “Wild child”, del disco The soft parade, Elektra Records, 1969.

Bibliografía

Morrison, Jim (1992). The american night: the writings of Jim Morrison (La noche americana: los escritos de Jim Morrison), México: Lasser Press Mexicana.

—— (1991a). Conversaciones. En Cuadernos de Revólver. Número 3, julio.

—— (2015). The lords: notes on vision (Los amos: apuntes sobre las visiones). La Habana: Editorial Arte.

—— (1991b). Wilderness: the lost writings of Jim Morrison (Soledad: los escritos perdidos de Jim Morrison). México: Lasser Press Mexicana.

Valdés Cruz, Merced Belén (2007). The Doors: los días extraños (sexta edición). México: Merced Belén Editor.



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