Hay alguien junto
a los objetos de la orilla.
Apoyo el rostro en las alas
de un pájaro abierto.
Estoy aquí
a la espera de sacudir
el horror, el abrazo.
A Josué y Marcela
Toco la ventana por dentro,
el sitio de la fuente que abre
los paladares del mar.
Escupo las manos.
Amo la escena de un puente
con huecos.
Me veo en la canción
de un muerto con amigos.
Dicen que corra, que abra
la ventana y grite de la sal,
que busque un rincón en el aquí
conmovido por las sílabas.
Encuentro algunas de las cosas
enterradas
el gesto de avanzar
hacia lo blanco.
Oculto el arma, la saliva.
Hoy miro por dentro de la ventana,
cruzo la sala, la asepsia, el beso.
Las manos arden sobre la mesa.
Delatar la mano en tus labios,
la asfixia de escuchar
los sonidos del humo.
La pesadilla de dos
reúne la saliva en un pozo
de ciruelas.
Delatar el árbol,
sus ramas, los quiebres,
la espera, el fuego
de la boca, del brazo.
Delatar la espina,
los vértices.
Delatar el soplo,
la tristeza de las hojas
que tiemblan a la distancia.