Logo

Filosofía paliativa para el buen vivir

Juan Manuel Ortega Partida *

* Profesor de tiempo completo titular C,
Escuela Preparatoria No. 7, Universidad de Guadalajara.


La sociedad paliativa coincide con la sociedad del rendimiento. El dolor
se interpreta como síntoma de debilidad. Es algo que hay que ocultar o
eliminar optimizándolo. Es incompatible con el rendimiento. La pasividad
del sufrimiento no tiene cabida en la sociedad activa dominada por las
capacidades. Hoy se priva al dolor de toda posibilidad de expresión.
Está condenado a enmudecer. La sociedad paliativa no permite dar vida al
dolor ni expresarlo lingüísticamente convirtiéndolo en una pasión.
B.-C. Han

Resumen

Lo que da impulso al movimiento de nuestros deseos y a las actividades prácticas de los sujetos en el marco de este primer tercio del siglo XXI es la voluntad, por lo tanto, si controlamos la voluntad de los seres humanos, entonces el camino de la humanización se encuentra asegurada.

La sociedad red implica un humanismo digital o tecno-humanismo. La web se impone como racionalización del deseo, mismo que con aplicaciones, consultas, videos, chats, foros de dudas, mensajes de texto, frases, gif, emojis, caracterizan una emoción la mayoría de las veces profunda o superficial, mismas que alimentan esa capacidad de ser y desear del ser humano.

La voluntad es la capacidad de decidir con libertad lo que se desea o no, de aceptar o rechazar, es la manifestación que articula todo el universo de certezas que dan fuerza al proyecto de vida y con ello a los deseos y certezas en este primer tercio del siglo XXI. Con el esto se busca encubrir, tapar o simplemente evitar el dolor, el sufrimiento, la desesperanza y la agonía, esta es la idea o punto medular de la filosofía de nuestro tiempo.


Palabras clave: deseo, humanización, utopía, realidad, filosofía.


Introducción

Los usos y quehaceres digitales son un producto cultura, clave fundamental para explicar la idea de buena vida o vida sin dolor e incluso, como pensaría Fernando Savater en Ética para Amador, como arma e instrumento para desear y trabajar por el buen vivir. La ética es parte fundamental de la vida cotidiana, aprender a diferencias lo bueno, como el bien y en consecuencia diferenciarlo de lo malo, es parte de lo que consideraríamos como reto fundamental de las humanidades digitales, según Dominique Vinck.

El ser social actual es explicado como producto de las interacciones construidas en forma real, pero también en forma virtual, somos lo que hacemos y producimos en colectivo, pero donde nos humanizamos, nos construimos como seres pensantes, informados y colaborativos a partir de las redes sociales. El ser humano digital es explicado a partir del sistema de datos e información como dataísmo, como sostiene Yuval Noah Harari en su Breve historia del mañana, como bioquímica del bigdata.

El ser humano digital tiene que ver con nuestro patrimonio y nuestras identidades, con las tendencias de lo evidenciado en las redes virulentas de lo más visto, sonado, consultado y compartido por individuos, como colectivos o grupos sociales uniformados, pero deshomologados en el relativismo de lo fugaz. Como consumidores sociales de bienes culturales, en el vaivén de la modernidad líquida, planteada por Bauman.

La educación de las emociones es la tendencia fundamental de la ética del placer, siguiendo a Victoria Camps, es la ruta para la búsqueda y consumación de la felicidad como virtud pública, como forma de vida, como solidaridad, responsabilidad, tolerancia y profesionalidad, como ciudadano del mundo. Por su parte, lo digital contradictoriamente sería lo íntimo, el me gusta, lo quiero, lo amo, y de su opuesto, lo rechazo, lo odio, me enferma y resulta tóxico, esa, en este caso, sería la agenda de lo social.

Lo digital no va por la conciencia íntima de las emociones, va por el control, el dataísmo, no quiere escuchar las voces interiores, quiere su control, como si fuera jugar con la bioquímica, con aumento o disminución de las emociones que regulan la conciencia y actuaciones de los sujetos, va por los controladores e interruptores o dosificadores, hacer que la vida sea más fácil y llevadera.

La felicidad a golpes de autoayuda, como diría Juan Carlos Siurana, es de control del texto para el contexto de los sujetos individuales, más Platón y menos prozac, como lo explica en su libro del mismo título Lou Marinoff, como fórmula para encontrar el equilibrio interno. Establecer la filosofía como sistema de vida para disminuir las exigencias internas frente a los retos de la vida cotidiana. Dosis de textos adecuados que aseguren una bioquímica adecuada para el bienestar de millones de personas y por lo tanto la exigencia de primero escúchate a ti mismo, en la era bigdata, no tiene sentido o pasa a un segundo plano.

El reto de la humanización, en este sentido, es la de silenciar o amplificar los ruidos del interior, por consiguiente, la filosofía se presenta como ese marco de debate sobre qué voces silenciar y cuáles amplificar. El reto de la ética es fundamentar, sin radicalismos, como lo indica en el ámbito de la argumentación moral Adela Cortina.


La filosofía paliativa

Filosofía positiva para el bienestar implica que no debes pensar o imaginar el sufrimiento. La positividad es el reto de la comunicación, de la percepción, del papel de los medios y del control de la buena educación, ser un turista en el mundo, te blinda ante el dolor y la deshumanización propias de la globalización.

Naciste para disfrutar de la vida. Vivir la vida implica el placer, ser y vivir el hedonismo, la vida con sufrimiento no merece ser vivida. La sociedad norteamericana del primer tercio del siglo XXI erige con fuerza que su estar en el mundo es la positividad, pensar el bien como bueno, el disfrute de todo cuanto existe, evitar el dolor es la tarea de la filosofía.

La sociedad actual gusta del hedonismo, educa y reproduce la idea de que las sociedades masoquistas gustas del dolor, incluso afirmaban que el dolor purifica o que resultado de experimentar el sufrimiento vendría la dicha, ahora con un like o me gusta se simplifica todo. Nada debe doler, todo es arte, un me gusta y lo disfruto no existe y cobra fuerza.

La sociedad paliativa rechaza, inhibe y margina toda posibilidad de dar vida al dolor, por lo que incluso se advierte en el ámbito cultural un toque de indolencia al otro, al desposeído, se busca explicar qué es la vida que te toca vivir y punto. Se buscan explicaciones sectarias, que son los latinos, los negros, los asiáticos y los africanos quienes encarnan la idea del mal, de la infelicidad, del tormento, de ser los desposeídos de tierra y expulsados del paraíso, la idea de lucha social, de contradicción de explotación de competitividad como forma de vida no existe.

La sociedad poscovid desnuda el sinsentido de la vida consumista, la vida deja de ser proyecto para reducirse a la expresión biológica. La utopía de la ideología de la vida eterna y la resurrección quedó rota, desbancada por los protocolos sanitarios, por la sobrevivencia. La fe degeneró en farsa, en un adiós a los fallecidos sin presencia, sin velorios y despedidas dramáticas. La ideología de la salud se coloca como urgencia, como cuídame de los otros, de los infectados, déjame salir, pero donde el estado se prepare con cuidados intensivos y respiradores, donde todos estemos vacunados y se cuenten con refuerzos semestrales.

La sociedad paliativa o sin dolor, a partir del 2020 fue cuestionada, trastocada, el proyecto de consumo y placer dejó de ser relevante, ya no importa, es desechado, si no tienes vida, si no existes, ya no se tiene sentido.


Filosofía estoica o filosofía epicúrea

Reconocer que la vida está determinada, que hay una fuerza misteriosa que lo determinan todo y marca el sentido de vivir como aceptación de un orden natural o bien, que la vida es una simple percepción que debe conducir al placer es el debate entre estoicos y epicureístas.

El cine de arte como expresión de las contradicciones de la vida es fuertemente desalentado, se dice que el cine debe provocar la risa, el humor, el disfrute, no abrir la puerta al dolor, a los sufrimientos de la vida, que en todo caso sólo ocupas reflexionar sobre lo realizado en el día en la semana para estar deprimido, por lo que se acepta estoicamente la vida y se busca reconciliarte con la vida que te ha tocado vivir.

En la obra de Catherine Wilson ¿Cómo ser un epicúreo? Una filosofía para la vida moderna se busca crear una guía de autoayuda que desde el enfoque positivista permita a las personas de la sociedad actual vivir sin miedo o, como dice en su prólogo, con “menos miedo” y arrepentimientos, es un manual que busca dar buen consejo, de tener una actitud frente a las adversidades y descubrir la fuente de placer de la vida.

El reto, sin embargo, no es cerrar y centrar la discusión en un mismo plano, entre estoicos y epicúreos, sino de hacer de la filosofía un foro de debate de los temas y problemas que le son comunes a los seres humanos. Un humanismo práctico, una brújula moral, un campo de estudio a las formas de argumentación y contraargumentación, no con el fin de encontrar la verdad, sino de explicar y reflexionar con elementos de juicio.

Un texto, una lectura es referente obligado para moldear la forma y fondo de una charla. Los textos sólo son una forma de ilustración, lo importante es exponer preocupaciones cotidianas y regresar a los libros sólo para estimular el debate de los que pensaron en otras épocas y bajo otras circunstancias los problemas que se les presentan a los jóvenes estudiantes.

Aprender filosofía es una constante que se logra mediante la lectura; aprender a filosofar se logra haciendo preguntarnos, teniendo la actitud de cuestionarlo todo, de buscar establecer la relación que tenemos sobre las cosas, la realidad o simplemente poniendo en una perspectiva crítica los saberes que tenemos o los supuestos a partir de los que pensamos.


Conclusión

La humanización del ser humano se ha presentado en la sociedad moderna poscovid como una exigencia tecnodigital, es a partir de procesos formales e informales de lo social que construimos, como individuos inmersos en una sociedad red, la idea de mundo, de pertenencia, de quiénes somos, de qué queremos, deseamos y en consecuencia a esa identidad y deseos, actuamos.

La sociedad positiva se fundamenta en el éxtasis del placer, del me gusta. Todo cuanto sucede en la vida es de confección, de diseño de modas, es para el uso y disfrute, de verlo todo sin dolor, pero con una sutil pasión de normalizar todo cuanto resulte confuso, extraño o contradictorio. La positividad es un estilo de vida que rechaza e invisibiliza la sociedad del cansancio, al que se encuentra sometido el mundo en la vida moderna de la era digital.

Apreciar la vida como digna y placentera es una forma concreta de asumir la filosofía de vida epicureísta, pero asumir que todo en la vida está condicionado por una especie de ley, es hablar de reconciliación con el sufrimiento y optar por el placer.

Aprender filosofía es exponencial a textos y teorías, sin duda es fundamental para manejar la teoría, pero enseñar a pensar desde la filosofía es actitudinal, es cuestionar, es argumentar desde donde se está pensando el tema o problema, pero es replantear lo argumentado a partir del diálogo con los otros, cuando se trata de temas morales o de sentido de vida.

En la sociedad poscovid la vida y la muerte se asocian en un intercambio simbólico. La histeria por sobrevivir hace que el final de la vida llene a la muerte de sentido. Se vive para acumular capital, entonces detener la acumulación equivale a detener la vida, a generar zombis, muertos en vida por la imposibilidad de dar sentido a la vida como acumulación de riqueza. La vida regresará cuando la inmunización sea plena, cuando el virus desaparezca y cuando la limitación biológica de vivir la vida con dignidad sea olvidada.


Bibliografía

Bauman, Z. (2017). Modernidad líquida. México: FCE.

Han, B.-C. (2021). La sociedad paliativa. Madrid: Herder.

Castells, M. (2009). La era de la información. La sociedad red (volumen 1). México: Siglo XXI.

Cortina, A., Martínez, E. (2019). Ética. México: Akal.

Harari, Y. (2018). Home Deus. Breve historia del mañana. México: Penguin Randon House.

Lipovetsky, G. (2020). La era del vacío. Madrid: Anagrama.

Marinoff, L. (2005). Más Platón y menos prozac. Madrid: Sine Qua Non.

Savater, F. (2007). Ética para Amador. Madrid: Ariel.

Siurana, J. (2018). La felicidad a golpes de autoayuda. Tu vida en manos de un best seller. Madrid: Plaza y Valdez.

Vinck, D. (2018). Humanidades digitales. La cultura frente a las nuevas tecnologías. México: Gedisa.

Wilson, C. (2021). Cómo ser un epicúreo. Una filosofía para la vida moderna. México: Ariel.


Jumb11

Nueve poemas

Rolando Revagliatti Argentina


Jumb12

Tracatraca

Marvin Calero Nicaragua


Jumb13

De un circo

Ana Romano Argentina


Jumb14

Tres poemas

Silvia Eugenia Castillero


Jumb21

Entrevista a Silvia Eugenia Castillero

Luis Rico Chávez


Jumb15

Explorar Habitaciones furvias

Cindy Hatch


Jumb16

Sobre Habitaciones furvias

Silvia Quezada Camberos


Jumb17

Poema en cinco tiempos

Rebeca Uribe