Habitaciones furtivas es una novela que se fue gestando poco a poco. Érika Mondragón es una poeta de la primera mitad del siglo XX, quien muere en circunstancias trágicas, nunca develadas del todo. En la pieza narrativa Érika se construye con la opinión de muchos: su madre, su pareja sentimental, sus dos mejores amigos, los vecinos, todos hablan y todos temen, hay rumores, opiniones contrariadas. Ni siquiera la narradora devela al cien por ciento las causas de la muerte, las insinúa, al lector le corresponde desentrañar la trama. Un lector muy atento descubrirá en los detalles el dato oculto. Es una novela polifónica.
Me decidí por una novela corta pensando en la rapidez del siglo XXI, los muchos distractores que tenemos en la era tecnológica; la novela es un espectáculo multisensorial, por eso sigue leyéndose. Arturo Rivas Sainz dice que una novela corta se llama novélula. Me gusta la palabra, por la musicalidad que entraña. En poco más de cien páginas puede contarse una historia dolorosa, con dos protagonistas que son agonistas de su existencia propia. Por su extensión, es una novélula.
Es cierto que nunca he escrito una narración feliz, acaso mi cuento “Reloj de sol”, incluido en el libro Gris de lluvia, donde aparece un niño que juega futbol en el patio de tierra de su casa, mientras se madre lava. En ese cuento también juego con los nombres de los personajes, para crear una ilusión autobiográfica. A la gente le gusta que los personajes se identifiquen con el autor, que la escritora sea una investigadora como yo, por ejemplo. Habitaciones furtivas es una novela de ficción.
Mi trabajo como profesora de escritura creativa me ha llevado a conocer diversas técnicas narrativas: el inicio con la partida del héroe (Vladimir Propp); el lenguaje telegráfico (Ernest Hemingway), los monólogos interiores que tanto se disfrutan en los personajes de Rulfo. Me atreví a incluir collage, uso de todas las personas gramaticales, un intermedio, el personaje en ausencia, la técnica del tachado, y hasta a proponer que la tabla de contenido imitara el formato de un poema. Lo hice pensando en mis estudiantes, a quienes les gusta aprender esas herramientas. El momento creativo que más disfruté fue el retrato de Érika, de mano de su amigo Samuel. La novela usa técnicas narrativas acordes con su trama. La narración es un ejercicio creativo.
Me entregaron la novela el día 23 de abril. La primera presentación de Habitaciones furtivas ocurrió al amparo de Sedeculta Yucatán, ese mismo mes, el 28 de abril. El 1 de mayo la presenté en el Festival de Letras de Zapotlán. Los presentadores me han dado hasta ahora tres regalos que valoro mucho: Aída López Sosa en Yucatán, Cindy Hatch y Bladimir Ramírez en Zapotlán. El viernes 27 de mayo la presentó Martín Rojo en las instalaciones de la Escuela de Escritores SOGEM Guadalajara, el 28 fui al Club de Lectura de Dulce Vargas. Vienen tres presentaciones más en junio. Una novela que no se difunde no existe.
