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Práctica docente y aprendizaje en tiempos de pandemia

Juan Manuel Ortega Partida

Profesor de tiempo completo de la Preparatoria 7. Universidad de Guadalajara

El asesor en línea es un experto cuyas actividades son guiar,
mediatizar y compartir los saberes que adquiere el alumno;
busca propiciar una situación interactiva entre él y sus
estudiantes, negociando los significados qué el ya internalizo
como agente educativo del rol que caracteriza su actuación en
línea. Así el asesor en línea va ajustando sus saberes a los
de sus estudiantes para construir el nuevo conocimiento.
El estudiante en línea es el protagonista de sus propios
aprendizajes… se caracteriza por internalizar, construir
reconstruir conocimientos.
S. Hernández

Resumen

En el marco de la emergencia sanitaria por el Covid-19, las instituciones educativas a nivel mundial tuvieron que replantear su modo de enseñanza. El camino fue fortalecer la virtualidad. El aprendizaje por fin se coloca como el centro de ambiente educativo, al igual que el reto al que se enfrentan los centros escolares.

En el caso de la Universidad de Guadalajara, si bien se cuenta con un Sistema de Educación Virtual (SUV) o de educación a distancia, es un modelo que, si bien ofrece beneficios para los estudiantes relativos a la cobertura u opción de educación, flexibilidad de horarios, interacción mediante plataformas educativas, oportunidad para incorporar los recursos visuales, entre otros, estos beneficios no se encuentran permeados al resto de la universidad, por lo que transitar de la presencialidad a la virtualidad es el reto permanente al que se enfrentan sus actores centrales, docentes y estudiantes. Emigrar de un esquema centrado en la enseñanza al del aprendizaje no ha resultado sencillo.

El presente documento parte de la idea de que las habilidades docentes en el ámbito de usos de tecnologías educativas o recientemente con la connotación de herramientas digitales, es un acto implícito en el ambiente cultural y por lo tanto en la labor docente. Si bien existen plataformas y herramientas que permiten que los profesores impartan clases en línea, la idea de retroalimentación de lo aprendido desde la perspectiva institucional es una tarea pendiente que no se atiende por ser directivo en tiempos de pandemia.

Palabras clave: Práctica docente, plataformas groupware, diseño instruccional, retroalimentación, enseñanza, aprendizaje, Covid-19.


Introducción

El objetivo de la educación es lograr que los estudiantes relacionen lo aprendido con la vida real, además de que los conocimientos que son adquiridos mediante las actividades educativas les permitan resolver diferentes problemas en distintos contextos; en este sentido, se habla de una educación comprometida con el desarrollo de competencias para resolver problemas.

El reto de la virtualidad como problema educativo encontró la apertura para su propia reflexión, pero sobre todo para dar cuenta de las fortalezas del sistema educativo a partir de la función de resolver el problema mismo de la prespecialidad o no del servicio educativo.

La idea de migrar las prácticas educativas presenciales a la virtualidad se presentaba como una opción de educación a distancia, como la razón misma de la escuela y de los servicios que ofrece, un indicador de cobertura, nunca se pensó que un programa educativo que no se digitaliza quedaría como analógico. La escuela como espacio de socialización y de aprovechamiento recreativo para consolidar habilidades sociales emerge como pilar fundamental de la formación integral que se desea para las nuevas generaciones de jóvenes.

En la reflexión de nuestra práctica docente, es un hecho, nos alcanzó la era del aprendizaje activo, o más bien, corrimos para subirnos en este marco de la innovación de prácticas escolares para atender no la enseñanza sino el aprendizaje activo.


Nuevos alfabetismos

En la práctica cotidiana de las escuelas, desde la óptica de la prespecialidad, lo fundamental es la enseñanza, esto es, la actividad recae en el docente, se aprende en el salón de clase, el taller, el laboratorio, la clínica a partir de lo indicado por el profesor. Este es el referente a modo de percepción social, se aprende por lo enseñando por un maestro.

En este sentido, la habilidad fundamental que se le reconoce al docente es su saber y la forma como acerca al estudiante al conocimiento y al desarrollo de hábitos de estudio, el manejo disciplinar es fundamental y la forma como presenta y estimula el aprendizaje es una habilidad de oratoria y comunicación, de uso de recursos para transmitir el conocimiento y el manejo del grupo y la personalización o atención a estudiantes es una habilidad que se gana con el tiempo, se da por hecho que cuenta con las herramientas y recursos didácticas necesarios para presentar, desarrollar, retroalimentar y evaluar el aprendizaje.

En el ámbito de la educación media superior se es docente por ser portador de estudios de licenciatura, especialidad o posgrado, en la práctica por la simple gestión de ser contratado para llevar al cabo el acto de enseñar lo que se debe aprender. Este debate sin lugar a dudas se ha presentado con insistencia en referencia a los procesos de ingreso, promoción y permanencia del personal académico de una institución educativa autónoma por ley, al respecto de la pregunta de cómo se recluta a un profesor en la universidad, qué requisitos debe cumplir y qué conocimientos y habilidades le son reconocidas a partir de documentos y pruebas que se le presentan. Es un hecho contundente que es contratado y por esa condición lo sabe todo y está dotado de las habilidades para hacer frente al reto de la sociedad del conocimiento, las modalidades y modos de enseñanza-aprendizaje que se le presenten.

En la práctica cotidiana de la docencia, desde la opción educativa presencial, el modo de enseñanza se había encontrado en los recursos tecnológicos, un aliado natural, el docente se actualizaba e innova actividades no en razón del currículum, sino en el marco de su autonomía relativa o libertad de cátedra de ser docente, en lo general el profesor elaboraba con cierta frecuencia recursos didácticos que apoyaban su enseñanza o según su criterio reforzaban el aprendizaje, mediante el uso de recursos audiovisuales, pero el centro de su actividad como docente giraba en torno al manual, la compilación, la guía de estudio, el libro de texto y el cuaderno de trabajo, en apego a un esquema de fortalecimiento de habilidades y competencias de las que hace referencia el perfil de egreso del programa educativo en cuestión.

La tecnología, en este sentido, es indispensable en el modo de enseñanza, pero frente a la conversión promovida para la virtualidad, esto representaría un proceso formativo exprés, sobre el uso de plataformas educativas, se presentan opciones para que el docente construya su curso en Classroom o en Moodle, teniendo presente el diseño instruccional establecido en el programa de su materia o unidad de aprendizaje y con esto se acerque al potencial que implica el modelo virtual.


Alfabetización digital exprés

El docente, en su incursión a la actividad académica o, según sea el caso, en su permanencia si tiene algunos años de servicio es, para efectos del presente análisis, migrante digital, que vive el embate de atender los contenidos, de revisar la metodología en la que presentará esos contenidos y de la forma de aprendizaje, pero el énfasis se centra en tecnologías para la enseñanza, más que en el aprendizaje, inclusive hay cursos de formación docente que sólo piden revisar ciertas lecturas y presentar un resumen, realizar una infografía o responder un cuestionario. Esto en los hechos es un curso virtual. Entonces todos hemos transitado, y con éxito, a la virtualidad.

Hemos pasado de leer, escribir, a retroalimentar, al desarrollo de aprendizajes por parte de los estudiantes, para dar lugar a esquemas de exposición de conocimientos, decodificación, evaluación y organización de la información a partir de búsquedas digitales personales.

El aprendizaje desde esta perspectiva es simple, sólo hay que crear indicadores que nos permitan medir el proceso de exposición, expansión, decodificación y presentación con sentido ético de lo aprendido, del área de conocimiento o habilidad formativa de que se trate.


La virtualidad y el humanismo del otro

Es un lugar común de esta sociedad fraterna explicar referentes sobre el rostro del otro, no invisibilizar, no negar al otro, ser empático, ser responsables por lo que los otros pasan, la indolencia no encuentra lugar en una sociedad que vela por el vulnerable, por el desposeído, la lucha por reducir asimetrías nos incumbe a todos.

Sin embargo, en la percepción social, los docentes empatizan con los estudiantes al entender el reto que ha implicado la virtualidad, la escuela por medio del celular, la tableta o la pantalla, induce a pensar que el alumno es un grupo social golpeado por la pandemia, pero contradictoriamente se percibe que el profesor no está dando clases, que sólo indica un listado de instrucciones que el alumno debe cumplir en un determinado tiempo.

El referente organizacional de la virtualidad sólo recae en el profesor. Que el profesor dé clases y responda dudas es el reto al que se ha enfrentado la sociedad, ahora dicen algunos que sólo el alumno está trabajando. Frente a este embate algunos docentes, en un intento por no violentar o simplemente hacer más llevadero el curso, han llegado a usar los recursos de video-chat tipo Zoom y Meet, para hacer sus clases, algunos inclusive adecuan los espacios habitacionales con un pintarrón para dar sus clases a modo presencial y luego pasar de ser expositivos a resolver dudas frente al monitor, como si fuera el aula.

El punto central es que la pandemia trastocó el sistema de cómo se realiza ese tránsito de delegar la presentación del conocimiento a la traducción de aprendizaje interesado por el estudiante; lo anterior, que se presenta como una idea exótica, sigue siendo un punto de central, la metodología del aprendizaje activo, de incluir el big data que, como referente de personalización y colaboración a partir de la red, no se encuentra presente.

La virtualidad refrenda el reto de la humanización y vida colectiva. El reto es el aprendizaje, lo que el alumno hace: explicitar intereses y defragmentar la exposición del conocimiento, de asumir la responsabilidad de ampliar o expandir la información, de leer y apropiarse de conocimiento a modo de tránsito de la información al aprendizaje y de la exposición y evidencia ética de lo construido, es el reto de desarrollar competencia en los estudiantes de nivel medio superior.

Es imposible, en el esquema mixto, replicar frente a una pantalla el esquema presencial, de lo que se trata es la atención al desarrollo individual de cada estudiante y por lo tanto los cambios estructurales en la atención administrativa tendrán que ser fundamentales, uno de ellos será el cambio curricular, donde modificar el esquema de atención de grupos de más de 50 alumnos deberá ser central, pero sobre todo qué hacer con el programa educativo y con contenidos disciplinares que hagan referencias inter y transdisciplinares.


Conclusión

Las actividades académicas cambian como parte de las estrategias de innovación que las herramientas tecnológicas nos ofrecen, sin embargo, frente al reto de la escuela ante el Covid-19, la transformación no ha tenido precedente respecto al modelo presencial. La función de la escuela cambió a pesar de ser clave para el desarrollo de habilidades socioemocionales.

Los estudiantes usan dispositivos electrónicos como el teléfono celular desde una edad muy temprana, dándose el fenómeno de lo que algunos llaman la formación de nativos digitales, lo que ha implicado el hecho de que los docentes en su mayoría deben afrontar el reto de usar ese dispositivo en forma complementaria, son migrantes digitales dado que a sus clases han incorporado la tecnología educativa, lo que implica además de docencia, la administración del proceso escolar que acompaña a la actividad académica.

El estudiante, por su parte, ha tenido una experiencia contrastante, desde una perspectiva cronológica de ser un nativo digital, con habilidades de adaptación y atención de su proceso de aprendizaje, vive el desencanto de aprender de acuerdo con las instrucciones del modelo de desarrollo de competencias que, centrado en su actividad, tiene que revisar el material propuesto, resolver el ejercicio que se le presenta y desarrollar las competencias o habilidades que le son curricularmente requeridas. Dice que la virtualidad es absorbente, donde la oportunidad de socializar se ve mermada y la escuela pierde el sentido de ser el espacio para el encuentro social de construir relaciones que abrirán las puertas del mercado laboral.

El docente aprende el uso de las tecnologías de la información como forma de presentación del conocimiento, en tanto que las exigencias del modelo virtual centran la discusión en transformar tecnológicamente el conocimiento en aprendizaje. En la alternativa de cursos virtuales se pasa de la enseñanza de un contenido a la metodología de enseñanza orientado al aprendizaje, todo un reto para el trabajo académico que termina por adaptarse y adoptar medidas un tanto desesperadas.

En el contexto de la pandemia del Covid-19, en el ámbito educativo, no hay de otra: el modelo mixto llegó para quedarse, esto es, donde la prespecialidad como docencia de asesoría se articule con la de acompañamiento en el aprendizaje multidisciplinar de los estudiantes.


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