El tiempo nos mata. Y lo que creamos alrededor no es más que un intento de controlar todo. El transcurrir de la vida es un encuentro con uno mismo, y lo intangible se torna en lo sustancial. Yo soy la vida.
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Sal de tierra, sal de mar: me secas las lágrimas como una vela. Frío, ven a mí: tu sol me duele y me gusta.
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El agua funde las lágrimas. Derroche de energía. Llanto inevitable, quebrado, podrido. El alma buscando un por qué. Lentamente se apaga la llama y me inunda una desesperación abrupta, incontrolable, fugaz, e infinita. No importa si hay sol o luna: el mundo no se detiene a pensar en si habrá otro día, porque el de hoy dejó de existir hace horas.
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Nuestra melodía proviene de la armonía de los pájaros.
Del suspiro de los vientos.
Del roce de los árboles.
Del golpe de las olas.
Del estruendo del cielo.
Cada porción de música nació del deleite de la naturaleza.
