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Premoniciones

Marvin Salvador Calero Molina Nicaragua


Accidente en el barrio Las Canoas

En los años noventa, bajo la ley de la violencia de un país de posguerra, era normal agarrarse a golpes en las calles después de la escuela. Fue también cotidiano para algunos ser miembro de las pandillas juveniles que defendían su territorio. Marcelo jugaba a defenderse de Henry. Henry quiso jugar una broma. Pensó que si lo hincaba con su navaja en el costado bastaría para que no continuara con su juego. Hoy, veinte años después, pasé cerca de la tumba de Marcelo, pero nunca más supe de Henry. Después de salir del Sistema Penitenciario, jamás volvió al barrio.


Premonición 20

Ante la posibilidad de tener el poder de maldecir, opté por evadir al ebrio que venía hacia mí. Eran días de lluvia por las inclemencias del huracán Mitch. Pensó que era una ofensa el hecho que cambiara de carril de las calles olvidadas del progreso en el barrio Las Canoas. Profirió una ofensa, yo me quedé callado. La voz dentro de mí me dijo suavemente: hoy se ahogará en el río Mayales. Yo continué temeroso. Los noticieros locales de la noche anunciaron un desaparecido, la Cruz Roja encontró su cuerpo enredado en las raíces de un árbol de chilamate.

¿Me mirará su alma con odio, ahora mismo, por no haberle advertido su final funesto?


Premonición 21

Santiago iba un año más adelantado en la escuela. Pero gustoso me prestaba sus libros escolares para poder continuar la lectura de los cuentos. Entre las lecturas de “La bella durmiente” y “Dientes”, lo vi fallecer cinco años después. Luego del cambio de escuela había olvidado por completo a mis amigos del Pablo Hurtado. La última semana de clases en 1996 anunciaron que uno de los adolescentes del sexto grado había fallecido desnucado en el río Mayales. Su fantasma a veces me persigue.


ataque50@hotmail.com

Bismark quiso ser figura pública desde chavalo. En los tiempos que los correos electrónicos fueron la moda del momento, en Managua, cerca del año 1998, decidimos con mi primo abrirle un correo electrónico. A la media noche lo llamamos a la casa por una de las líneas telefónica y fingimos que éramos de la policía secreta y que estábamos investigando a un posible terrorista, le argumentamos que sabíamos quién era, dónde vivía y a qué se dedicaba. Nunca más quiso volver a crear una cuenta electrónica. Y nosotros nunca jamás volvimos a hacer una broma, salvo el correo a los compañeros de la primaria austriaca.


Jumb15

En el asilo

Haidé Daiban Argentina


Jumb16

O sentimento do mundo

Carlos Drummond Brasil