Buenas noches, compañeros y compañeras de la mesa redonda. Buenas noches a todos los presentes. Mi nombre, como ya saben, es Antonio Ramírez, aunque algunos me dicen “Pinceles”. Antes que nada, quiero agradecer y felicitar al Ejército Zapatista de Liberación Nacional y al Congreso Nacional Indígena por convocarnos a este encuentro.
Desde hace mucho tiempo los del colectivo al que pertenezco hemos colaborado, en la medida de nuestras posibilidades, con trabajos gráficos, y en ocasiones con escritos para el movimiento.
Las mujeres y los hombres del EZLN han sido en gran medida guías de nuestro andar. Formo parte del colectivo callejero que desde hace años apoya diversas luchas de la rebeldía anticapitalista, hemos realizado ediciones sobre el quehacer y el pensamiento del zapatismo, o sea que desde la aparición pública de los soñadores del sureste del país nuestro grupo ha estado atento a sus andares.
Hermanos, yo me pregunto, ¿qué voy a decir ahora?, ya que formo una parte tan pequeña del todo tan oprimente, cuando la totalidad del mundo está desgarrado por las guerras, el hambre, el egoísmo, la avaricia y el despojo. De cualquier manera veo espacios, aunque minoritarios no menos importantes, donde la rebeldía resiste estoicamente al dominio capitalista, que se expresa de múltiples maneras. Ahora, en el llamado arte que tomo como trinchera natural, trato de contradecir los dictados impuestos por el sistema, que con dichos y hechos enajenantes pretende envolvernos.
En lo personal intento a diario dar la batalla, pintando lienzos, grabando en placas de cobre y dando volúmenes a masas de barro y plastilina. No es fácil, pero es placentero.
Espero estar siendo claro ante ustedes, pero quisiera que mi lenguaje plástico fuese más contundente que mis palabras. Con mi trabajo, que es la parte cotidiana que vivo, me hermano con ustedes, compañeros y compañeras.
Para este encuentro y por invitación del EZLN, he pintado dos lienzos. Uno de ellos trata sobre la tormenta que se avecina, y el segundo tiene como tema “El día después”. En dichas pinturas traté de no renunciar a mi sensibilidad plástica, es decir, traté de no quedarme en el panfleto, aunque este es necesario en ocasiones, según sea el caso. Espero haber sido claro en la propuesta temática que ustedes sugirieron.
Cada quien, en su ser cotidiano, tiene una determinada visión de su realidad, unos colaboran con el sistema de manera voluntaria o inconsciente; este por desgracia es el caso de las mayorías, pero otros se rebelan. La visión de los rebeldes nos conduce a reconocernos y agruparnos.
Generalmente en nuestro diario existir vemos la parte o las partes inmediatas que nos rodean y nos tocan de manera directa; pero como un sencillo ejercicio digo ahora que puedo ver el todo: veo el planeta destrozado, envuelto en un oscuro nubarrón bajo el cual nos están avasallando las injusticias y manipulaciones propias del capitalismo rapaz, que todo lo quiere abarcar, que genera desde siglos atrás guerras, hambre, explotación, etcétera. Pero mejor me referiré ahora a la pintura que les envié sobre el día después.
Cuando trabajé ese cuadro imaginé y pinté un paisaje apocalíptico, ya que las partes que lo conforman muestran la destrucción de las ciudades, teniendo como límite un horizonte curvo, y por encima de este una gran nube oscura envolvente. Sin embargo, hay una zona verde que se contrapone a la destrucción y da cobijo a un hombre y a una mujer sobrevivientes, estrechamente unidos.
En el proceso, el cuadro me pidió para la pareja luz y más luz en sus cuerpos. En este punto, las partes ya comenzaron a modificar de alguna manera el todo del lienzo. Observando la tela, sentí la necesidad de agregar otros elementos que me dieran algo más de esperanza; por tanto, mi pincel hizo aparecer al lado de las dos figuras a tres niños trazados en líneas blancas, como necesidad futura de la regeneración y continuidad de la especie. El todo aún persistió más o menos como la idea original.
Ahora les comento que en cuanto a la pintura que habla de la tormenta, las figuras las fui planteando como una necesidad de plasmar seres humanos, hombres, mujeres y niños como víctimas del terrorismo capitalista. La tormenta aparece allí como una copiosa lluvia de misiles nucleares que, a mi ver, evocan espadas de guerreros de la antigüedad.
Los seres humanos plasmados en la tela aparecen angustiados, como que no comprenden lo que sucede ante la inminencia de la muerte. Pero aún en esta pintura no deja de haber una chispa de esperanza, misma que retomo en el cuadro ya descrito del día después.
Ahora bien, si me salgo de los cuadros me doy cuenta de que mi persona está impregnada de cierto optimismo, aunque todo actuar esté lleno de terror, es negro. En esa negritud aparecen, como ya dije, las guerras, las injusticias, la explotación, el despojo y demás chingaderas del capitalismo mundial. En esa oscuridad están la franja de Gaza, Ucrania, Argentina, El Salvador, México, con su Cuarta Transformación, el espejismo del sueño americano y un largo etcétera.
Los planes de Donald Trump y Benjamín Netanyahu con respecto a Gaza consisten en hacer de la franja destruida por ellos un lugar turístico, con bellas mansiones, por supuesto sin palestinos. No puedo hablar de Gaza sin pensar en los más de 50,000 palestinos gazatíes civiles asesinados, en los miles y miles de niños y niñas privados de la vida por los asesinos del gobierno israelí y sus aliados que los surten de armamento. Los mares de lágrimas son insuficientes ante tal vileza. Gaza es una parte sangrante de la actualidad que tanto nos lastima.
Los genocidas pretenden justificar sus acciones bélicas como una autodefensa, pero los que aún permanecen con vida en la franja de Gaza, ancianos y niños entre ellos, los están aniquilando con la hambruna, la sed y todo tipo de enfermedades. Esto nos indigna y nos llena de rabia.
Otra parte que conforma el todo es la guerra entre Ucrania y Rusia. Allí también mueren por millares civiles y soldados que sacrifican su existencia sirviendo a los poderosos, quienes hacen planes, como siempre, con el negocio de la guerra. Actualmente, los imperios se enfrentan buscando la mayor ganancia económica con las armas, y por supuesto con la reconstrucción y la repartición de los territorios cuando llegue la paz.
Ahora, si damos un salto hacia el poniente vemos que en México el reformismo de la 4T festeja entusiastamente las inversiones extranjeras y las nacionales.
Al parecer, aunque no lo digan, pretenden convencer a los trabajadores de que alcanzarán el salario justo, como si este fuera posible. Los miembros de la 4T olvidan o ignoran que el salario, por más alto que sea, genera plusvalor, que es de lo que se nutre el capital, o sea, del trabajo no pagado.
Los gobernantes del país desempeñan su papel de maquillar al capitalismo con leyes y dádivas, mismas con las que controlan a muchos que escuchan a diario aseveraciones demagógicas del gobierno, ofreciendo una falsa imagen de nuestra realidad. Seguramente ignoran, o hacen caso omiso, de que tenemos sobre nuestras cabezas la amenaza de la guerra nuclear. Así se nos anuncia la tormenta.
Mejor volteo hacia el Sureste, a Chiapas, donde ustedes, hermanos y hermanas, hacen poesía con sus actos desde hace más de 30 años, infundiéndonos esperanza.
Ahora escudriño en la penumbra del mundo y encuentro no pocas luces que nos dan aliento, luces que se van extendiendo por obra de quienes luchan en busca de la raíz de la dignidad humana por la amenaza de la tormenta, pero la amenaza de la tormenta sigue, está allí.
Pasando a otra cosa, les digo que estoy convencido de que con nuestros haceres cotidianos podemos extender la claridad, aunque estemos en la disyuntiva de cerrar los ojos y esperar la catástrofe, o abrirlos bien, como lo hacen ustedes, compañeros del CNI y del EZLN, ustedes nos dan cuenta de la poética búsqueda para la construcción de un mundo mejor. La lucha de las minorías anticapitalistas son las que nos dan respiro.
En este ir y venir de las partes al todo y del todo a las partes, les he contado de mis esperanzas y de mis obras. Espero que esto se vea reflejado en el conjunto de mis pinturas que en la soledad de mi taller realizo.
Entre ustedes, hay quienes contribuyen con el cultivo de la tierra; otros, con la construcción de viviendas, escuelas, hospitales, salones de baile, auditorios y más, todos ellos autónomos e independientes; otros contribuimos con las llamadas artes. Nuestro trabajo intenta rescatar el potencial humano que nos sostiene.
En las artes plásticas, cuando la expresión es sincera, no comercial, descubrimos la posibilidad de un mundo nuevo, que contradiga el sistema; claro que eso no es algo tan sencillo, pero vale la pena concentrarnos en ello.
El escritor, dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht escribió, palabras más, palabras menos, que alguien le preguntó al señor Keuner: “¿Y en los tiempos oscuros también se cantará?” A lo que respondió el señor Keuner: “Sí, se cantará sobre los tiempos oscuros”.
Aunque entiendo que aquí el término cantar comprende todas las artes, me atrevo a agregar para este encuentro que se danzará, se hará teatro, se hará cine, se esculpirá y se pintará sobre los tiempos oscuros.
Las y los productores de arte, aun con la tormenta casi encima, producen vida; digo que producen vida porque aun en los temas más dramáticos, o incluso trágicos, sus obras destapan nuestras emociones positivas, nos hacen sentirnos humanos. Mientras, en el capitalismo, los de arriba se siguen afanando en la búsqueda de la máxima ganancia, sin importarles que esto implique la esclavitud asalariada, el robo y el daño a la madre tierra; siguen chupando sangre de los de abajo.
Por eso me parece evidente que el arte es antagónico a la forma de producción capitalista, pues esta produce muerte de múltiples maneras, mientras que el arte nos da vida. Algunos artistas se nutren, o nos nutrimos, de la poética que conllevan las luchas de los explotados.
En la sociedad hay quienes hacen teatro, televisión, cine, danza, artes plásticas, etcétera; a todos se les nombra comúnmente artistas, pero en realidad, buena parte de ellos hacen uso de las de las formas y de las técnicas para comerciar con ellas como finalidad única.
A propósito de esto cito a Picasso, quien decía: “Hay quienes pintan para vender, pero también hay quienes venden para pintar”. Entre estos últimos, nos da a entender Picasso, están los verdaderos artistas para expresar la realidad social.
Los productores artistas hacen uso de las metáforas y diversas formas para imprimir en sus obras un sentido poético. La poesía, como todos sabemos, puede ser fuerte, ruda, dramática, suave o festiva; dentro de nuestra realidad tenemos que considerar lo que vemos y lo que sentimos.
Desde luego que hay que tomar en cuenta las luchas y resistencias que se desenvuelven bajo la opresión capitalista. Pienso que desde la época de las cavernas hasta nuestros días, el arte ha sido siempre una necesidad humana que surge en todas las poblaciones del planeta.
Si nos destruyen los enemigos de la humanidad, los dueños del dinero deben cuidarse de que no quede vivo ni uno de los seres humanos, porque si queda alguien vivo, este no tardará en tallar y pintar sobre las piedras su visión del mundo, mientras que otros sobrevivientes comenzarán a organizarse de manera nueva, común.
Los artistas que resistan la tormenta seguramente tendrán como primer tema la catástrofe que ha pasado y que ha sido producida por el capitalismo. Creo que la naturaleza del artista está en interesarse en todo, y hoy más que nunca su actitud debe ser crítica, así lo exigen los tiempos actuales.
El movimiento zapatista está impregnado de la esencia de nuestros antepasados y de la poesía de quienes van por el mundo inventando formas nuevas. Individuos, así como grupos grandes y pequeños, hemos respondido a la convocatoria del ejército zapatista y del CNI para expresar nuestros pensamientos acerca de nuestro hacer diario en las vísperas de la tormenta.
Compañeros, termino contando la siguiente anécdota: en una ocasión, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando Alemania invadió Francia, un oficial nazi visitó a Picasso en su estudio; este, en ese entonces ya era muy famoso.
Al mirar sobre una mesa la imagen fotográfica, una reproducción del enorme cuadro Guernica que el pintor realizó como fuerte protesta al bombardeo a este poblado español, el militar le preguntó al maestro: “¿Usted hizo eso?” A lo que Picasso respondió: “No, ustedes lo hicieron”. He aquí una clara muestra de cómo el arte tiene una gran resistencia frente a la barbarie.
Es todo compañeros y compañeras. Que viva el común, que muera el capitalismo.
Muchas gracias.
* Ponencia presentada en la mesa redonda “Las artes y la tormenta. Las artes y el día después” durante el encuentro “(Rebel y revel) Arte: encuentro de arte, rebeldía y resistencia hacia el día después” en El Caracol de CIDECI en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Publicada con permiso del autor. Disponible en https://www.youtube.com/live/YMtNN-lgSZU
Silvia Quezada
Fernando Sorrentino Argentina
Teresa Figueroa Damián
Luis Rico Chávez
Pintura
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Fotografía
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