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El perro y el delfín

Edith Castro Alfaro Costa Rica


Vibrante, cristalino y azul, una mañana de mayo en alta mar, un viento refrescante movía la barca blanco y rojo con sutil suavidad. Se aspiraba el olor a marisco, ese aire perfumado que se respira hondamente, para salud de los pulmones.

Mi perro Sultán y yo, extasiados, mirábamos el horizonte, una inmensidad casi infinita donde se estrellaban las nubes blanquecinas, rosas, anaranjadas y azules, donde las aguas marinas brillaban con el sol como diamantes en la lejanía.

Se zambullían los delfines, alegres y juguetones, enseñándonos que la vida se goza y se disfruta. Maravillosos ejemplares, inteligentes y divertidos con sus chillidos, silbidos y chasquidos, dando su increíble y encantador espectáculo.

Mi perro ladraba sin parar, amalgamando su alegría junto con los delfines que nos acompañaban al lado de la barca sin preocupación; ejército hermoso que Dios nos dio para nuestro deleite e interpretación de lo sublime. Daban vueltas, subían a las alturas y luego al agua.

De repente, un delfín pequeño, azul-gris, se introdujo en la barca. Mi perro y yo nos quedamos inmóviles, sorprendidos de tan inesperada visita. Lo observé con ternura, con ganas de apretarlo y abrazarlo, de decirle que era hermoso y agradecerle por su acto inesperado. Sultán se acercó lentamente, con sigilo, y lo olfateó incesantemente. El delfín se movía con una cadencia especial, de movimientos ondulantes, como diciendo: “¡Aquí estoy, acaríciame!” La lengua del perro penetró dentro del rostro, pico u hocico, como se le dice popularmente. Y, aunque parezca Increíble, se dieron un beso de amistad. Me quedé fascinada ante semejante regalo. Ver eso fue un espectáculo de alto nivel.

El delfín seguía en su cadencia, mirando a Sultán, como embriagado de cariño y agradecimiento por tal recibimiento. Fueron unos minutos de tan inolvidable experiencia. Luego, resbaladizo, se hundió en el mar, y mi perro lo despidió con aullidos y ladridos, viéndolo alejarse junto con sus compañeros, que seguían junto a mi barca en sus maniobras.

Y así seguimos nuestro viaje mi perro y yo, junto con los delfines.


Jumb4

Flores

Fotografía