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Niebla

Nari Rico


3/Junio/25

Me mudé a principios de junio. Buscaba un lugar tranquilo, solitario. Alejada de todos. Fue así que encontré esta pequeña cabaña en medio del bosque.

12/Junio/25

Pensé que, después de haber vivido durante años en una ciudad y al lado de un hospital, sería muy sencillo descansar con los sonidos del bosque. Sin embargo, el silencio era ensordecedor.

Mi cama estaba junto a una ventana. Intentaba dormir cuando un ruido captó mi atención.

Un miedo inexplicable se apoderó de mi cuerpo. Me paralizó. No pude asomarme por la ventana. Perdí la noción del tiempo. Poco a poco me acostumbré a esa sensación. Mis ojos cedieron al cansancio y, por fin, me dormí. Esto debió ocurrir cerca de la medianoche.

13/Junio/25

12:00

He pasado una noche terrible, he dormido casi doce horas. Creo que he tenido una parálisis del sueño.

6:30 p. m.

No lo soñé. Niebla (así la he nombrado) se ha hecho presente. Nunca más estaré sola.

10:00 p. m.

Iré a la cama, estoy segura de que no soy presa de mi imaginación. Está aquí. La siento. Siento a Niebla.

23/Junio/25

Hoy bajé al pueblo. Fui a una cafetería que he visitado con relativa frecuencia durante estos días. La dueña del lugar es muy amable, siempre me está contando historias de la gente que ha pasado por ahí.

Finalmente, reuní el valor suficiente y le pregunté por la cabaña. Su rostro perdió el color, sus ojos parecían salirse de sus cuencas. Cuando reaccionó, dio un sorbo a su café y respondió tartamudeando: “Cariño, yo prefiero no hablar al respecto. Lo único que puedo decir es que hay cosas entre nosotros, cosas que no entendemos. Son celosas de sus hogares y no les gusta compartirlos. Son celosas, es mejor no importunarlas y respetar lo que es suyo”. No agregó nada más y se fue a atender otras mesas.

Esa respuesta no sació mi curiosidad y me retiré de ahí con más preguntas que respuestas.

24/Junio/25

4:02 a. m.

Nuevamente: parálisis del sueño, o eso creo yo. Esta vez no me quedé dormida. Sigo temblando. Por primera vez Niebla entró a la casa. La escuché claramente caminar por los pasillos. Los pisos son de madera y siempre crujen cuando alguien camina por ellos. Me atormenta ese sonido y los golpes estruendosos en la ventana. He puesto el seguro en la puerta. Aun así, no me siento segura.

03/Julio/25

Los últimos días los he pasado en la cafetería. Estar en la cabaña se ha vuelto casi imposible. No duermo, no como. La dueña del café me mira con ternura y pena. Sabe lo que pasa, pero no decimos nada. Me siento a salvo ahí y sus miradas y caricias en el cabello me brindan consuelo.

“Querida, no eres bienvenida, mejor vete ahora, antes de que sea tarde”. Me miró con tanta ternura y preocupación. Ese fue su último consejo. “Me niego a irme, también es mi hogar”, respondí. Asintió, y me acarició en la mejilla. Se retiró, resignada.

—Lleva días sin aparecer por la cafetería. Algo le ha pasado. Y sabes bien qué fue.

—Son viejas supersticiones, mujer. De igual forma iremos a investigar.

—Gracias, Dios proteja a esa niña.


Misteriosa desaparición de una joven en la cabaña del bosque

El pasado 15 de julio se reportó la desaparición de una joven, quien vivía sola en la cabaña del bosque.

Los cuerpos policiales comenzaron la investigación y una ardua búsqueda por los alrededores de la zona donde vivía. Han interrogado a las personas del pueblo y nadie ha visto ni escuchado nada fuera de lo común. El misterio que envuelve este caso es un enigma para los investigadores y los habitantes del pueblo.

C. R. G.

Cesa la búsqueda de la joven de la cabaña

La policía ha abandonado la búsqueda de la joven desaparecida en circunstancias no esclarecidas. “Las complicaciones climáticas hacen imposible el acceso al bosque, y cualquier rastro de lo que pudo haber sucedido la lluvia ya lo debe haber borrado, no puedo arriesgar a mis hombres a trabajar en esas condiciones”, declaró el jefe de la policía. “Hemos intentado contactar con familiares de la desaparecida, y nadie parece conocerla. Creemos que se muda con frecuencia sin asentarse en ningún sitio. Eso ha ocurrido nuevamente y se ha ido”.

          De esta manera finalizó su declaración y se dio por concluido el caso.

C. R. G.


El caso de la joven de la cabaña ha despertado la curiosidad de muchos en el pueblo. Sin embargo, nadie se atreve a adentrarse en el bosque e ir a la cabaña. Mis amigos y yo iremos esta tarde.

—Miren lo que encontré: un diario. Debe ser de la chica.

Encontramos el diario abierto en un rincón de lo que debió ser su habitación. Sus cosas seguían aquí: la ropa, los libros, todo.

—Léelo, ¿qué dice?

—Cierra la puerta, no vaya a entrar alguien.

—¿Quién va a entrar? No seas paranoico.

—Sólo cierra, me siento más seguro.

03/Junio/25

Me mudé a principios de junio. Buscaba un lugar tranquilo, solitario. Alejada de todos. Fue así que encontré esta pequeña cabaña en medio del bosque.

[…]

3/Julio/25

3:33 a. m.

Está corriendo por los pasillos. Golpea con fuerza mi ventana. Estoy en un rincón de la habitación. No hay tranquilidad. Nunca estuve sola.

Los pasos se apresuran. Los golpes en la ventana se vuelven estruendosos. La perilla de la puerta comienza a moverse de manera frenética. Por fin cede. La puerta se abre.

—¿Escuchaste eso?

Golpes en la ventana. Se escuchan pasos en el pasillo, la madera cruje. Se detienen los pasos. Gira la perilla. La puerta se abre.

Niebla.


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