Hace tiempo comprendí que la historia del mundo se escribe con letras de agua. Desde entonces he navegado muchas noches frente a la computadora y poco a poco han ido emergiendo, como gotas de lluvia o de rocío, algunos poemas escritos con letras de agua.
Durante meses, letras de agua se fueron acumulando en tres carpetas barrigonas como nubes. Y hoy brotan con la intención de mostrar algunos de los colores y recovecos del interminable laberinto del agua.
Pocas veces he escuchado poemas tan bellos como los que brotan del agua mansa. La voz del agua nos cuenta una historia ancestral que necesita ser contada cada día; sobre todo en estos tiempos calificados, no sin razón, como antipoéticos.
Hoy en día vivimos la más grave crisis ambiental en la historia de la humanidad.
Este problema, que parece condenar de forma irreversible a la destrucción de la naturaleza, aunque tiene su origen de fondo en los modelos de desarrollo progresista de las modernas sociedades, es también consecuencia de acciones y actitudes personales irresponsables.
Estos poemas nacieron con la intención de compartir con los lectores las infinitas voces del agua. Pero más que compartir una lectura, es un contacto de alma a alma; un mensaje transmitido de corazón a corazón. La poesía es una actividad vital en la que las palabras del poeta se llenan de nuevas vibraciones para tocar los corazones. Con la poesía se ensancha el universo palabra por palabra. Ojalá que cada lector sea tocado profundamente por un poema, para que la experiencia se convierta en algo más que una lectura.
Estas letras de agua te hacen una demanda clamorosa, como el rugido de un huracán: “Para que la historia del mundo tenga un final feliz, todos debemos poner nuestra gota de agua”.
*
El agua fluye como el tiempo:
en un instante se esculpe
y en otro se desmorona;
muere de sed en el mar,
se retuerce en su lecho de rocas sucias;
fallece de calor en el aire,
se agita con sus alas de nubes;
del cielo retorna
para emerger fresca, clara y pura
de los veneros del tiempo.
El agua filtra los días y las noches,
corre en el campo dormido,
acicala las calles despiertas;
ríos y manantiales,
como pequeños animales
a quienes la luna guía,
beben las aguas del tiempo.
Todos los dones del agua
manan de la noria del tiempo,
como una corriente dulce y silenciosa
que nos inunda por dentro
y nos moja las riberas del alma.
Agua,
hazme tragar el mar,
arrástrame entre las piedras,
golpéame con tus olas de tiempo,
hasta que entienda
que no soy nada sin ti
y aprenda a cuidarte.
Diciembre de 2010
El agua es un caballo negro que galopa
en los ojos grandes de la noche sola
escucha cómo corre entre las sombras
por campos y ciudades
agitando las estrellas de los ríos
El agua es un caballo gris que corre
por los delgados caminos de las nubes
para precipitarse como arrullo de mariposas
en la brusca tempestad del día
inundándonos las parcelas del alma
El agua es un caballo azul
que galopa como el viento
míralo recorrer el mundo
agitando su crin
coronada de espuma
El agua es un caballo
que relincha en los minerales de tu sangre
siéntelo correr por tus venas
y deja que desde el fondo de ti
su galope se derrame
en forma de lágrima
sudor o saliva
para regar la tierra
y broten los dones de la vida
Marzo de 2011
El mundo es un gran cántaro lleno de agua;
la luna tapa y destapa
su boca estrecha,
y a veces la deja entreabierta,
para que podamos beber.
El hombre es un torrente opaco
que se infiltra en el barro hueco,
penetra en su panza oscura
y enturbia las aguas del mundo.
El negro caudal del hombre
tizna la luz y el aire,
empaña el sol y el mar,
mancha el río y el lago,
profana arroyos y esteros
ensucia las cascadas y la lluvia,
enturbia la nieve y el hielo,
percude el rocío y la brisa,
mancilla las nubes y la tierra.
Tú,
profundo canal de indolencia,
rompe ya tu silencio,
bájate ya de tu torre,
agita ya tus banderas,
espanta ya la apatía
que oscurece tu sonrisa y tus ojos,
que se mete en tu sangre
y ciega tu corazón.
Tú,
que bebes los milagros del agua,
limpia el vientre negro del mundo,
purifica el barro de ese cántaro oscuro,
draga el polvo del aire que ciega las estrellas,
filtra el humo del agua que estrangula la lluvia,
depura la curva cenicienta de los horizontes,
sanea los manantiales de tu alma.
Juntos
debemos preservar
el agua.
Septiembre de 2011
Una carretada de nubes
gordas
y greñudas
flota sobre el rancho
Ojalá llueva ya
Nube
Lluvia
Luego río
Castillo nacido entre las piedras
como una catedral de agua
Febrero-marzo de 2012
El cielo abrió sus párpados de agua
y por las cornisas de sus ojos
se derrama una mirada gris
Naufragan las nubes
desplomándose
como lágrimas
La lluvia
encima de los fresnos cae
lava las hojas de los álamos
humedece los claveles y las rosas
los labios secos de la tierra
Barre del polvo los residuos
se iluminan los naranjos y el asombro
la esperanza crece
Con su fecunda letanía
las lluvias de febrero
mitigaron un poco la sequía
El sol brinca la barda del horizonte
Se cierran los párpados del agua
Revoloteando al borde del latido
cantan los pájaros su júbilo
Picoteando los restos de la tarde
un niño chapotea en los charcos
Mis ojos respiran el incendio verde de los campos
Marzo de 2012
Como cántaro de luz
con su silueta rota
a veces mansa
a veces no
el agua va
por la corriente
de titubeantes lunas
Su caricia
echará
raíces
en las orillas
del tiempo
para que el hombre
beba
Abril de 2012
La lluvia
cae
como ceniza
fresca
lavando
las cicatrices
de nuestros días
grises
Terca
la lluvia
limpia
los rincones
más oscuros
del alma
Cuando
llueve
estrenamos
un ropaje
interno
Abril de 2012
Para Facundo Cabral
In memoriam
Es una maravilla
cuando el canto ancestral del agua,
con su paso antiguo y su voz disuelta,
fluye a través del corazón de las montañas.
Es una maravilla
cuando el agua se pone el sombrero del sol,
trepa por las escaleras del cielo
y se adormila en las pestañas de las nubes.
Es una maravilla
cuando el agua comparte sus dones contigo
y te regala sus bendiciones.
Es una maravilla
cuando el agua que habita dentro de ti
fluye en tu sangre,
agita tus pechos alegres
y llena las acequias de tus ojos.
Es una maravilla
cuando la lluvia hace el amor con la tierra
y fecunda los campos.
Es una maravilla
cuando el arroyo sirve de cuna a la luna
para iluminar los caminos del sueño
con sus hilos plateados.
Es una maravilla
cuando el rocío hace brotar la alegría
en la manzana, el clavel
o en el corazón de mi mujer y de mis hijos.
El agua es una maravilla.
He visto sus milagros
en el río Lerma,
en las cascadas de Agua Azul,
en las ciénegas de Coahuila,
en el cañón del Sumidero,
en los cenotes de Yucatán,
en la cola de caballo de Nuevo León,
en el nevado de Toluca,
en las cumbres del Popocatépetl,
en el mar de Cancún,
en el lago de Chapala,
en el mar de Cortés,
en la fruta y en las flores.
Pero no hay mayor maravilla
que el agua que baja del cielo
y se cuela por la ventana de la cocina
para anidar en los ojos de mi madre,
derramándose en un llanto de cebollas.
Junio de 2012
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar a la mar,
que es el morir…
Todos somos agua
de diferentes ríos,
pero estamos juntos
en este vasto océano
que es la vida.
Todos somos agua,
más que carne y huesos.
La sangre es agua en movimiento,
fluye
para que el corazón no se convierta en hielo.
El río que nos circula es indómito,
su caudal se abre paso
en el verde corazón de los pueblos
como mariposas de brisa fugitiva.
Todos somos gotas
que un día se evaporarán.
Algún día debemos retornar al agua
de la que fuimos creados.
Algún día dejaremos esta Tierra
torturada por la codicia,
por inconsciencia,
por avaricia,
por apatía,
por mala fe.
El mal tiempo enciende el miedo,
lágrimas de lumbre
desbordan la voz del cielo.
Tierra flagelada
muy pronto
beberemos de tu sombra ardiente.
Dicen
que vienen diluvios de sed
para enseñarnos el valor del agua;
que a los niños les faltarán alas
para beber el beso del futuro.
Que los demonios de esta profecía
se laven las pezuñas con gotas
de carne derretida.
Todos somos gotas de agua
en el océano de la vida.
Algún día nos evaporaremos.
Pero mientras
presurosa
se agite el agua roja de tus venas
escucha el lamento de la Tierra,
cura sus heridas
antes de que se convierta en un desierto.
Del interior debe salir el canto
como brotan las flores de la tierra
para conjurar la locura
y evitar el cataclismo.
Sé consciente:
El agua fluye
en los minerales de tu sangre,
siéntela,
cuídala,
no dejes que tu corazón se convierta en hielo.
Todos somos agua,
algún día nos evaporaremos
hasta el cielo
y bajaremos con la lluvia.
Madre Tierra,
algún día
volveremos a recorrer tu cuerpo generoso
respirando hectáreas de su sombra.
Algún día
debemos purificar el agua
de la que fuimos creados.
Agua que da vida,
serpiente cristalina,
cual roja enredadera
fertiliza el tiempo y su morada.
¡Oh Madre noble!,
danos una chispa
para encender el cielo
con un maravilloso crepúsculo de cobre.
Una carretada de nubes gordas
y greñudas
que flotan sobre el mundo
propagan la esperanza del milagro.
Septiembre de 2012
La tierra tiene sed
en mi mirada ya no cabe tanta tierra seca
me voy a arrancar los ojos y la lengua
para echarlos al bolsillo de la luna
antes de que la tierra se convierta en un desierto
Lágrimas de lumbre desbordan la voz del cielo
que se calle el viento con su lengua ardiente
que ya no cuente esta historia árida
Rugen y palpitan las entrañas de las nubes
ríos futuros queriendo arrejolarse
en el lecho de las piedras
Ya casi es pasado mañana
y tres tormentas se arrodillan a los pies de mi ventana
ojalá llueva ya
Julio de 2013
Como pañuelos blancos de adiós viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos,
las tuerce en lentas espirales cristalinas
contra las viejas hélices del crepúsculo
que en torno a ti da vueltas.
En ti los ríos cantan y mi alma en ellos fluye.
La lluvia empapa la memoria,
cada gota es la sombra
y el eco de un suspiro.
Uno a uno emergen los recuerdos
y se agitan sus reflejos
que de pronto estallan
con la emoción de una tormenta.
El agua está encerrada en la mirada,
los pájaros de la lluvia buscan entibiarse
en nuestra sangre.
Amorosa se derrama por todas partes,
recorre el camino indeciso de mi sed,
acaricia la cabellera del mundo
y cada poro de su piel de musgo.
Como una madre está siempre cerca de mí.
Pocas veces he escuchado poemas tan bellos
como los que brotan del agua mansa.
Nunca acabará la lluvia
en la memoria.
Cada vez que llueve
vuelvo a saltar en los charcos de la infancia.
Todo el mundo cabe
en una gota de agua.
Octubre de 2015
Yordan Arroyo Costa Rica
Alberto Martínez-Márquez Puerto Rico
Pintura
Pintura
Pintura
Fotografía
Luis Rico Chávez
Antonio López Pérez
Pintura
Tere Acosta
Raúl Caballero García
Luis Rico Chávez
Juan Castañeda Jiménez
Yésica Núñez Berber