Mientras el sol se esconde, me regalo una orquídea
bello ser que camina sin mover sus pies
su alma de alas surca aromas
deliciosamente extraños
habla sin hacer ruido
vive de puntitas
tiene dentro un Niágara
como de lengua que rebasa al pensamiento
Vida nefasta
donde el ganador es juez
de raíces podridas.
Desde el fango, mi orquídea, vuela de nuevo.
Vendes el engaño de tu encanto
al poder elegido con estafas
Lames los báculos de oro
traficantes de miedo entre los crédulos
Te poseen farmacias inhumanas
mientras defecan efectos secundarios
Ofreces tu servicio al merolico
que transmite mentiras con su basca
Te entregas a las marcas de lo fatuo
las que firman tus tacones y tus bragas
El ingenuo con trauma de mesías
estúpido cree salvar al mundo
carga en su escuálido morral
solo fango y perlas de quimera
jamás podrá costear la falsedad
de tu puto favor, vida ramera
Echados en el piso
los sueños se incompletan
obstruyendo a la libélula su cauce
despiden hedor a rendición
ese aroma a postergarlo todo
mientras el tiempo
maquilla la cara con arrugas
le quita vida a los segundos
inunda de grasa el organismo
en el vientre gesta morbidez
inmovilizando el alma
con sebáceos grilletes
que no se romperán jamás
Entonces se adopta la máscara
de la calma, de la paz…
Me desgarro los dedos con la cara
desangrando la fe en el coladero
como el grito de Munch
que desangra la paz tan solo oírlo
Cada intervalo es nada
cada sueño se calla ensordecido
y mil coplas se estancan
se engarrota el silencio
en mudo ruido
Locura, locura
Queriendo destrozar al universo
y volverlo a crear
con plumas de palomas
y aves del paraíso
Locura, locura
de ojos idos al abismo
porque lo que creías se reveló sin suelo
suicidándose antes de nacido
secando el aliento de la vida
en un eterno grito
desgarrado… maldito.
Fatuidad es tu apellido, color vacío
átono el tono de tu piel.
Fatuidad fatua
de esqueleto carcomido apoyado en el hastío
café de inodoro tufo y vana charla
entre música ruidosamente calma.
Fatuidad fatua
de insípidas entrañas
que nunca dicen nada.
Pasan los días…
Fatuidad fatua, tu apodo es vida
tu sueño, despertar un día
acariciando una piel que no sea escama
con el universo de accesorio
y plumas de diadema, movidas por el viento
un sol como entrecejo
en el corazón de fuego
una serpiente venérea
regalando al águila mil ojos
que escribe desde cero
la historia impunemente sacra.