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Identidad y filosofía para un humanismo práctico

Juan Manuel Ortega Partida | Yésica Cecilia Núñez Berber

La humanidad no es una esencia que haya que contemplar,
ni un absoluto que haya de venerar, ni un Dios que haya
que adorar: es una especie que hay que preservar, una
historia que conocer, un valor que hay que defender.

Compte-Sponville

Resumen

La sociedad configura un modo de actuación de las personas, dota a los individuos de ciertas soluciones a los problemas de educación, de seguridad y de futuro. En la sociedad tradicional, la identidad está dada por la pertenencia al lugar de origen. En una sociedad en transformación, por el contrario, la identidad se desdibuja en la fluidez por la velocidad de lo acontecido y de la urgencia de asumir la responsabilidad de las consecuencias de haber elegido o decidido qué hacer. La identidad no es sólo una cuestión de conciencia del origen y de conformación cultural de las personas, es un asunto de actuación, de participación, de distanciamiento para actuar con conciencia.

El individuo vive respondiendo a la necesidad de consumo, debe aprovechar las formas ideológicas de la racionalidad, el supermercado y el aeropuerto; nada te pertenece, todo está fluyendo, nadie asume el compromiso por la decisión tomada. La filosofía forja una actitud de asombro, una disposición a la reflexión de lo acontecido; la reflexibilidad, entonces, se presenta como capacidad para desarrollar una opción de compromiso consigo mismo, con el otro y con la naturaleza.

Palabras clave: Vida líquida, filosofía, identidad, reflexibilidad.

Introducción

Considerar como propia la tesis de que lo que acontece es inevitable, es sin lugar a dudas una forma consciente de asumir que se encuentra en el mundo como espectador. Por el contrario, afirmar que el mundo es comprensible y que ante lo que ocurre siempre hay una alternativa, implica pensar la actuación de los seres humanos como protagonistas y portadores de una percepción ética de pertenencia y compromiso. La filosofía hace posible diferenciar entre una opción funcionalista y desarrollista, respecto de una posición crítico emancipadora de participación.

La formación social y filosófica que subyace en la unidad de aprendizaje Identidad y filosofía de vida, del Bachillerato General por Competencias, vigente en la Universidad de Guadalajara, es de corte humanista y reivindicatoria. La filosofía que se presenta es de comprensión de esta forma crítica de pensar al servicio de la práctica política, en consecuencia, la orientación ideológica reviste una lectura de la realidad para la acción, donde se entrelazan la libertad y la responsabilidad de la actuación humana como convicción, pertenencia y sentido de vida.

El debate académico consistirá en acercarse a la filosofía como una lectura interesada de la realidad que busca develar la visión determinista del sentido común, propia de una conciencia caracterizada por el esquema moderno de la rectitud y el orden, por tanto, la tarea de la filosofía es adoptar el razonamiento problematizador a partir del cual se busque socavar la estructura de la argumentación establecida en los discursos del proyecto de nación, sociedad y hombre, como predeterminados, marcándose la idea de lo posible y lo viable como destino y pertenencia a un mundo más justo e igualitario.

Reflexibilidad e identidad como compromiso

La filosofía como identidad de vida consistirá en develar cómo nuestras biografías individuales se entrelazan con el resto de los hombres en una tarea colectiva que anima proyectos de cambio, sea de corte imperial reproduccionista o bien de acción revolucionaria. Sólo decodificando el espesor y la opacidad del sentido común de la acción social se liberan la condición humana y se forman individuos críticos y autónomos.

Uno de los temas que ha ocupado al hombre a lo largo de la historia de las ideas es, sin lugar a dudas, el de explicar su propia realidad, responder las preguntas acerca de su ser, fin o destino. Esta cuestión le ha preocupado siempre, y parece inevitable que le seguirá preocupando mientras siga existiendo. Cobran también relevancia las respuestas que él mismo ha ido dando a tales cuestiones.

Reformar el pensamiento, evitar estancos, integrar, vincular, problematizar y reconstruir el sentido común a partir de la necesidad histórica y social es la tarea fundamental de la filosofía, dispuesta a constituirse en identidad y pertenencia para la vida. La lectura atenta de la realidad, del posicionamiento crítico, de la comprensión del entorno y de las posibilidades de acción se constituyen como parte fundamental de la reflexión y de la intervención.

La tarea de la antropología filosófica como indagación acerca de lo específico de la realidad humana no es ajena a la asepsia de opción de futuro al que se aspira como sociedad. La filosofía, de acuerdo con una particular forma de conceptualización orienta su reflexión desde el horizonte crítico de un modelo de ser humano solidario y responsable de sus acciones consigo mismo ante la naturaleza y la sociedad, sobre todo hacia los más desfavorecidos.

El acercamiento a la filosofía es de corte antropológico. La reflexión nos permite definir desde la cotidianidad, desde su entorno político, la explicación ontológica de su ser, pero también la configuración epistémica de cómo ha sido conceptualizado para dar lugar a la necesaria formulación del sentido ético de la responsabilidad con los otros. El punto de acuerdo es que el estudiante de bachillerato en la Universidad de Guadalajara se acerca a la actividad filosófica desde la dimensión antropológica como explicación, no del hombre como ser ontológico, sino del sentido de vivir la vida, esto es, desde la perspectiva ética de la responsabilidad y compromiso con los otros.

El posicionamiento del estudiante ante la forma particular de cómo se concibe en el mundo, en particular de la forma de cómo entiende la relación de su pensamiento con el entorno, de la relación consigo mismo, con la naturaleza y con los otros, se constituye como factor fundamental de su formación filosófica, donde la filosofía no es un simple recuento de ideas a los largo de la historia, sino la forma concreta de cómo sujetos reales, bajo circunstancias concretas, actuaron para asegurar su existencia como reclamo o llamado de la razón y la conquista de la filosofía.

Sin actitud reflexiva, la unidad de aprendizaje Identidad y filosofía de vida será un recuento fragmentado de lo enunciado por los filósofos, filólogos, sociólogos y psicólogos respecto de cómo ha sido definido el hombre y la razón mesiánica de su destino. El reto, por el contrario, es hacer de la discusión filosófica una actividad reflexiva a partir del conocimiento del entorno social, laboral, escolar, recreativo, artístico cultural y de participación ciudadana del estudiante. El tipo de unidad de aprendizaje es la de taller, por lo que se deberá considerar el estudio de caso como estrategia para dar cuenta de la forma particular de cómo se crea o racionaliza la vida como parte de la visión filosófica de la identidad.

Identidad y formación filosófica en los estudios de Bachillerato

La filosofía que se manifiesta, revela el hombre que se es, el reto al que se enfrenta desde el punto de vista de su ideario histórico-cultural; la función será, entonces, la de determinar su identidad como el rasgo característico en su proyecto de vida. Se trata de un ejercicio hermenéutico de contar al otro quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, como la forma concreta de cómo encontramos sentido a nuestras acciones.

Definir y definirse a partir de la filosofía implica para el joven estudiante de bachillerato identificar sus formas de pensamiento con las corrientes actuales e históricas de lo que se entiende por filosofía. El reto es aprender la realidad como presente; la filosofía como reflexión-acción para la construcción de un mundo mejor. Debatir acerca del objeto y función de la filosofía es sólo un ejercicio de exploración de los componentes científicos e ideológicos de la actuación reflexiva de la misma filosofía.

Estudiar la conformación y analizar el sentido de la identidad es el eje fundamental del desarrollo de competencias que definen el rasgo del perfil de egreso sobre la identidad misma, el pensamiento crítico y la formación ciudadana. En este sentido, el estudio de la identidad se realiza desde el ángulo mismo de la reflexibilidad, entendida como la posibilidad de analizar y reconstruir la narrativa que da sentido a la existencia de un sujeto de acuerdo a sus capacidades y habilidades que proyecta, desea y concreta en ámbitos propios de su pertenencia política, de género, ambiental e, inclusive, de libre determinación de su dignidad y de los derechos humanos.

Trabajar el texto como contexto y pretexto para la reflexión implica un ejercicio ético y estético a compartir quiénes somos, un ejercicio ciudadano de lo que se dice que somos y es el hombre en esta región del mundo, compartida en el aula como espacio para la revisión crítica, como ángulo que explica y estimula el relato, la narración y la reflexión de lo dicho y explicado a partir del otro, de las vidas de los otros que conforman una identidad globalocal.

La filosofía forma para la reflexibilidad en un plano alterno de lo globalocal. La identidad crea una forma particular de consumo de expresiones y discursos que crean la idea de pertenencia y sentido de autorrealización, en donde las influencias sociales configuran la expansión territorial de la comunicación. La globalización se presenta como conjunción de proyecto de autodeterminación.

Identidad y compromiso como proyecto de vida

Identidad y filosofía de vida no es sólo una forma concreta de asumir un discurso y una narrativa sobre prácticas respecto del sentido de vivir que son asumidas por un individuo, sino la libre elección de vida, mismas que cumplen funciones que confieren una forma material de relato y autodeterminación.

Vivir la vida no implica necesariamente la actuación por el cumplimiento del deber, vivir es una cuestión de momentos, de control de incertidumbres y miedos, es una forma particular de aprovechar las posibilidades de actuación a partir del sentido de pertenencia y compromiso. En una sociedad tradicional, la idea de identidad es dada a partir de la conformación del estado nación, procurada por el régimen político a los ciudadanos, los que adoptan la forma de vida que se les tiene preparada.

Filosofía de vida y estilos de vida se entrelazan en la práctica discursiva que explican hábitos de vestir, comer, actuar y encontrarse con otros. Son formas particulares de conectarse con otros, con los demás, con un fondo de empatía y de comunicación. Vivir la buena vida implica un contenido hedonista que se aconseja en la modesta y superflua vida como destino. Sueños nuevos y modernos que aseguran que todo es posible, que el entorno es vasto en posibilidades. La vida como negocio y negación de la naturaleza. La realidad siempre es un horizonte de futuro, la inteligencia debe ser formada para la buena, honesta y responsable toma de decisiones.

Se nace para ser feliz. Se recibe amor, se es mimado y protegido, se forma, se educa y se es orientado para forjar la conquista y materialización de la felicidad por la razón de ser, de existir; se genera una idea de buena vida, se trabaja para la conquista de metas, las que serán decisivas en los momentos de la vida. Vivir la vida como proyecto implica la dimensión humana y ética para el reconocimiento y pertinencia de la vida productiva, para la búsqueda de sentido a la expectativa de perpetuar la especie, de luchar por una vida con libertad y dignidad, por un mundo habitable y para las próximas generaciones.

La acción humana implica proyecto de vida con sentido, se educa para la vida, se capacita para el empleo, para acrecentar la vida cultural, para forjar un patrimonio, para luchar por la identidad, por la pertenencia y los valores, la vida social consiste en racionalizar a las personas con voluntad de pertenencia a partir de forjar un entorno histórico y cultural, mismo que determina y es determinado para el establecimiento de un modo de ser.

Conclusiones

La unidad de aprendizaje Identidad y filosofía de vida nos invita a reflexionar acerca del papel formativo de la filosofía en el ámbito específico de los estudios del nivel medio superior, en particular en el programa de Bachillerato General por Competencias. La filosofía es conceptualizada como actividad humana, como visión del mundo y ángulo de lectura; como explicación teórica para la actividad contemplativa, o bien, como conocimiento para la intervención, como praxis.

La filosofía es, entonces, fundamental para recuperar el sentido de la existencia humana, la orientación que se adopte en este momento de su formación buscará explicar la vida como proyecto para dar orientación a su existencia a lo largo de la vida, donde la filosofía que se profese refleje la identidad como compromiso de intervención o contemplación de la realidad, así como del lugar que el hombre ocupa en ella como ser individual y con pertenencia a un grupo social.

La vida se construye a partir de proyectos. Vivir la vida es hacer o dejar de hacer, tomar decisiones para asegurar el cumplimiento de un proyecto o plan trazado que los hombres en sociedad modelan como realización de éxito a partir de la conquista de ciertas metas. Nos pertenece el mundo, soñamos nuestra realización, documentamos el sentido de nuestras vidas en un gesto biográfico de esperanzas. Somos y queremos ser.

En la sociedad del conocimiento el hombre no quiere vivir la vida atado a las condiciones que limitan su desarrollo, la identidad no consiste en adoptar un rol predeterminado; estudiante, ama de casa, hombre, mujer, revolucionaria, anarquista, etc. La idea es romper con las determinaciones, estar siempre abierto a las posibilidades, a la magia de lo incierto y al reencuentro con los otros en el marco de la globalización.

Bibliografía

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