Raúl Ernesto Aguilar Ortiz nació en 1939. Vecino del barrio de Mezquitán prácticamente toda su vida, en 2018 publicó (Consejo Estatal para la Cultura y las Artes) Memorias irreverentes. Andanzas en el barrio de Mezquitán, que recupera parte de la cotidianidad de esta popular zona de la capital jalisciense, a través de anécdotas, vivencias y la evocación de los personajes que dan vida al trajín que nos define como colectividad.
En fecha reciente apareció, en versión digital, Las horas con la locura, que recoge sus experiencias de dieciséis años como profesor de pintura para pacientes del Hospital Civil Viejo, en el área de psiquiatría. Tal es su profesión —la pintura—, a la que se dedica desde 1953. “No soy el mejor pintor”, reconoce, “pero desde los 14 años le echo ganas”.
“Raúl Aguilar Ortiz no es un pintor improvisado”, escribió Jorge Martínez en una de sus exposiciones en el ya lejano 1972. “Desde muy joven definió plenamente su vocación y trazó su camino. Años de disciplina, un trabajo intenso y su inquietud constante, han hecho que paso a paso se supere en su producción y vaya encontrando su verdad. En su búsqueda, ha dado distintos rumbos a su pintura. Quienes hemos seguido su trayectoria, le auguramos éxito en su vida artística”.
De 1954 a 1957 estudió la carrera de artes plásticas en la escuela de Artes y Letras. De 1973 a 1989 se desempeñó como maestro de dibujo y pintura como terapia ocupacional para enfermos del Hospital Civil de Guadalajara, en el área de psiquiatría. De 1995 a 2008 también fue maestro en el Instituto Cultural Cabañas, labor que ha desempeñado también en el Departamento de Bellas Artes, en la casa museo José Clemente Orozco y en el Centro Cultural Oblatos.
Su obra se ha expuesto de forma individual en la galería Jaime Torres Bodet, en el Instituto Goethe, en el teatro Degollado, en el Foro de Arte y Cultura, en la Casa Vallarta, en el Instituto Mexicano Norteamericano, de Guadalajara; en las galerías José Martí y Chapultepec, del D. F., y en la galería municipal de Veracruz, Veracruz. Ha participado en numerosas exposiciones colectivas, entre ellas la de la galería de Arte Internacional, en Chicago, Illinois.
En 2014 el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes le otorgó un reconocimiento por su trayectoria artística.
A sus 83 años Raúl sigue activo, animoso, y buscando un espacio para montar una retrospectiva de su obra. Lamenta la dificultad para alcanzar tal objetivo. Señala que en algunas galerías “me cobran el 50 por ciento de comisión, así que si vendo un cuadro en diez mil pesos me quitan cinco mil… no estoy para mantener zánganos”, concluye con una lapidaria frase que subraya la mezquindad y el materialismo que dominan en nuestro medio y que relegan a toda expresión artística a los rincones más sórdidos de la existencia. Esperemos que en breve su obra se exponga en un lugar digno.