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Joan Manuel Serrat

Verso a verso se hace camino al cantar

Julio Alberto Valtierra

juliovaltierra@hotmail.com


El pasado 1 de diciembre de 2021 el cantautor catalán Joan Manuel Serrat anunció su retiro de los escenarios, después de una trayectoria de más de 50 años en el mundo de la música. Y expresó que ha decidido despedirse en persona con la gira “El vicio de cantar 1965-2022”, la cual iniciará el 27 de abril en Nueva York y recorrerá América Latina y España para terminar el 23 de diciembre en Barcelona.

“Lo que he decidido es despedirme en persona. No me gustó sentirme despedido por una plaga. Quiero despedirme personalmente del público con el que he compartido vida y canciones durante más de medio siglo”, explicó el cantante, de 77 años, en una entrevista al periodista Juan Cruz en el diario El País.

Esta gira del adiós llega luego de una larga ausencia a la que Serrat, al igual que cientos de artistas debido a la pandemia de Covid-19, se vio obligado a abandonar los espectáculos de manera presencial.

Serrat indicó que aunque no volverá a los escenarios tras la gira, continuará trabajando en su casa componiendo y tocando, por lo que no descartó grabar un disco.

¿Pero qué hace aquí esta nota que debiera estar en la sección de chismes y espectáculos? Realmente, no lo sé con claridad. No sé qué buscaba Serrat.

No han cesado los aplausos y elogios hacia una de las grandes eminencias entre los cantautores en habla hispana. Recientemente acaba de recibir el primer gran premio por su legado, ya que el gobierno le ha otorgado la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio “por su brillante carrera y su contribución a la cultura y el arte españoles”, esto es, la condecoración de más alto rango para personas físicas que no pertenezcan a las altas instituciones o no sean jefes de estado.

Joan Manuel Serrat es, por derecho propio, uno de los más grandes poetas de nuestra música popular. Su legado está unido intrínsecamente a lo mejor de nuestra historia sentimental y emocional de varias generaciones. Nadie como él ha sabido cantarle a las grandes y pequeñas cosas que el tiempo no dejó olvidadas en un cajón: el amor, la libertad, la justicia y la solidaridad. Si hubiese que definir a Serrat con pocas palabras, serían humanidad, cercanía y verdad. La voz de Serrat ha resonado libre más allá de las censuras, prisiones y dictaduras. La vida sería mucho más bella si se convirtiera en una canción de Serrat. Con todo respeto, lo anterior quiero decírselo yo, va este homenaje con respeto y admiración.


Trayectoria

Cantautor y compositor con una carrera musical de más de cincuenta años, Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943) actuó por primera vez en público el 18 de febrero de 1965 en el programa “Radioescope” de Radio Barcelona, y fue pionero de lo que se llamó la Nova Cançó catalana.

Sus géneros han ido del cancionero popular, el folklore catalán, la copla española y el bolero, además de cantar a grandes poetas como Antonio Machado o Miguel Hernández. Temas como “Para la libertad”, “Cantares”, “Nanas de la cebolla”, “La paloma” o “La saeta”, entre otros muchos, son hitos dentro del cancionero de Serrat y han permanecido en su repertorio habitual durante el último medio siglo. Su canción “Mediterráneo” es un clásico y está considerada una de las mejores canciones españolas de todos los tiempos.

Artista comprometido con su tiempo, en 1968 no pudo participar en Eurovisión tras insistir en interpretar en catalán la canción que finalmente resultaría ganadora, “La, la, la”, que fue interpretada por Massiel. Sus manifestaciones sobre los últimos fusilamientos firmados por Franco lo obligaron a exiliarse, y la proyección de su obra hizo que se le prohibiera la entrada en la Argentina y el Chile de las dictaduras.

Galardonado en 2009 con el I Premio Nacional de las Músicas Actuales, Serrat ha recibido otras altas distinciones, como su nombramiento como Caballero de la Legión de Honor de la República Francesa o la concesión de la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, la Encomienda del Mérito Civil y el premio de Honor de los Premios de la Música, entre otros.

Ha publicado más de 30 discos de estudio desde la grabación en 1967 de Ara que tinc vint anys, a destacar Dedicado a Antonio Machado, poeta (1969) y Miguel Hernández (1971), en los que puso música a los versos de estos dos literatos españoles, y Mediterráneo (1970).

También destacan títulos como Cançons tradicionals, La paloma, Per al meu amic, Retratos, Canciones de amor, La mujer que yo quiero, Cada loco con su tema, Sinceramente teu, Poema de amor, Utopía, Nadie es perfecto, El gusto es nuestro (con Ana Belén, Miguel Ríos y Víctor Manuel) o Dos pájaros de un tiro (con Joaquín Sabina) y canciones como “Penélope”, “Lucía”, “Bienaventurados” o “Palabras de amor”, entre otras muchas.

En la entrevista a El País, Serrat argumenta así su decisión: “Tocaré y compondré en casa, es posible que grabe un disco. Pero no volveré a los escenarios. Y me despediré no a la francesa, sino como corresponde”.


Serrat anuncia su retiro de los escenarios

A sus 77 años, Joan Manuel Serrat ha anunciado que se retirará de los escenarios tras una última gira en 2022. El 12 febrero de 2020 ofreció su último concierto hasta la fecha, como parte de una gira junto con su amigo y compañero Joaquín Sabina, en el segundo de los dos compromisos en el Wizink Center de Madrid, donde el artista jienense sufrió una caída en el foso que obligó a su hospitalización y a una larga convalecencia.

En 1968, Serrat se negó a seguir las órdenes del entonces dictador español Francisco Franco de interpretar una canción en español en lugar de hacerlo en catalán, la versión original; y a mediados de los 70, después de haber criticado el régimen de Franco, se exilió en México. No regresó a su país hasta la muerte del dictador, en 1975.

En 2006 lanzó Mo, su primer álbum grabado totalmente en catalán en 17 años. Y dos años después colaboró con su compatriota Joaquín Sabina en Dos pájaros de un tiro, al que le siguió La orquesta del Titanic, en 2012. La gira que realizó por toda Latinoamérica y Europa junto con Sabina fue capturada en el documental El símbolo y el cuate.

A comienzos de noviembre presentó su más reciente producción, el disco de duetos Antología desordenada.


El soundtrack de mi vida

Hoy comparto el álbum Miguel Hernández del cantautor catalán Joan Manuel Serrat porque este disco me parece el más emotivo que he escuchado en toda mi vida (aún lloro cada vez que lo oigo) y porque definitivamente es uno de los más importantes en el soundtrack de mi vida.

Definitivamente, en la lista de mis álbumes favoritos tenía que aparecer uno de Joan Manuel Serrat, ¿pero cuál? Y es que con Serrat me ocurre lo mismo que con Real de Catorce, Joaquín Sabina y Charly García, me causa un profundo placer escuchar cualquiera de sus discos.

Realmente disfruto la discografía completa de Serrat (que consta de 32 álbumes de estudio, seis álbumes en directo y trece álbumes recopilatorios), pero obviamente unos me gustan más que otros. Entre los que más me gustan puedo mencionar los siguientes:

En castellano: La paloma (1969), Dedicado a Antonio Machado, poeta (con poemas de Antonio Machado, 1969), Mi niñez (1970), Mediterráneo (1971), Miguel Hernández (con poemas de Miguel Hernández, 1972), Para piel de manzana (1975), En tránsito (1981), Cada loco con su tema (1983), El sur también existe (con poemas de Mario Benedetti, 1985), Bienaventurados (1987), Material sensible (1989), Utopía (1992), Nadie es perfecto (1994), Sombras de la China (1998), Versos en la boca (2002), Hijo de la luz y de la sombra (con poemas de Miguel Hernández, 2010), La orquesta del Titanic (2012), con Joaquín Sabina.

En catalán: Ara que tinc vint anys (1967), Com ho fa el vent (1968), Per al meu amic (1973), Fa vint anys que tinc vint anys (1984).

En directo: En directo (1984), El gusto es nuestro (con Ana Belén, Miguel Ríos y Víctor Manuel, 1996), Serrat sinfónico (2003) y Dos pájaros de un tiro (con Joaquín Sabina, 2007).

Definitivamente, me gusta toda la discografía de Serrat y puedo escuchar con sumo placer todos sus álbumes. Pero elegí a Miguel Hernández por dos razones muy específicas: con este disco me enganché de manera definitiva con la poesía y comencé a escribir poemitas; y emocionalmente este disco me conecta con mi hijo Alexander.


Serrat canta a Miguel Hernández, el disco

Serrat ha realizado versiones de textos de muchos poetas: Antonio Machado, Pablo Neruda, León Felipe, Rafael Alberti, Mario Benedetti. Sin embargo el poeta de Orihuela ha sido sin duda el que más ha marcado su obra. En 1972, en plena dictadura franquista, Serrat publicó el LP Miguel Hernández, donde aparecen poemas míticos como “Para la libertad”, “Nanas de la cebolla”, “Menos tu vientre”, “Elegía”, etc.

Miguel Hernández es el título del noveno álbum LP que el cantautor catalán Joan Manuel Serrat grabó en 1972 con la compañía discográfica Zafiro/Novola. En él musicaliza poemas del poeta oriolano Miguel Hernández con arreglos del Francesc Burrull.

Todas las letras son de Miguel Hernández. La musicalización es autoría de Serrat, a excepción de “Nanas de la cebolla”, con música de Alberto Cortez.

Las canciones del disco son: 1) “Menos tu vientre”, 2) “Elegía”, 3) “Para la libertad”, 4) “La boca”, 5) “Umbrío por la pena”, 6) “Nanas de la cebolla”, 7) “Romancillo de mayo”, 8) “El niño yuntero”, 9) “Canción última”, 10) “Llegó con tres heridas”.

Escuché este disco por primera vez cuando yo tendría unos 14 o 15 años, quizá 16; en ese entonces yo era un jovencillo que trabajaba de obrero y sólo había estudiado la primaria, pero por alguna razón desconocida para mí desde el primer momento el disco me impactó, especialmente la estremecedora “Elegía”, poema dedicado por el poeta a su amigo Ramón Sijé... Y lloré, sin saber por qué… Y ni siquiera imaginé que muchos años después tendría una verdadera razón para llorar cuando escuchara esta dolorosa y conmovedora canción.


Serrat canta al poeta

En 1972, en la cúspide de su talento y de su fama, Joan Manuel Serrat publicó Miguel Hernández, un álbum imprescindible que pone música a las palabras de uno de los más grandes poetas españoles. Serrat había conseguido una popularidad y un éxito increíbles gracias a los discos dedicados a Antonio Machado (1969) y Mediterráneo (1971). Fue entonces cuando decidió grabar uno de sus discos más pesimistas. No podía ser de otra manera si pretendía musicalizar al poeta Miguel Hernández. Los textos elegidos cobrarían mucho más significado con el dictador Francisco Franco todavía en el poder.

Serrat hizo un trabajo impecable, sobrio y enérgico, en el que los versos del poeta se adaptan con una naturalidad pasmosa a los registros y las melodías de Joan Manuel. Se dice que Josefina Manresa, viuda de Hernández, agradeció tantas y tantas veces que se hubiera hecho este disco, que el propio Serrat llegó a sentir vergüenza, porque no quería restarle protagonismo a las letras del poeta.

En la funda de la edición mexicana del disco, Serrat habla acerca de cómo fue su descubrimiento de la poesía de Miguel Hernández:

“Conocí a Miguel Hernández en uno de aquellos bancos del umbrío jardín de la Universidad, la vieja y entrañable Universidad Central a cuyo balcón principal un glorioso día se asomó la libertad para arrojar sobre la acera el busto altivo del dictador. Gran día aquel. Luego llegaron sus lacayos y nos comieron a palos, pero no importa. En aquellos bancos hablábamos de amor, conspirábamos contra el régimen, leíamos poesía y tomábamos el sol al mismo tiempo. En aquellos claustros, en aquellos jardines, en aquellas aulas, entre octavillas clandestinas y apuntes de genética aplicada, también iban de mano en mano los maravillosos libros que desde Argentina nos hacía llegar la Editorial Austral —bendita sea— y que nos devolvían a aquellos que fueron condenados al ostracismo, con toda su voz y todo su acento. Aquellos libros eran ventanas abiertas por las que entraba un aire nuevo que ventilaba el tenebroso tiempo de la dictadura. Quisiera que los que escuchen estas canciones recuerden que su autor fue un poeta perseguido, condenado y encarcelado. Un hombre que murió en prisión por el delito de pensar y escribir cosas como las que aquí pueden oír. Fue un pastor de cabras, fue una persona comprometida con su gente y con su tiempo. Un hombre sencillo y sensible que amaba la libertad y decía: ‘Soy como el árbol talado que retoño y aún tengo la vida’ y se la quitaron. Que el destino mantenga fresca la memoria y nos libre de aquellos que asesinan a los poetas y a la poesía”.

Y creo que para entender las palabras de Serrat y para comprender mejor y apreciar en toda su dimensión las canciones del disco es necesario conocer un poco acerca de la vida del poeta.


Breve biografía de Miguel Hernández

Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela, provincia de Alicante, en la comunidad de Valencia, España, el 30 de octubre de 1910. Fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, Miguel Hernández mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como “genial epígono” de la generación del 27.

Fue un poeta que pasó del catolicismo y la poesía íntima a la poesía para el pueblo y combativa; fue uno de esos hombres de letras que se comprometieron con sus poemas y su lucha propia a vencer al fascismo durante la Guerra Civil, afiliándose a las filas del Partido Comunista. Su poesía por entonces se hace más social y manifestó a las claras un compromiso político con los más pobres y desheredados.

Al estallar la Guerra Civil Española (1936-1939), Miguel Hernández radicaba en Orihuela. En el verano del 36 se afilió al Partido Comunista de España y desde comienzos de 1937 figuró como comisario político militar. Su actividad de comisario político comunista en el ejército le valdría ser condenado a muerte tras la guerra, pero la pena capital fue conmutada por 30 años de prisión.

En plena guerra, logró escapar brevemente a Orihuela para casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. A los pocos días tuvo que marchar al frente de Jaén.

En el verano de 1937 asistió al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura celebrado en Madrid y Valencia, donde conoció al peruano César Vallejo. Más tarde viajó a la Unión Soviética en representación del gobierno de la República, de donde regresó en octubre para escribir el drama Pastor de la muerte y numerosos poemas recogidos más tarde en su obra El hombre acecha.

El 19 de diciembre de 1937 nació su primer hijo, Manuel Ramón, que murió a los pocos meses, y a quien dedicó el poema “Hijo de la luz y de la sombra” y otros recogidos en el Cancionero y romancero de ausencias. El 4 de enero de 1939 nació su segundo hijo, Manuel Miguel, a quien dedicó las famosas “Nanas de la cebolla”. Y escribió un nuevo libro: Viento del pueblo.

En abril de 1939, recién concluida la guerra, se había terminado de imprimir en Valencia El hombre acecha. Aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista ordenó la destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron permitieron reeditar el libro en 1981.

Como en Orihuela corría mucho riesgo, el poeta decidió irse a Sevilla pasando por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Portugal por Huelva. Sin embargo fue aprehendido por la policía fascista de Portugal, quien lo entregó a la Guardia Civil española.

Cuando estaba en prisión, su mujer Josefina Manresa le envió una carta en la que mencionaba que sólo tenían pan y cebolla para comer; el poeta compuso en respuesta las “Nanas de la cebolla”.

Desde la cárcel de Sevilla lo trasladaron al penal de la calle Torrijos en Madrid, de donde, gracias a las gestiones que realizó Pablo Neruda ante un cardenal, salió en libertad inesperadamente, sin ser procesado, en septiembre de 1939.

Pero cuando volvió a Orihuela fue delatado y detenido y nuevamente fue enviado a la cárcel; ya en la prisión de la plaza del Conde de Toreno en Madrid, fue juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940.

José María de Cossío y otros intelectuales amigos, entre ellos Luis Almarcha Hernández, amigo de la juventud y vicario general de la diócesis de Orihuela (posteriormente obispo de León en 1944), intercedieron por él y se le conmutó la pena de muerte por la de treinta años de cárcel.

En septiembre de 1940 lo enviaron a la prisión de Palencia, donde decía que no podía llorar, porque las lágrimas se congelaban por el frío; y en noviembre fue trasladado al penal de Ocaña, en Toledo. En 1941 fue trasladado al reformatorio de adultos de Alicante, donde compartió celda con Buero Vallejo. Allí enfermó. Padeció primero bronquitis y luego tifus, que se le complicó con tuberculosis.

Miguel Hernández falleció en la enfermería de la prisión alicantina a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con tan sólo 31 años de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que su amigo Vicente Aleixandre compuso un poema. Fue enterrado en el cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante, el 30 de marzo.

Sin embargo, a pesar de que el franquismo acabó con su vida, sus letras no pudieron ser asesinadas. No sólo se siguieron editando poemarios suyos, sino que también fueron cantados. Cantautores como Paco Ibáñez, Víctor Manuel y Ana Belén han realizado versiones de poemas suyos. Sin embargo, quien ha reflejado de forma más excelente en la música los poemas de Miguel Hernández ha sido el cantautor catalán Joan Manuel Serrat.


¿Por qué me gusta tanto este disco?

Todavía recuerdo con emoción mi primer acercamiento a Miguel Hernández, cuando lo descubrí gracias al disco de Serrat, siendo yo aún un púber adolescente sin conocimientos. El impacto fue tremendo, brutal, demoledor.

El álbum Miguel Hernández, tan negro como su portada (en España, porque la edición mexicana salió con portada blanca), tiene un tono que provoca escalofríos, es una angustiosa colección de poemas sombríos llenos de sufrimiento, ira y desesperación, el alma se conmueve canción tras canción, arropadas con austeros y elegiacos arreglos, a través de la soberbia orquestación de Francesc Burrull.

Hace casi cuarenta años —lo confieso— mi alma y mi espíritu se estremecieron con aquellos maravillosos poemas vueltos canciones: “El niño yuntero”, “Para la libertad”, “Menos tu vientre”, “La boca”, “Llegó con tres heridas”, “Nanas de la cebolla” y, sobre todo, la soberbia “Elegía”.

En diciembre de 1935 murió su fraternal amigo de toda la vida, Ramón Sijé, y Hernández le dedicó este extraordinario poema.

Elegía a Ramón Sijé

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto
como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracolas
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.
Tanto dolor se agrupa en mi costado,
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes,
sedienta de catástrofe y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.
Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irá a cada lado
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas
de almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

(10 de enero de 1936)

Para comprender el significado de este poema, lo primero que deberemos tener en cuenta es la relación existente entre estos dos poetas, Miguel Hernández y Ramón Sijé. Ambos, vecinos de Orihuela, entraron en contacto en la presentación de la revista oriolana Voluntad. Ramón ayudó a Miguel Hernández en sus primeras andaduras por los caminos literarios, buscándole incluso un editor en Murcia para el libro Perito en lunas, cuyo prólogo escribió él mismo, y cuando Sijé, quien realmente se llamaba José Ramón Marín Gutiérrez, le publicó varios poemas en su propia revista, El gallo crisis.

Eran dos personas distantes en su ideología política y en sus concepciones estéticas, pero les unió una fuerte amistad y su gran interés por la poesía. Sin embargo, esa amistad se vio rota cuando Miguel entró a formar parte del círculo de Pablo Neruda, quien lo convenció de que su relación con Sijé podía ser un lastre para su proyección poética. Por ello, cuando Ramón murió, a causa de una septicemia al corazón, el 24 de diciembre de 1935, con sólo 22 años de edad, Miguel se llenó de remordimiento y quiso reconciliar su conciencia escribiendo, en sólo 15 días, este bello poema que apareció en su libro El rayo que no cesa, que salió a la venta el 24 de enero de 1936.

Miguel Hernández creó un mundo poético repleto de símbolos rurales y campesinos, por ello el poema comienza con el verso: “Yo quiero ser llorando el hortelano…”, porque desea cuidar y trabajar esa pequeña parcela de tierra que su amigo estercola con su cuerpo, alimentando con su corazón amapolas, una flor bastante común en los campos mediterráneos y rojas como la sangre. Avanzando por las estrofas, vemos cómo el poeta evoluciona en su desesperación y pasa de la locura, pues quiere desenterrar el cuerpo de Ramón, al misticismo, y pretende ver a su amigo en las aladas almas de las rosas del almendro, como un alma pura que vuela hacia el más allá. En esta evolución descubrimos cómo el poeta, que primero no puede soportar el dolor por la muerte de su amigo, luego la acepta resignado y finalmente encuentra la paz al comprender que su compañero será eterno en la naturaleza.

La “Elegía” está estructurada formalmente en quince tercetos encadenados y un serventesio final. Pero la organización interna, o de contenido, la podemos dividir en tres partes: Primera: los seis tercetos iniciales son de desconcierto puesto que no se explica la temprana muerte de su amigo. Segunda: desde el séptimo terceto hasta el undécimo, donde aparece la rabia y la censura a la muerte por haberse enamorado del joven poeta. Y tercera: las últimas estrofas, en las que aparece la visión panteísta de la naturaleza humana, compuesta por cuerpo y alma, y la vuelta de esta a la naturaleza, donde morará eternamente.

Definitivamente el disco más emotivo de Serrat en todos los tiempos. Miguel Hernández es un disco espectacular, maravilloso, rabiosamente hermoso y brutal, sin duda, que sigue sonando a gloria bendita y que será muy difícil de igualar.

Dije antes que desde la primera vez que escuché este disco las sombrías metáforas de “Elegía” me hicieron llorar sin saber por qué; pero desde el 2 de abril del 2008 este poema-canción tiene un nuevo significado: “Elegía” me recuerda a mi hijo Alexander, quien murió al momento de nacer:

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
Alexander del alma, tan temprano.

Gracias a músicos como Serrat por mantener viva la memoria y la poesía de personas como Miguel Hernández. La memoria es necesaria en la cultura.

Serrat me parece el mejor escritor de canciones de lengua castellana, un maestro del texto... inigualable. Es un referente como músico y como poeta.

Serrat, gloria de la canción de compromiso ideológico, ha sido un ejemplo... Yo era niño y Serrat era un caballero que conquistaba generaciones enteras.

El artista catalán, que ha dejado una marca en generaciones de músicos y fanáticos a través de sus cinco décadas de trayectoria, recibe el galardón por sus logros musicales y sociales y por sus contribuciones a la cultura iberoamericana.

Serrat es un espíritu tan valiente, tan rebelde, sus canciones son vigentes. Es un artista eterno. Estamos ante un gigante, un grandísimo poeta.

Consciente o inconscientemente, todos los que se dedican a la música desde los años 60, todos, estamos influidos por Serrat.


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La transparencia en México

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