Gracias al mundo de internet he conocido a incontables personas talentosas de distintos países y una de ellas es Tania Anaíd Ramos González, conocida como Azula, poeta puertorriqueña. En el siguiente enlace pueden ver la introducción de la entrevista, en la que además recitamos poemas de su autoría: https://youtu.be/XI2As9ozO3M. Después de una charla a través de Messenger le envié un cuestionario por correo. En la entrevista hablamos de lo más relevante de su trayectoria como bailarina, poeta y estudiosa de la poesía hispanoamericana. Acá te dejo otro poema: https://youtu.be/h8r_tas0nc4.
CJJ: ¿Cómo describes las influencias artísticas de tu familia? Pues noto que han sido primordiales en tu formación profesional, artística y poética.
Azula: Mi familia ha sido el núcleo vital de mi existencia y la fuente inagotable de amor y arte. Ha influenciado artística, ética e ideológicamente en quien soy. Vengo de una familia trabajadora que lleva en sus venas el arte, la música y la poesía, que sufrió el fuerte prejuicio contra los puertorriqueños al emigrar a los Estados Unidos en la década de los cincuenta y que eligió luchar por la independencia de mi país. Tuve una abuela forjadora de conciencias que supo responderle a la adversidad hasta el último aliento; así que, sí, mi familia ha sido fundamental.
CJJ: Eres amante de la coreografía, has sido bailarina de danza experimental y maestra de ballet clásico. ¿Desde cuándo te has dedicado a este arte? En resumen, ¿qué nos dices sobre esta fase de tu vida?
Azula: Amo la danza. Es una forma, igual que la poesía, de echar a volar el alma. A los ocho años tomo mis primeras clases de ballet en el Ballet Teatro Infantil de Nana Hudo. Como bailarina clásica, fue un gran reto para mí porque el ballet exige unas condiciones físicas muy específicas y rigurosas: flexibilidad extrema, un arco pronunciado en los pies, una rotación natural de las caderas, un peso ideal, entre muchas otras, y yo no cumplía a cabalidad con todas ellas. Fueron tiempos difíciles y fue en la danza moderna y experimental que mi cuerpo encontró su propósito y logró dar rienda suelta a su pasión: la coreografía. No hay duda de que la estética del ballet tiene sus reglas y principios y es hermosa, por eso dediqué muchísimos años a su enseñanza y a estudiar su metodología porque es la mejor base que pueda tener un bailarín.
CJJ: ¿Qué representó Carlota Carrera en tu carrera como bailarina?
Azula: Carlota Carrera fue mi mentora como maestra de ballet clásico en Puerto Rico. La conocí cuando yo tenía 13 años y ella recién llegaba al país, luego de haber sido bailarina de compañías prestigiosas como el Ballet Nacional de Cuba, el Ballet Clásico de México y el American Ballet Theatre. Además, sus maestros principales fueron León Fokine, de la escuela rusa de ballet y Fernando Alonso, José Pares y Alicia Alonso, de la escuela cubana de ballet. También Carlota fue examinadora del Royal Academy of Dance, la escuela inglesa de ballet, y miembro autorizado para ofrecer los exámenes en Puerto Rico. Así que ir de la mano de ella era tener una formación sólida de la enseñanza del ballet. Carlota fue una fuente inagotable de sabiduría, siempre se lo agradecí. Fui maestra de ballet en su escuela Ballet Arte de 1985 a 1988. Luego pasé a formar parte de la facultad de Ballet en Ballet Concierto con su apoyo. Cuando me fui de Ballet Concierto, mantuve una hermosa amistad con ella que duró hasta que perdí su rastro. Fue una mujer importantísima y valiosa no sólo en mi vida, sino en el ballet de mi país.
CJJ: Por internet leí un cuento de tu autoría titulado “En las redes de Narciso”, en el que presentas una realidad actual sobre los amores cibernéticos. ¿Qué te inspiró a escribir sobre este tema?
Azula: Debo confesarte que he unido varias historias en una y que el cuento está basado en anécdotas de un círculo de amigas muy especiales en mi vida. Narciso es el prototipo de hombre seductor e inteligente que tiene un listado de mujeres a las cuales pretende conquistar y que se vanagloria sobre sus poderes en esos menesteres. Es una historia que puede mirarse a la inversa, pues conozco hombres que han padecido las mismas trampas de seducción por parte de muchas mujeres. También es una preocupación que tengo como madre en la crianza de dos adolescentes. “Enamorarse” por internet puede ser un engaño para el corazón porque este es un medio lleno de pasadizos oscuros por donde cualquier alma inocente o persona extraordinariamente buena puede resbalar y sufrir. Sé que habrá sus excepciones, pero lo importante, creo, es atisbar a tiempo una mala relación, cibernética o no, para luego no lamentarlo.
CJJ: Por tradición, la poesía boricua ha tenido excelentes representantes. ¿Qué tal es la del presente? ¿Cómo luce la producción poética contemporánea?
Azula: Puerto Rico ha tenido y tiene extraordinarios poetas. De hecho, es una cantera de poesía. Los poetas contemporáneos seguimos teniendo las mismas preocupaciones que generaciones anteriores y la misma necesidad de apalabrar el amor, el dolor, y de denunciar los atropellos y las injusticias. Hay una condición política en mi país que no ha cambiado en siglos, tristemente, y es la de ser una colonia. Primero, fue colonia de España por más de 400 años y, luego, de los Estados Unidos desde 1898. Cuando se vive en un país intervenido y lleno de etiquetas para dormirte, los escritores, pero más arrojadamente los poetas, van a desvelar inevitable y hermosamente a través de sus versos su indignación. Así que sigue habiendo mucha producción de calidad y muy aguda ideológicamente.
CJJ: ¿Qué métodos implementan en las escuelas públicas y privadas de Puerto Rico para leer poesía y conocer a los autores nacionales?
Azula: Me encantaría responder que en mi país hay una política pública educativa que prioriza la enseñanza de la lengua y de la literatura, de autores nacionales e internacionales, pero no es así. En las escuelas públicas y privadas, y voy a hacer una generalización sabiendo que hay maestros que sí enseñan poesía de una forma extraordinaria y salvan el sistema de educación, se enseña poca poesía a partir de ciertos niveles. Se le da más énfasis a la vida de los autores, al listado de un vocabulario inconexo para buscar su definición y a la memorización de fechas y títulos de las publicaciones. Esto lo veo reflejado en las pruebas del College Board cuando los estudiantes tienen que analizar un texto poético, pues se les dificulta mucho su interpretación. Es comprensible que, para analizar un poema y cualquier texto literario, hay que haber estado expuesto a él, es una mirada distinta a la del texto argumentativo o expositivo. Para entender la poesía primero hay que entender la lengua en la que está escrita, su formación, sus derivaciones, sus flexiones, su musicalidad, tener una exposición continua a un vocabulario variado, reconocer la polisemia, conocer bien su gramática para luego quebrarla y valorar la belleza de esa lengua. La poesía juega con las reglas convencionales del lenguaje. Si los estudiantes no las conocen y no las entienden, entonces se frustran y ese es otro gran reto. La enseñanza de la lengua y de la literatura necesita una revisión profunda.
CJJ: Para el año 2000 tuviste el privilegio de entrevistar personalmente a la poeta, docente, compositora y traductora uruguaya Idea Vilariño (1920-2009). ¿Qué simbolizó este encuentro para tu carrera literaria?
Azula: A Idea Vilariño me llevó una herida. Cuando leí su obra poética me identifiqué con su poesía. Sentí que estábamos hermanadas, sólo que ella había dicho primero lo que yo sentía. Luego estudié detenidamente sus ensayos sobre poesía, grupos simétricos, la masa sonora del poema y fue aún más revelador, pues descubrí mundos que, para mí, en ese momento, eran incompatibles la matemática y la ciencia de la poesía. Su análisis del ritmo en la poesía de otros poetas me pareció tan increíble que tuve la urgencia de aplicarlo a su poesía. Idea Vilariño no daba entrevistas a nadie, me lo habían advertido, pero me esforcé por despertar su curiosidad y me permitió llegar hasta su casa. Ya allí nos hicimos amigas en la poesía, tomamos mate, hablamos de sus amores, de los míos, de escritores conocidos y desconocidos y de quienes no consideraba poetas. Fui con copia de las cartas que ella envió a Juan Ramón Jiménez a Puerto Rico, con una antología de la poeta puertorriqueña Julia de Burgos, una hija en el vientre y muchas preguntas. No me permitió grabar nada, pero no lo necesité porque hice mis apuntes. De hecho, voy a publicar un ensayo basado en esos apuntes para celebrar su centenario. Esa experiencia marcó mi vida, fue como estar en una carpa roja sagrada y ancestral en donde la poesía era la protagonista. Creo que hasta me tomó cariño, me invitó a regresar al día siguiente y nos llegamos a cartear. Su muerte me tomó por sorpresa. La lloré como a un familiar. Fueron muchas noches y años leyéndola, hurgando en sus versos; además, ya éramos amigas, nos habíamos confesado tanta vida suelta. Esa noche escribí un breve relato que luego publiqué con el título “Una promesa debida a Idea Vilariño”. Con Idea Vilariño se modificó mi manera de entender la poesía.
CJJ: Con tu tesis de maestría La idea de muerte en la poesía de Idea Vilariño ganaste el premio Gertrudis Gómez de Avellaneda otorgado por la UNESCO en el 2002. ¿Qué te dijo Vilariño cuando le dijiste que estabas haciendo una tesis sobre su obra? ¿Ella leyó tu trabajo? ¿Has publicado esta tesis?
Azula: Idea Vilariño sabía de qué se trataba mi investigación meses antes de conocerla personalmente en Montevideo. Con ella también pude discutir el método que estaba utilizando para analizar su poesía. Le llevé varios poemas analizados y fue curioso porque no se esperaba que alguien pasara el mismo trabajo que ella con sus textos. Gracias a ese riguroso análisis obtuve el premio de la UNESCO en el 2002. La tesis no ha sido publicada, pero es algo que está en agenda, se lo debo a ella y creo que puede ser útil para los amantes y escudriñadores de la poesía.
CJJ: Tu tesis doctoral trata el tema del amor en la poesía de la poeta y declamadora puertorriqueña Ángela María Dávila (1944-2003). ¿Qué significó para ti haber estudiado su obra literaria?
Azula: Ángela María Dávila es una poeta extraordinaria que merece seguirse estudiando y ser leída con cuidado por toda Hispanoamérica. Estudiarla fue ahondar en la historia y política puertorriqueña contestataria y sagaz. Además, fue identificar una tradición poética de un ingenio agudo y particular. Publicó poco, igual que Vilariño, pero no es la cantidad de su obra, sino la calidad. Ángela María no desperdició una sola letra, ni un adjetivo, ni un verbo, ni un verso. Sus metáforas imposibles, perfectas y bellas, logran mover al lector más incrédulo. Así que Ángela María significó retornar al estudio de la poesía puertorriqueña y a mis raíces.
CJJ: Escribes poesía, cuentos, ensayos y artículos de opinión. ¿En cuál género te sientes más cómoda para plasmar lo que piensas y sientes? ¿Cuáles son los temas que brillan en tus composiciones poéticas?
Azula: Me siento más cómoda escribiendo poesía, construyendo el verso, puliéndolo, dejando que el fuego lo encienda y el tiempo lo enfríe. Escribo casi todos los días, aunque sea un verso, una idea, una frase o un poema. Lo hago desde pequeña, pues practicaba con mi abuela escribir versos. Para mí es estar en un lugar seguro y también muy cercano a ella. Los temas varían, todo depende de cuáles sean las estaciones por donde pasa el corazón.
CJJ: ¿Qué le aporta Azula a los lectores a través de sus creaciones literarias? ¿Por qué leerla? ¿Qué te hace ser singular poéticamente?
Azula: Azula escribe porque es una vocación que le viene de adentro. Como artista, es inevitable querer ser inspiración, pero no es algo consciente. Quisiera que mi poesía hiciera en otros lo que ha hecho en mí la poesía. No tan sólo recorrer los aspectos formales del género, sus niveles, sus misterios, sino que ha sido una búsqueda íntima que me reconcilia con lo que soy.
CJJ: Tienes dos poemarios inéditos: Invisibilidades y Llueve. En síntesis, ¿puedes hablarme del contenido de cada ejemplar?
Azula: Invisibilidades es un poemario dedicado a las tres mujeres que han marcado mi vida a nivel intelectual: Idea Vilariño, Ángela María Dávila y mi abuela Lolita Aulet. Mujeres que la historia, por decirlo de alguna forma, no ha sabido darles el lugar que merecen. Son mujeres necesarias, comprometidas, fuertes y sensibles a la misma vez y hay que visibilizarlas. Invisibilidades presenta cómo el tiempo y la cotidianidad van borrando a la mujer a través de las relaciones de poder, de amor, de maternidad, de trabajo, etc. De ahí emergen estas mujeres que parecen ser invisibles en un mundo que privilegia a los hombres y los amiguismos, mas no el talento ni la inteligencia. Es un poemario más críptico y ecléctico. En cambio, Llueve pareciera ser un libro de una vibración menos compleja que Invisibilidades, pero es una trampa en la que la lluvia es creación y también es dolor.
Luis Rico Chávez
Veselko Koroman Croacia
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Tania Anaíd Ramos Puerto Rico
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José Ángel Lizardo