Ensayo fotográfico
Scarlett Regalado Fernández
La soledad es un aspecto propio de la existencia, del cual nadie está exento. A veces se habita en ella y, en otras, se padece; hay partes de luz y otras más sombrías. Sin embargo espero que encuentres la valentía de conocer y reconciliarte con ambas y que cultives un jardín en tu propio templo.
Soledad
El tiempo de cuarentena ha sido un proceso cambiante, con experiencias retadoras a nivel interno y colectivo. Sobre todo al principio, valoraba intensamente el tiempo que me daba para estar y apreciar mi hogar.
El confinamiento me ha otorgado momentos de reflexión personal, de cómo se mueve el mundo y nosotros a través de él. Hay momentos en los que me encuentro en plenitud y otros en los que me siento más enajenada que nunca.
He procurado entender y establecer un equilibrio entre las luces y sombras que llegan a mostrarme aspectos de mí y de la vida.
A veces no lo comprendo del todo, tan sólo me quiero aislar o esconder. Al final también creo que, si desconectamos algo por un tiempo, puede después funcionar mejor, incluyéndonos a nosotros.
Me he sentido abrumada por el intenso aumento del uso de la tecnología. La interacción con pantallas para tareas escolares, lecturas en PDF, sesiones virtuales, edición de fotos, tutoriales o cursos... Inclusive en los momentos que quiero contactar con seres queridos es a través de un teclado, una cámara y pantallas, voces robotizadas, sin poder tener ningún tipo de gesto o acercamiento físico. Mi cuerpo ha tenido respuesta por eso a través de dolores de cabeza con distinta intensidad durante estos dos meses.
Sin embargo, al final intento (algunas veces con éxito, y otras no del todo) regresar a mí y despejar mi mente, realizando algo más orgánico como jugar con mi perrita, leer un poco, escuchar música o ver las nubes y algunos pájaros desde mi ventana o azotea.
Encontrándome en estas situaciones, doy a veces entrada a la nostalgia y a la añoranza, extrañando los momentos que parecen a veces tan lejanos pero que, sin embargo, pasaron apenas hace algunas semanas. De ahí me brinco a la incertidumbre y a la espera de que todo esto pase, pensando en todas las cosas que haría si esto termina. Qué irónico, ¿no? Pensar en lo que podría hacer en un futuro y no en lo que está en mis manos hacer hoy. Pero no me culpo, creo que es una condición muy propia del ser humano vivir en el pasado y en el futuro. Trabajo en volver al ahora y aceptar que, aunque esto no durará para siempre, es la realidad que estamos viviendo en este momento; procuro conservar la paz y gratitud de lo que tengo y lo que me están enseñando estos momentos.
Cosas que me han permitido aprender estos tiempos
- La vida y tu perspectiva de ella pueden cambiar más rápido de lo que piensas.
Cuarentena
- Necesitamos muy poquitas cosas para vivir y ser felices.
- Fortalece tu capacidad de empatía.
Ojos de campo y corteza que al verlos sentiste primavera
de luz
y cristalinos como rocío sobre una hoja
- El planeta nos demuestra que puede regularse por sí mismo, nuestra madre tierra tiene una gran sabiduría interna, deberíamos escucharla más.
- Trabajar en hacer las paces con la muerte, todos vamos para allá independientemente de lo que pase con esta pandemia.
Lostvers
- ¿Estás haciendo en realidad lo que quieres para tu vida?
- Cuestionarme constantemente lo que hago y hace el mundo, la humanidad tiene muchos aspectos por mejorar, ojalá cuando esta situación cambie, cambiemos también nosotros.
- Agradece: siempre habrá más cosas por agradecer que aquellas por las cuales lamentarse.
Espíritu de México
- Las caricias y gestos de amor son muy importantes y lindos.
- Haz más cosas por el placer de hacerlas y no por tener una recompensa monetaria.
- Aprender a aceptar las cosas que no puedo cambiar o que no dependen de mí.
Entropía
- Tener paz en medio del caos: meditar en el Tíbet es algo muy fácil; aprende a meditar en una ruidosa y agitada ciudad.
- Dejar afuera el individualismo: a veces la actualidad nos sugiere que tenemos que superar o hundir al que está al lado para poder crecer nosotros. Somos todos un organismo.
Ensueño
- Los momentos de caos nos llevan a nosotros mismos: aquellos pensamientos y emociones que se vuelven constantes en esta cuarentena constituyen configuraciones y creencias que hemos estado teniendo, que quizá en la cotidianidad no son tan perceptibles o que evadimos. Estas situaciones nos están dando lo que tenemos que trabajar. Aquello que te detona te demuestra dónde debes sanar.
Universo adentro. “Quizás el universo más fascinante y misterioso
de todos es el que tenemos dentro”: Carl Sagan
- Más que miedo a la muerte, hay que tener miedo a una vida apática, sin sentido y sin pasión.
- Ser más selectiva con mis fuentes de información: no sólo la veracidad, sino la cantidad y el momento. Atascarse de comida, aunque esté en buen estado, te puede causar indigestión.
Somos todos los trozos de lo que recordamos
- La cuarentena nos alejó temporalmente de los seres que queremos, dejándonos reencontrarnos cuando termine la pandemia. Pero en realidad no sabemos cuándo será la última vez que veamos a alguien (al menos en esta vida), así que ama, consiente, dilo, demuestra tu cariño, ten ese gesto y no lo dejes para después.