Logo

La balada del Lobo

Raúl Caballero García caballeror52@gmail.com

Te lastiman en casa y te golpean en la escuela
te odian por inteligente y desprecian a los tontos
eres un pinche loco terrible
que no sabe seguir sus reglas
“Héroe de la clase obrera”. John Lennon

Un magnífico inadaptado
ante el mundo
frente a la vida,
se aleja de los cotidianos
solitario, siempre, va por las calles de la ciudad
se acerca a los infrecuentes
se acerca al amigo hermano
va cerca de Lennon y Jagger
apareciendo y desapareciendo

Elige con libertad
sin compromisos
la independencia
donde resplandecen los cantos

En su casa de la Calle Obreros
mientras Uno se fumaba un toque
se elevaban con el humo
pasajes de César Vallejo y León Felipe
Efraín Huerta escribía y Carlos Pellicer se moría
los amigos de la Universidad
aparecían y desaparecían

Uno de esos momentos
—en ciertas sesiones con los amigos
que aparecen y desaparecen— se enlaza
con el silencio y la brasa

Resplandece

Las palabras se inflaman y flotan
elevándose por encima de la charla común
con nuevos y elocuentes significados
—esos que suelen ser los otros de la casualidad providencial—
por donde el humo aparece y desaparece

En su buque bautizado Fantasma
navegábamos por la ciudad
con la poesía de Lennon
y el canto de Jagger, en su voz
haciéndose eco

Encantado de conocerte
espero que adivines mi nombre
Hay que ser un héroe de la clase obrera
Si quieres ser un héroe, bien, sólo sígueme


Y los compañeros de la Facultad
aparecían y desaparecían

Oculta en la noche la proporción
John lo describe, Mick encarna su alma
y la banda, esa banda, representa su espíritu
ese viajero solitario trascendiéndose
siempre trascendiéndose

La Paloma dejó al pobrecito “poeta” equis y se fue con él
se marcharon a volar por los USA
aquel se quedó echando porras en el Santuario
ese barrio del pasmo.
Se fueron abrazados por la ruta de los aullidos
donde aparecían
y desaparecían

La anécdota sobre La Fuente y Las Escaleras
viene y va
aparece y desaparece

Con Rayuela bajo el brazo
Uno salía de Filosofía y Letras hacia la Avenida Alcalde
él venía con sus dos viejos amigos: Peraza y Loera
era una tarde a punto de noche

Preguntó: ¿Fuente o Escaleras?
—míticos establecimientos de fácil entrada
densa locura e incierta salida—

Pero Uno se quedó pensando en los indigentes cortazarianos
alucinándolos, imaginándolos, viendo a los tres filósofos
como aquellos en busca de un rincón urbano
donde acabar con el atardecer
con las botellas
sobre una mágica alfombra de papel periódico

Regocijo abierto al asombro
avanzamos, caminamos entre nimiedades y pozos cotidianos
Uno fantaseaba una fuente pública, poética
y una escalera —a modo de refugio— en algún barrio perdido
distante la comparación entre París y Guanatos
pero no tanto entre aquellos y estos

Sin embargo, unas cuadras más allá
Uno supo de Las Escaleras
y poco más tarde de La Fuente…
cantinas exilio, cantinas albergue, cantinas asilo
ámbitos que desaparecían o aparecían
con el humo

En esos tiempos Alberto Hernández González
—a quien su madre siempre llamó Raúl
y algunos le conocieron nomás como Lobo—
recién había vuelto de los USA
había vuelto a Guadalajara con Paloma
y el hijo de ambos: Aries
una mujer hermosa y espigada
bailarina de danza contemporánea,
un infante compañero del sosiego

Volvieron en una de aquellas Combis
—tan legendaria como tránsfuga de los Sesenta—
y el equipaje del retorno aparecía y desaparecía

Usaste la Combi como transporte escolar de párvulos
pero los empleos te duraban lo que dura un ciclo lunar
fuiste maestro de inglés en una Prepa
llegabas al aula con tu cerveza en un termo
y ante los expectantes bachilleres, soltabas:
“¿De qué quieren hablar, de sexo o de rock?”
vendiste hamburguesas en la calle a un costado de La Minerva
manejaste un camión municipal recogedor de la basura
fuiste conserje en la Universidad
esa misma donde —antes— culminaste estudios de Sociología.

En todas partes vas dejando en el aire tu épica dialéctica
Hay que ser un héroe de la clase obrera…

Ella se va un día de lluvia
cuando sale el sol, el efebo se reconoce
se adentra ensimismado
en un imprevisto arco iris
que aparecía y desaparecía

Lluvias y noches y días y nubes
aguaceros, lunas, soles, aire

otro día lleno de sol conociste a Mely
las nubes acariciaban sus rostros
cuando llegaron Ulises y Colomba
reafirmando la congruencia

Pero antes, antes, mucho antes y durante…
el humo y la música
en aquel noble Fantasma
aparecían y desaparecían

Encantado de conocerte
espero que adivines mi nombre, oh yeah
pero lo que no logras entender
es la naturaleza de mi juego… um yeah


Tu tendencia a la mordacidad irradiaba el entorno
aullabas tu risa dentro del Café Madoka donde
tu contagiosa frase se repetía entre la luna creciente
y la luna menguante

La identidad del humo en medio de las sombras.
La necedad obscurecía
                        humeante
en cada nueva taza…
Con cada nueva Bohemia
espumoso
el ego en su naufragio…
y entretanto, aparecías y desaparecías

Luego un día, hechos humo
te regalé Black and Blue de los portentosos.
Nuestros espíritus
atisbaron a través de las distracciones
se desentrañaron en las fulgurantes majestuosas profundidades
y a borbotones de ternura se propagaron
con requiebros minerales
fosforescentes
en una naturaleza umbrosa, impregnados
de ritmo con reminiscentes destellos.
¿Recuerdas cómo el ocio aparecía y desaparecía?

En el reinicio
aparecidos a partir del desenfado
la calidez del nido en el árbol monumental
el viaje se renueva en el reposo de la esencia
canto a la música, noción del vuelo, baile
gozo en el origen de la felicidad

Recibes y encuentras el otro lado del regocijo:
esa conciencia que hace danzar desde el corazón; ese aullido
a la hora de la del estribo
y los compas, ay, aparecían y desaparecían


Ahí, esa canción —Melody— que alcanza márgenes conmovedores
celebración y más gozo
desembocan en otra —para Uno— inmejorable:
Fool to Cry… donde nuestras niñas
nos dicen que lo somos por llorar
ya lo ves, la parafernalia de los recuerdos:
Sí, hijita, lo soy: Besito a papá.

Instalados ya en un estadio de esparcimiento
en el momento de los repasos se abren las entrañas
aparecen y desaparecen sus antecesoras,
luego los días de histeria y psicodelia
¿dónde estabas cuando aparecían y desaparecían?

Llegaron los años detrás de Black and Blue
en el frondoso espacio la espesura
¿cómo no recordar los rasgos que te identifican?

Luego entonces, consistentemente
del Banquete de los pordioseros
tu tradicional declamación
—interpretándola al vuelo—
de Simpatía por el diablo
entre tus sarcásticos tics y tus cínicos eructos voluntarios
la resonancia de tu risa, la repercusión de tus aullidos
cada rama del árbol alcanzando niveles epopéyicos

Entre el silencio y la brasa aparece la poesía
la poesía, poeta, la poesía dislocada:
Por encima del tiempo la leyenda está sellada

Lluvias y noches y meses y nubes
aguaceros, lunas, años, aire

Ella también se te fue a otros mundos

Platicas con el fuego en el corazón de tu cabaña
acaricias el tiempo en el fondo de la noche
detrás de la luna

Las nubes lo cubren todo
un Déjà Vu anidado en un gesto de ella
inconsciente y memoria sumando recuerdos
uno más otro más otros…
su mirada llena de luz
ese movimiento
para sacarse el pelo de la cara…

Cuando el humo aparecía y desaparecía.


Jumb14

Textos lunáticos

César Coronado


Jumb15

Una cuestión del reloj

Agustín de la Cruz


Jumb16

Fragmentos de un pianista violento

Darío Bonheur Argentina


Jumb17

La poesía de Yolanda Quiroz

Carlos Javier Jarquín Costa Rica


Jumb18

Tetrafonte

José Ángel Lizardo


Jumb19

Teofanía

Amaranta Madrigal


Jumb20

La clarividente memoria

Raúl Caballero García


Jumb21

El pliegue del pantalón

Paulina García González


Jumb22

Chiara

Patricia Plascencia Maravilla


Jumb23

Para qué escribir

Margarita Hernández Contreras