La clase social dominada no se ha rebelado abiertamente por que está
en estado de reconfiguración o en la desaparición de algunas de ellas;
es un momento de movilidad social y trayectoria social acelerada, y de
una movilización colectiva pausada. Se generan nuevos modos de lucha,
la desigualdad social se expande, similar a las dos etapas anteriores
del sistema capitalista, el ilustrado y el liberal, que Marx en su
momento describió *
* Del libro Clase media deslactosada
El enfoque de clase social en el análisis del desarrollo de las sociedades contemporáneas requiere de un proceso conceptual complejo, que vaya más allá de la simple definición; y en particular para la clase media, pues definirla o conceptualizarla sólo como un campo social y/o reducirla a una variable desenfoca la realidad. Así entendido y para comprender el dinamismo de la clase media y de la situación actual del proceso de su empobrecimiento, es imperante explicar, de manera sintética, el dinamismo y composición de la sociedad contemporánea y, posteriormente, exponer la intelección conceptual de la materia en cuestión, la clase media y su proceso de empobrecimiento.
En el planeta existen conjuntos de seres humanos, pero esta aglomeración de individuos por sí misma no conforma una sociedad, aunque sea parte esencial de la misma.1 Lo que constituye a la sociedad es lo que defino como sinapsis social de sentido empático/antipático de necesidades y de identidad/diferencia de intereses de individuos asociados y no sólo agrupados; en esta acción sináptica la sociedad se sistematiza y se estructura configurando espacios, campos y esferas sociales que, junto con los individuos, se personifican en sujeto-agente-actor social2 de dicha relacionalidad.
En este sentido, la sociedad contemporánea es como un complejo relacional que puede entenderse como un procesos de comunicación y acción social, al cual denomino como proceso sináptico social, se articulan de manera sistémica y se hace tangible de forma estructural; parafraseando a Bourdieu, es un proceso procesado procesorante, con un dinamismo constructivo dialéctico-autopoiético; es decir, la sociedad se autorreferencia (innova) y dialécticamente revoluciona en forma de espiral su statu quo.
La sociedad se autarcía, erige tres componentes macros que le dan peso, volumen y movimiento: estructura, sistema y un conjunto de instrumentos constructivo-funcionales respectivamente; con estos elementos, sistemática y estructuralmente la sociedad se (auto)conforma, construye espacios sociales bidimensionales: socio-físicos (comunidad); campos sociales: relacionalidad entre clases a través de sus respectivas estructuras; y esferas sociales: formal-informal-ilegal en el que los individuos asociados se gradacionan y relacionan conforme a la morphé3 (ver ilustración).
De acuerdo con el nivel de sinapsis social entre los espacios sociales, es el grado expansivo o contractivo de desigualdad social (entendiendo que la pobreza es la forma de la desigualdad social), lo cual se manifiesta de manera objetiva en el tipo de cuerpo social que van adquiriendo los propios espacios sociales y la sociedad misma. Los tipos de cuerpo y de espacio sociales se identifican con base en lo que he denominado clasificación sociosomática que permite establecer tres parámetros generales: la pauperisomática, una carencia o deficiencia de dos o más componentes de bienes de capital (BC), con un raquítico acceso y básico consumo y de conocimiento que tiende a un escuálido desarrollo social; la equisomática, equidad distributiva de acceso y oportunidades a los BC con un consumo y conocimiento satisfactorio que permiten el desarrollo social sustentable; y la perisomática, saturación y concentración BC en un sector social nada más, con un exceso de consumo y conocimientos desechables y contaminantes que tienden a un desarrollo social obeso. Esta categorización posibilita identificar, por un lado, la dimensión de igualdad social y, por el otro, identificar de manera estructural el tipo de clase del espacio social; es decir, lo que se conoce como desarrollo social y clase social respectivamente.
Por lo tanto, siguiendo a Bourdieu (1998, p. 32), construir el espacio social, el cual es invisible e intangible, que organiza las prácticas y las representaciones de los agentes, es “darse de un solo golpe la posibilidad de construir clases teóricas tan homogéneas como posibles desde el punto de vista de los dos determinantes mayores de las prácticas y de todas las propiedades que de allí se derivan”.
Bourdieu, acertadamente, advierte que en este construir clases teóricas —sobre todo en lo relativo a la validez de la clasificación que haga el investigador— se corre el riesgo de percibirlas como clases reales. Además, afirma que “la existencia de las clases es una coyuntura de lucha de clases”; y continúa tajante: “las clases sociales no existen”; y remata con mayor contundencia: “lo que hay es un espacio social, un espacio de diferencias en el cual las clases sociales se encuentran de algún modo en estado virtual, no como algo dado, sino como algo a hacerse” (id., pp. 32-35).
Bourdieu define a la clase social “en el sentido lógico del término […] como […] conjuntos de agentes que ocupan posiciones semejantes y que, situados en condiciones semejantes y sometidos a condicionamientos semejantes, tienen todas las posibilidades de tener disposiciones e intereses semejantes y de producir, por tanto, prácticas y tomas de posición semejantes” (Bourdieu, 1990, p. 284). Implícitamente coloca al habitus4 como noción central de su concepto de clase social, es decir el distintos, el distinguidos; en pocas palabras, la clase social es un posible, un mundo de posibles.
En consecuencia, con Bourdieu (1998) comprendemos que cada clase social es un espacio estructural, estructurado y estructurante que se construye relacionalmente por medios de la diferencia con otras propiedades relacionales entre “las posiciones sociales (concepto relacional), las disposiciones (o los habitus) y las formas de posición, las ‘elecciones’ en los dominios más diferentes de la practica […] por los agentes sociales” (1998, p. 28).
A partir de este marco referencial es que, en primera instancia, puedo inferir que una clase social ha de comprenderse como los elementos constructivos de la misma:
Con base en lo anterior comprendo a las clases sociales como espacios sociales que (por medio de sus respectivos agentes y actores) son campos re-productores de fuerza en asociación o en lucha por el poder de uso, posesión y posiciones relacionales y de bienes de capital en el mundo social: la expresión sináptica de clase. Así conceptualizadas las clases sociales he construido un basamento teórico conceptual para explicar que la clase social, como espacio social, se constituye —al igual que la sociedad— de tres componentes: estructura, sistema y un conjunto de instrumentos constructivos funcionales (ICF); cada constitutivo a su vez contiene elementos autorreferenciales; es decir, un proceso sináptico social, un sistema y una estructura que dinamizan —morphé— el habitus:
Sinapsis de clase: lo que activa la distinción y la diferenciación: comunicación-acción, habitus; es decir, que la diferencia, distingue y distancia de las otras clases social.
Sistema: en una clase social predomina un tipo de bien capital, ya sea el económico, el cultural o la fuerza de trabajo; así como un sector social: empresarial, profesionista, trabajador manual.
Estructura: una clase social se compone por cuatro campos: estratos, sectores, capas, grupos e instituciones sociales:
Instrumentos constructivos funcionales: de acuerdo con el uso, posición y posesión (acumulación) de los bienes capitales (económico, social, cultural y fuerza de trabajo) de las familias, las personas utilizan en la práctica y en los diferentes campos sociales instrumentos constructivos funcionales (ICF) con los cuales dinamizan su trayectoria social familiar o personal y la morphé de la clase social a la que pertenecen. Estos ICF se pueden clasificar en dos tipos; por una parte, los de distinción que son los bienes de capital (BC) y, por otra, los de poder, que a su vez se dividen en dos subtipos: el poder simbólico, o sea la acumulación del bien capital primordial (BCP) y el poder de capacidad de agencia y de actor social, que bien pueden provocar un cambio o conservar el statu quo de clase, como se muestra en la ilustración.
Por lo anterior, en primera instancia, no es la cantidad de ingreso económico, ni la cantidad de consumo en el gasto, bienes y servicios de una familia, lo que define una clase social o lo que determine que una familia pertenezca a cierta clase social; lo que define una clase social y que una familia pertenezca a cierta clase social (entendida a la familia como elemento integral estructural de clase) es la acumulación, posesión y uso de BC y la posición en el mundo social —en una sociedad dada—; es decir, cada clase social como sistema social contiene su propia praxeología del habitus (identidad de clase), un mundo de posibles con las que la persona, al nacer en una familia que pertenece a una clase social, inicia su trayectoria social con base en los posibles —un bien capital primordial— de esa clase originaria.
Otros factores importantes a tomar en cuenta en la definición de clase social son, en primer lugar, la práctica de este uso y acumulación de BC y tipos de ICF en los campos sociales, pues en la manera en que los miembros desarrollen su capacidad de agencia y como actor social a través de sus elementos estructurales, sistémicos de clase, se dinamiza la morphé; proceso en que acumula/pierde, revalora/desvalora los BC, y que provoca interferencia en la autopoiesis de reconfiguración de clase pero. a la vez, al interior de la clase, estos elementos estructurales, como agentes y actores sociales, dinamizan la morphé de la clase social y sus estratos.
En segundo lugar está el binomio necesidades-capacidades. En el marco de la lógica capitalista, y en este libro, se comprende por necesidades todos aquellos bienes y servicios que requiere el ser humano para vivir en sociedad; y por capacidades a las realizaciones social y humana para desarrollarse en la colectividad; realizaciones que, por medio de la sinapsis social empatía/antipatía de necesidades y capacidades (NyC) entre las personas y familias que se asocian, son un factor identitario/distintivo respecto de los otros.
De acuerdo con el grado de acumulación (volumen y peso) de las NyC objetivadas en los BC referidos en la visión teleológica construida y/o impuesta desde la matriz ideológica hegemónica, estas NyC se pueden catalogar en tres niveles: las básicas, como el mínimo necesario con el que se vive para trabajar; las satisfactorias, como lo justo y digno con el que se trabaja para vivir, es decir desarrollarse económica, cultural y políticamente —una especie de autarquía—, y las excesivas, como el acumulado remanente expropiado de los niveles necesario y satisfactorio que sirve para vivir del trabajo de los demás. Entre estos tres niveles, como explico más adelante, prevalece una coexistencia-dependencia.
Desde esta perspectiva puede realizarse una clasificación de los rasgos de cada una de las tres clases sociales del sistema de globalización del capitalismo (SGC, ver ilustración).
En la clase alta: la acumulación y uso de capital económico; el BC primordial es el capital económico (CE), el sector social predominante es el empresarial; y sus necesidades y capacidades son de tipo excesivas.
En la clase baja: la acumulación y uso de capital fuerza de trabajo simple; el BC primordial es el capital fuerza de trabajo simple (CFTS); el sector social predominante es el trabajador manual; y sus necesidades y capacidades son de tipo básicas.
A la clase media la caracteriza la acumulación y uso de capital cultural; el BC primordial es el capital cultural (CC); el sector social predominante es el profesionista, y sus necesidades y capacidades son de tipo satisfactorias.
Concebida la formación de clase de esta manera, puede afirmarse, en principio, que hay una clase media y no varias clases medias; lo que los diversos especialistas que hemos revisado llaman “clases medias” son los componentes estructurales internos de la clase social; es decir: los estratos, los sectores, las capas, los grupos e instituciones sociales no se encuentran en el exterior de las clases sociales, son estructura-estructurada-estructurante del espacio social de clase.
Por consiguiente, son tres aspectos los que definen a la clase media contemporánea:
Es en la clase media, como espacio social, donde se concentra, desenvuelve y re-produce el mayor porcentaje de familias de los sectores sociales de profesionistas (técnicos, profesionistas y posgrado; son trabajadores asalariados —públicos y privados—, independientes y autónomos), y de pequeños y medianos empresarios (productivos y de servicios). Estos sectores sociales de la clase media se dinamizan en los diferentes campos sociales de acuerdo con sus capacidades de agencia y actores estratégicos en el tipo de conformación sociosomática de la sociedad y de la(s) clase(s) social(es).
En la clase media recaen la base medular contributiva fiscal, la generación de empleos y consumo (tanto de productos de la canasta básica como de insumos suntuarios, de servicios y culturales); es de resaltar la capacidad gestora y su posición como un principal agente y actor social de políticas públicas.
Por lo tanto, la clase media es un espacio social de moderación de superávit-déficit (seguridad económica) de necesidades y capacidades de bienes de satisfactores (NyCBS); es el espacio social sustancial de agencia —creación, inversión y gasto— de capital cultural como poder simbólico y objetivo para su desarrollo y distinción ante las demás clases sociales. En consecuencia, sus miembros son poseedores-agentes-consumidores del capital cultural; sus familias usan y acumulan capital cultural para posicionarse en situación de dirigere en los diferentes campos sociales; potencialmente son actores de cambio social. En otras palabras, por su nivel de ingresos y egresos financieros, seguridad económica (ahorro de contingencia), acumulación patrimonial, uso del tiempo libre y esparcimiento, así como por su nivel educativo y cultural, el estilo de vida de la clase media representa la satisfacción y dignidad de una sociedad determinada.
Como se puede observar, desde la estructura, según al peso relativo (usos) y volumen (posesión) de BC, se puede identificar la ruta del desplazamiento (posición), trayectoria social (personal o familiar) y morphé de una clase o estrato social, así como la movilización de sus agentes y actores.
1 En principio, desde la perspectiva de la teoría sistémica, se concibe como un todo al planeta, al ser humano y la sociedad, pero con la finalidad de visualizar con más precisión el dinamismo operacional de esta última, se debe abstraer a los dos primeros para entenderlos como entorno de la sociedad; sin embargo, es necesario precisar que se comprende la relacionalidad —diferencia e identidad, dependencia e independencia— de y entre la sociedad, el planeta y el ser humano.
2 De acuerdo con José Enrique Ema López (2004), “las condiciones que permiten la presencia de un sujeto provienen de su inserción semiótica y material en un contexto normativo de reglas que regulan las prácticas que establecen lo que debe y no debe hacer […] la capacidad de acción del sujeto no es otra cosa que la posibilidad de poder actuar modificando la regla que le precede y le constituye […] y esta capacidad que en principio es considerada como una propiedad del sujeto no lo es tal, sino más bien un producto de relaciones y responsabilidades compartidas”; por otro parte, “la agencia no depende de la intención de los sujetos, y es anterior a ellos: no es, por tanto, una propiedad-capacidad de los sujetos […] es una propiedad que emerge en las real-acciones. La agencia es un mediador entre cursos de acción; señala y construye una posición intermediadora. La agencia como alternativa de fundamentación parcial y situada frente a la fundamentación necesaria que se proponía desde el sujeto trascendental de la modernidad” (Ema, 2004, pp. 10 y 21). Según Fréderic Larbanois (2010), “un actor social es un sujeto colectivo estructurado a partir de una conciencia de identidad propia, portador de valores, poseedor de un cierto número de recursos que le permiten actuar en el seno de una sociedad con vistas a defender los intereses de los miembros que lo componen y/o de los individuos que representa, para dar respuesta a las necesidades identificadas como prioritarias. […] También puede ser entendido como un grupo de intervención, tal que percibe a sus miembros como productores de su historia, para la transformación de su situación. O sea que el actor social actúa sobre el exterior, pero también sobre sí mismo”.
3 En sentido aristotélico la morphé consiste en que “cada ser solo constituye uno con su forma sustancial, que le es esencialmente idéntica. Resulta igualmente que conocer lo que es un ser es conocer su forma sustancial. Y así resulta de la demostración que estas dos cosas no son realmente más que una sola cosa”. Aristóteles (Sfe).
4 Bourdieu (1998) define al habitus como ese “principio generador y unificador que retraduce las características intrínsecas y relacionales de una posesión en un estilo de vida unitario, es decir, un conjunto unitario de elección de personas, de bienes, de prácticas” (1998, p. 31).
5 Para Bourdieu el mundo social se presenta en formas de espacio con varias dimensiones, principalmente la dimensión del volumen global de capital y la dimensión de la estrechura de capital, el peso relativo a los diferentes tipos de capital, dimensiones que se establecen según principios de distribución o diferenciación que confieren poder, por lo cual el espacio social es un campo de fuerzas en lucha por el poder entre los agentes (grupos o individuos). Entendemos, con Bourdieu, este espacio como “conjunto de posiciones distintas y coexistentes, exteriores las unas respecto de las otras, definidas las unas en relación de las otras, por vínculos de proximidad, de vecindad, o de alejamiento, y también por relaciones de orden como debajo, encima y entre” (1998, p. 28).
6 La des-diferenciación posmodernista, en términos de Lash (2007) es, en la clase alta, una acción de conciencia colectiva (identidad) de la élite global que “coloca el caos, la endeblez y la inestabilidad en nuestra experiencia de la realidad […] la cultura posmodernista está asociada […] a la restauración de la identidad burguesa”; en la clase media es la distinción, y en la clase baja, la compulsación. Para Lash, la identidad tiene dos componentes: el componente de grupo (originado en la noción de conciencias colectivas de Durkheim) y el componente de clasificación (proveniente la noción de habitus de Bourdieu y de su propia observación de los diferentes sistemas de clasificación de las clases sociales y sus fracciones).
Aristóteles (Sfe). Metafísica. Biblioteca Filosófica. Obras filosóficas de Aristóteles. Volumen 10. Recuperado de http:/www.e-torredebabel.com/Historia-delafilosofíagriega/Aristoteles/Forma.htm en diciembre de 2011.
Bourdieu, Pierre (1990): Sociología y cultura. México: Grijalbo-Conaculta.
Bourdieu, Pierre (1998): La distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Madrid: Taurus.
Ema López, José Enrique (2004): “Del sujeto a la agencia (a través de lo político)”. En Athenea Digital. Número 6, pp. 1-24. Recuperado de http://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=7&ved=0CFIQFjAG&url=http%3A%2F%2Fdialnet.
unirioja.es%2Fdescarga%2Farticulo%2F858650.pdf&ei=1idkUeLZAsbE8gGdx4CwCw&usg
=AFQjCNG94fYV1_xZ_3J2VeDxbFXlksgteg&bvm=bv.44990110,d.b2U el 13 febrero 2011.
Larbanois, Fréderic (2010): “Actores sociales”. Diccionario de Políticas Sociales. Recuperado de: http://www.claeh.edu.uy/politicassociales/index.php/ensayos-conceptuales el 13 de diciembre 2012.
Lash, Scott (2007). Sociología del posmodernismo. Buenos Aires: Amorrortu.
Ortega | Núñez
Julio Alberto Valtierra
Andrea Avelar
Blanca Brambila Medrano
Ernesto Loza
Luis Rico Chávez
Luis Carlos Emerich
Carlos de la Riva
Susana Soto Poblette
Adriano de San Martín Costa Rica