Martes 8 de agosto, 6:30 A. M. Comienza el ritual de todas las mañanas. Me levanto, voy a la cocina, me preparo el primer café del día y enciendo la televisión. La pantalla me escupe a la cara la terrible noticia de que durante la madrugada había fallecido el caricaturista, escritor, activista del vegetarianismo y defensor del medio ambiente, Eduardo del Río, mejor conocido como Rius, a la edad de 83 años en su casa de Tepoztlán, Morelos.
“¡Puta madre, otro maestro y amigo que se nos va!”, dije, y de inmediato mi mente retornó a los primeros años de la década de los 80, cuando yo aún era un mozalbete imberbe que buscaba qué rumbo darle a mi vida y estaba cursando los primeros semestres del Bachillerato General Unitario en la Preparatoria 6 de la Universidad de Guadalajara, donde algunos de los libros ilustrados de Rius (Marx para principiantes, Lenin para principiantes, Mao en su tinta, entre otros) eran lectura casi obligatoria en las clases de Dialéctica y Materialismo Histórico, cuando aún teníamos que asistir un día por semana a Belenes para ser adoctrinados en el marxismo-leninismo, principalmente por el temible maestro Humberto Marrón, quien finalmente resultó ser buena gente a pesar de su fama de ser un profesor terriblemente estricto.
El primer trago de café me sabe amargo. Enciendo un cigarrillo y sigo recordando.
Aunque yo ya conocía su trabajo a través de los cómics Los Supermachos y Los Agachados, fue en la preparatoria cuando comencé a leer los “libros” del Maestro Rius y a utilizarlos para elaborar varios trabajos escolares: Cuba para principiantes y ABChe para la materia de Historia; Filosofía para principiantes, obvio, para la clase de Filosofía; Marx para principiantes y Lenin para principiantes, para Dialéctica en Belenes. Posteriormente, en la Facultad de Letras usé Cristo de carne y hueso, Manual del perfecto ateo, Jesús alias el Cristo y La iglesia y otros cuentos para mi trabajo final en la materia de Epistemología 1. Y Rius siempre tuvo el don de hacerme comprender fácilmente, y de manera muy amena, los temas más áridos y complejos, por eso siempre lo he considerado uno de mis mentores y maestros.
En los primeros años de preparatoria yo ya coqueteaba con el socialismo (acababa de fundarse el Partido Socialista Unificado de México, PSUM, heredero del Partido Comunista Mexicano) y me cuestionaba la existencia de Dios y el papel de la iglesia; por eso, desde el primer contacto me identifiqué con Rius por ateo y rojillo; me atrajo su feroz crítica política, su tendencia hacia la izquierda progresiva y su simpatía por la revolución cubana, la cual plasmó en su libro Cuba para principiantes; coincidía plenamente con sus puntos de vista acerca del fracaso de la revolución mexicana, sus críticas a las doctrinas neoliberales, la política estadounidense y a la Iglesia Católica. Y aunque Rius fue un simpatizante del bloque soviético hasta el fin de la Guerra Fría, con la publicación de Es una lástima, Cuba, en 1994, modificó su concepto ideológico iniciando una fuerte crítica contra la corrupción, la burocratización y la represión del régimen de Fidel Castro.
Rius fue un crítico feroz del PRI, del gobierno mexicano, de la corrupción y del autoritarismo, por lo cual en alguna ocasión estuvo a punto de ser asesinado. En una entrevista con Carmen Aristegui, Rius afirmó que el 29 de enero de 1969 fue secuestrado; y que sus secuestradores, a punta de pistola e insultos, le dijeron que lo iban a matar porque “ya estaba bueno de atacar al presidente Gustavo Díaz Ordaz y a su gobierno”. A decir del propio Rius, fue el expresidente Lázaro Cárdenas del Río, que era su pariente, quien lo salvó al acudir ante el presidente Ordaz, para abogar por él.
Pero Rius no se dedicó solamente a “fregar al gobierno”, pues además, a través de una perspectiva bastante crítica y divertida, fue un importante difusor de la cultura en México; algunos de sus “libros ilustrados” han aportado más a la educación del país que los libros de texto obligatorios; sus obras se consideran peculiares porque combinaban de forma pedagógica el texto y las caricaturas; utilizó las historietas para llevar su mensaje político a una audiencia masiva. Sus firmes convicciones ideológicas y su talento como dibujante hicieron de Rius un punto de referencia obligado para las posteriores generaciones de caricaturistas políticos en México.
Se me terminó el café y mientras me sirvo la segunda taza de la mañana pienso: “Los monos de Rius fueron muy importantes para las generaciones de los 60, 70, 80 y 90, pero quizá a las nuevas generaciones su nombre no les diga mucho”. Y aunque ya tengo terminado el borrador de mi colaboración para la edición 19 de www.agora127.com (un ensayo acerca de la poesía de Jaime Sabines), me pregunto: “¿Por qué mejor no hablas un poco acerca de la trayectoria de Rius en este número de Ágora?” Y decido cambiar de caballo.
Rius, alias Eduardo Humberto del Río García, nació en Zamora, Michoacán, México, el 20 de junio de 1934. Fue un caricaturista, historietista, escritor y activista. Durante los primeros años de su vida fue seminarista, aunque años después fue excomulgado por la Iglesia Católica por el contenido de algunas de sus obras (Manual del perfecto ateo, Puré de papas, La iglesia y otros cuentos, por mencionar solo algunas).
De formación autodidacta, Rius inició publicando sus monos en la revista Ja-Ja en 1955. Colaboró en varias de las revistas más importantes de México, entre las que se encuentran Proceso, Siempre!, Sucesos o Política, y en los periódicos El Universal, La Prensa, Ovaciones, La Jornada, entre otros.
En los años 60 hizo dos historietas que se volvieron muy famosas: Los Supermachos y Los Agachados, ambas caracterizadas por numerosas críticas al PRI y al gobierno mexicano. Aquí sobresale el personaje llamado Juan Calzonzin, un indígena con un alto conocimiento filosófico y político del entorno nacional y mundial.
En 1970, la primera edición en inglés de Rius fue el libro Cuba para principiantes, una historieta humorística en donde se hacía una reseña de la historia de Cuba y la revolución, siendo publicado en los Estados Unidos como Cuba for beginners. El libro no tuvo gran impacto, pero la publicación en 1976 en inglés de Marx for beginners, una traducción de su obra Marx para principiantes (1972), una historieta cómica que representaba la vida y las ideas de Karl Marx, llegó a ser un bestseller, lo que le dio un fuerte impulso y fue origen de la vasta serie de libros Para principiantes de Rius.
Después de este éxito, Rius hizo más de un centenar de libros, todos ilustrados y escritos a mano, que abarcan diferentes tópicos de política, educación, filosofía, vegetarianismo y religión. Sus libros fueron muy populares principalmente por su humor, por su simplicidad y agudeza intelectual. Rius lograba que temas complejos fueran comprendidos fácilmente, y de manera muy divertida, por eso su trabajo era tan apreciado por los estudiantes.
En sus más de cien libros, Rius expuso, desde distintas épocas, condiciones geopolíticas y momentos coyunturales, su pensamiento eminentemente de izquierda; fue un apologista del comunismo, el ateísmo y el vegetarianismo; y un profundo crítico del sistema político mexicano. Su estilo narrativo incluye caricaturas, fotografías y collages; es decir, “monos y letras”, como él mismo comentaba.
Además, en los años 90 fundó y participó en revistas de humor político, y del otro, como La Gallina, Marca Diablo, La Garrapata, El Chahuistle y El Chamuco y los Hijos del Averno.
Máximo exponente de lo que podría considerarse como historieta de corte costumbrista, los libros de Rius se escribieron de manera informal, ilustrados con sus propias caricaturas y recortes de obras artísticas de otros autores, muchas veces intervenidas. Utilizó un lenguaje sencillo y coloquial para acercar los temas a los lectores no versados en los mismos. Su estilo fue irreverente e incisivo, llegando en ocasiones a lo soez. Publicó libros con temáticas de diferente índole: historia, filosofía, religión y medicina popular, con propósitos de divulgación masiva.
Sus ilustraciones son realizadas con un trazo ágil y espontáneo, de ejecución rápida y directa, quizás a consecuencia de la velocidad a que se vio obligado a realizar su tarea (él mismo se refería a su trabajo como “horrorosos monos”), pero esto dotó a sus historietas de una frescura característica. Su grafismo se sitúa dentro de la línea realista, perfilando a sus personajes a partir del menor número posible de recursos, permitiendo al lector reconocer inmediatamente al político cacique y al honrado trabajador. Los fondos de las viñetas están resueltos a través de líneas sencillas.
Sus ideas fueron siempre de contenido izquierdista. Durante la Guerra Fría fue un entusiasta apologista del comunismo y el bloque soviético. Rius fue un fuerte crítico del sistema político mexicano y sus instituciones (Su majestad el PRI, Los Panuchos, Desde los cristeros hasta Fox), del consumismo (La droga que refresca, Publicidad, televisión y otras porquerías), del imperialismo (Vera Historia del Tío Sam, La interminable conquista de México) y del combate contra la religión en general, particularmente contra el catolicismo (Manual del perfecto ateo, El mito guadalupano, El supermercado de sectas).
Rius se declaró abiertamente ateo, pero al mismo tiempo destacaba ser ateo pero “cristiano”, probablemente refiriéndose a la admiración que sentía por la filosofía cristiana; en sus libros, remarcaba que quienes se dicen cristianos lo que menos practican es el cristianismo. Es autor de La Biblia, esa linda tontería, 500 años fregados pero cristianos, Manual del perfecto ateo, El mito guadalupano, entre otros.
Su estilo ha sido identificado en su mayoría como humor político, aunque también ha incursionado en lo que se conoce como humor blanco.
A lo largo de su trayectoria, Rius obtuvo numerosos premios y distinciones internacionales y nacionales entre los que destacan:
En 1976, fue galardonado en el Salón de Lucca con un trofeo de la UNICEF.
En 1987, fue ganador del Premio Nacional de Periodismo de México en caricatura.
En el 2004 recibió La Catrina, premio que se otorga a personajes importantes del mundo de la caricatura y la historieta en el marco del Encuentro Internacional de Caricatura e Historieta, celebrado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
En el 2010 volvió a ganar el Premio Nacional de Periodismo de México, esta vez por su trayectoria periodística, representada en su trabajo como caricaturista.
En el 2016 se le otorgó el Primer Reconocimiento Gabriel Vargas por su trayectoria como caricaturista político por parte de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y el Museo del Estanquillo.
Uno de los mayores éxitos de Rius fue la historieta Los Supermachos, de la editorial Meridiano, cuyo primer número se publicó en 1965, y con la cual empezó a acercarse al pueblo, combinando el humor y la política. El éxito fue inusitado, se alcanzó un tiraje semanal de 250 mil ejemplares que se vendían en su totalidad. La historia se desarrollaba en un pueblo ficticio, corrupto, malinchista y transa llamando “San Garabato de las Tunas, Cuc.”, un pueblito rural representativo del entorno político predominante en la época de los años 40, 50, 60 y 70.
El personaje central es Juan Calzonzin, un indígena con un alto conocimiento filosófico y político del entorno nacional y mundial. En los primeros números Calzonzin utilizaba un sarape común y corriente y su personalidad es indefinida, sin embargo en números posteriores en lugar del clásico sarape usa una cobija eléctrica con el enchufe colgando. Tiene dos perros que se llaman Stalin y Boturini.
Otros personajes relevantes de Los Supermachos son:
Chon Prieto, de profesión desconocida (aunque él dice que es Técnico en Paisaje), amigo inseparable de Calzonzin, es el borracho del pueblo. Su lugar favorito es la pulquería, donde bebe pulque directamente del barril, mientras se sumerge en él.
Don Perpetuo del Rosal (presidente municipal), cacique del pueblo por más de 30 años. Atendía más los asuntos desde la cantina que desde la Presidencia Municipal, por lo que decidió trasladar sus oficinas hacia dicho establecimiento, que al cabo como él dice “para atender asuntos de Estado, da lo mismo un escritorio que una barra”. Don Perpetuo es miembro del partido en el poder, el R. I. P., clara burla al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El Lechuzo y Arsenio (policías), elementos represivos del régimen de don Perpetuo del Rosal.
Fiacro Franco (el cantinero), un español venido de Asturias al pueblo, dueño de la cantina “El Sanatorio”.
Don Lucas Estornino (el boticario), que representa a la clase media e ilustrada en el pueblo (medio leído y escrito).
Ticiano Truye (el tendero).
Gedeón Prieto (burócrata) hermano de Chon Prieto. Su nombre era una parodia del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz (GDO).
Doña Eme, de nombre completo Emerenciana “La Bigotona” (de la congregación religiosa “La vela perpetua”). Beata del pueblo.
Pomposa y Enedina (esposa e hija de don Perpetuo, respectivamente).
Y muchos más.
Sin embargo, a pesar del éxito de Los Supermachos, la historieta estuvo envuelta en conflictos políticos y de autoría. Con la muerte del editor con quien Rius inició el proyecto, su reemplazo ejerció presión y censura contra Rius, y además de reemplazar diálogos, no devolverle los originales, llegó a tal grado que le fue retirada una página completa del número 88. Además, el gobierno presionó al editor, debido a la “influencia que ejercía al politizar al pueblo”, por lo que Rius publicó solo hasta el número 100. El editor contrató a un dibujante y un escritor y registró el nombre de la revista en su favor. Debido a órdenes directas del gobierno, y por la presión, Rius tuvo que ceder el uso de sus personajes para que le permitieran sacar otra revista (Los Agachados). Los Supermachos terminaron de editarse en 1967, pero a partir del número 100 ya no son de la autoría de Rius.
Inspirada en la historieta de Los Supermachos, en 1974, el actor y director de cine mexicano Alfonso Aráu dirigió la película Calzonzin Inspector, con guion de él mismo, Juan de la Cabada, Rius y Héctor Ortega. La cinta fue enlatada y no se pudo exhibir en el país sino hasta 1989; sin embargo, al puro estilo de la política de esa época, dicha cinta fue incluida en diversas muestras en el extranjero, donde se mostraba la supuesta “libertad de expresión que se vivía en nuestro país”, una falsa realidad que el gobierno intentaba proyectar en el exterior. Esta cinta ganó diversos premios, entre los que se encuentran dos premios Ariel en las categorías mejor fotografía y mejor escenografía en 1974; además, ganó el premio a Mejor película del tercer mundo en el Primer Festival Cinematográfico del Cairo, Egipto.
Los Agachados es la clave para entender la gran producción editorial de Rius. En esta historieta, Rius abordó todos los temas imaginables: política, religión, sexo, música, futbol, economía, filosofía, historia, ecología, vegetarianismo y naturismo, física, etc. Con esto, formó una fuente de material importante, el cual recurrentemente utilizaba, revisándolo y corrigiéndolo, para hacer sus libros. Se puede afirmar que el 20 por ciento del material utilizado en los libros de Rius se publicó previamente en Los Agachados o tuvo su origen basándose en algún ejemplar del mismo.
Los Agachados se publicó entre el 7 de septiembre de 1968 y el 17 de enero de 1977, y el último número que se editó fue el 291; sin embargo, el 8 de noviembre de 1978 inició una segunda época, con 16 números, que concluyó el 19 de diciembre de 1979, por lo que en total se hicieron 307 números, a veces semanales y a veces catorcenales. En la última etapa, la revista apareció en un tamaño más pequeño que el usual.
Los libros de Rius, más de cien, siguen siendo muy populares y algunos de ellos han aportado más a la educación nacional que los libros de texto de la SEP, entre ellos destacan:
Como mencioné al principio, Eduardo del Río, mejor conocido como Rius, falleció el día 8 de agosto del 2017 en Tepoztlán, Morelos, a los 83 años de edad. Su amiga Elena Poniatowska escribiría sobre la pérdida de Rius:
“Rius fue nuestro Piaget, nuestro Freinet de la escuela activa, Iván Illich su vecino en Cuernavaca, Skinner el padre del conductismo, Pestalozzi, Montaigne y Federico Froebel, todos hechos croqueta. Rius fue, sin proponérselo, uno de los grandes educadores de México del siglo XX.
“Rius fue el más entrañable de los caricaturistas y su vastísima obra no solo es la educación política de los mexicanos, sino su educación sentimental. Qué bueno que Los Supermachos se encuentren ahora en una enorme exposición en los pasillos del Metro Zapata al lado de La Familia Burrón de Gabriel Vargas. Qué bueno que su esposa Mica y su hija Citlali que lo han acompañado puedan visitarla porque se sentirán arropadas por Calzonzin y doña Eme y seguro sonreirán ahora que todos necesitamos un motivo para sonreír”.
Definitivamente, mi generación le debe mucho (le debemos) de su educación a los monos de Rius; y me atrevería a decir que la mayoría de mis maestros de la preparatoria y de la facultad también recibieron la influencia de un tal Rius. Al menos, yo le debo a Rius el que sus libros y monos me hayan ayudado a ser una mejor versión de mí mismo. ¡Gracias, Maestro!
¿Y tú ya conoces el trabajo del dios de los moneros mexicanos?
Estoy seguro de que alguno de sus “libros ilustrados” puede servirte para hacer algún trabajo en la escuela... Y no sé, a lo mejor también te ayudan a encontrar el rumbo que debas darle a tu vida, como me ocurrió a mí.
https://es.wikipedia.org/wiki/Eduardo_del_R%C3%ADo
http://www.excelsior.com.mx/expresiones/2017/08/09/1180274
http://www.milenio.com/cultura/rius-libros-literatura-monero-historietas-gobierno-mexico-milenio-noticias_0_1007899438.html
http://www.eluniversal.com.mx/articulo/cultura/letras/2017/08/8/perfil-rius-el-supermacho-ateo-e-hijo-del-averno-que-nos-explico
https://es.wikipedia.org/wiki/Los_Supermachos
Elvia Velasco
Víctor Villalobos
Tere Acosta
Adriano de San Martín Costa Rica
Patricia Bañuelos
Raúl Caballero García
Rubén Cárdenas
Gabriel Cerda Vidal
Isaac Daniel Chávez
José Francisco Cobián