En el número anterior de www.agora127.com comentaba que en 1969, fastidiado de su faceta como cantante en el grupo The Doors y motivado por su amigo el escritor Michael McClure, Jim Morrison puso todos sus esfuerzos en la publicación de sus obras literarias The Lords: Notes on Vision (Los señores: notas sobre la visión), y The New Creatures (Las nuevas criaturas), las cuales fueron puestas en circulación como obras independientes en 1969 a través de la editorial Western Lithographies, en ediciones de autor limitadas a cien ejemplares cada una, y que un año después fueron publicadas conjuntamente en un solo volumen por la editorial Simon&Schuster en un tiraje más amplio que, sin embargo, pasó prácticamente desapercibido.
Comenté también que mientras Los señores… es una interesante colección de reflexiones y aforismos acerca del cine, en particular, y de la visión, en general, es en Las nuevas criaturas donde comienzan a revelarse los verdaderos alcances poéticos de Jim Morrison. Tanto The Lords… como The News Creatures son dos óptimas referencias en las que se puede presagiar el temperamento determinado e iconoclasta de Morrison, publicaciones que lo encumbraron como una de las mentes más sagaces que ha habido en el rock.
Sin embargo, considero que An American Prayer (Una oración americana) es la obra poética más lograda de Jim Morrison. Él leyó estos poemas en público en varias ocasiones, y los grabó el 8 de diciembre de 1970, el día de su cumpleaños 27. El texto completo consta de cinco partes, pero el poema inicial lo publicó como pequeño libro que él mismo regaló a sus amigos.
An American Prayer
An American Prayer (Una oración americana o Una plegaria americana) es el último libro de poesía que Morrison vio publicado. Apareció, en un tamaño de 12 x 10.5 centímetros, en el verano de 1970, también de manera privada y en una colección numerada de 500 ejemplares. El libro contiene solo la parte inicial del poema, que consta de cinco, impresa en poco más de 16 páginas. Al ser una edición privada, el libro no tuvo mucha difusión, pero es bien conocida la historia acerca de su edición, en 1978, como material discográfico, de lo cual hablaré más adelante.
Los poemas de An American Prayer reflejan las múltiples lecturas e influencias literarias de Morrison; asimismo, muestran el amplio bagaje cultural y la riqueza de lenguaje del autor, ya que en ellos se mezclan cultismos, regionalismos y vulgarismos. Se le conoce como un libro radical, críptico, oscuro, maldito, que da lugar a la hermenéutica,1 es decir, que para entenderlo hay que interpretarlo, hay que conocer la vida personal y las andanzas de Morrison como cantante de The Doors, ya que en el poema hay constantes referencias sobre estos aspectos, por lo que su lectura lleva a cada lector a una experiencia diferente y única; es decir, los versos del poema muestran múltiples puertas por las que el lector puede atravesar.
Escucha, la verdadera poesía no dice nada, solo marca las posibilidades. Abre todas las puertas. Y tú puedes atravesar la que más te convenga.2
Morrison tuvo una gran influencia de las corrientes políticas y sociales, así como de las tendencias contraculturales predominantes en los años sesenta, tales como el ocultismo de Aleister Crowley, las percepciones de William Blake, los experimentos de Aldous Huxley, la liberación sexual, el misticismo de los indígenas de Nuevo México y la psicodelia, las cuales desembocaban en la catarsis de sus poemas.
Con su comportamiento rebelde Jim rechazaba el pacifismo hippie que proclamaba paz y amor. Asimismo, sus tendencias pesimistas provenientes de la tragedia griega y su fijación por la muerte, alentada por los poetas franceses de finales del siglo XIX y por el accidente carretero del cual fue testigo siendo niño, hicieron que buscara ansiosamente la libertad y se revelara contra cualquier forma de autoridad, sumergiéndose así en el lado oscuro de la contracultura. Su fijación por percibir el mundo de otra forma y alcanzar un estado superior de conciencia le hizo experimentar con las drogas y lo alejaron paulatinamente de todo lo que tuviera que ver con The Doors y el mundo del espectáculo. Por lo tanto, la fusión de libertad, muerte, amor y tragedia estaban adheridas a su espíritu y a su poesía. En Una oración americana, además de los mitos y la búsqueda de la libertad, se mezclan la sensualidad, la violencia, el desamor, la ironía, el sexo y, por supuesto, la muerte, que es el tema central en el poema.
Leamos y analicemos un poco el poema “An American Prayer”, los comentarios serán breves porque más adelante, al hablar del disco, ampliaré algunos aspectos.
En “Una oración americana”, Morrison se opone a la guerra y al sacrificio de la sangre joven en Vietnam, y al inicio del poema hay una referencia más o menos clara hacia su padre, que era almirante de la Marina estadounidense.
I
¿Conoces el cálido avance
bajo las estrellas?
¿Sabes que existimos?
¿Has olvidado las llaves
del Reino?
¿Has nacido
y todavía estás vivo?
Reinventemos a los dioses, todos los mitos
seculares
Exaltemos los símbolos de los profundos bosques ancestrales
(Has olvidado las lecciones
de la guerra antigua)
Necesitamos inmensas copulaciones doradas
Los padres se están riendo agudamente en los árboles del bosque
Nuestra madre está muerta en el mar
¿Sabes que son plácidos almirantes
nos conducen al exterminio
y que obesos y torpes generales adquieren
el obsceno vicio de la sangre joven?
A continuación vuelve a arremeter contra el belicismo norteamericano y critica el materialismo que los ciudadanos estadounidenses adoran y la enajenación a la que estos son sometidos a través de los medios de comunicación.
¿Sabes que estamos gobernados por la TV
La luna es una bestia de sangre reseca
Bandas de guerrilleros están asaltando a montones
en la siguiente cuadra de verde parra
y se aprovisionan para la guerra a costa de inocentes pastores
que simplemente están agonizando?
Oh gran creador del ser
concédenos una hora más para
ejecutar nuestro arte
y perfeccionar nuestras vidas
Con un gran sentido poético, Morrison hace la primera referencia directa a la muerte y enfatiza que “su vieja amiga” a nada le pone fin.
Las polillas y los ateos son doblemente divinos
y moribundos
Vivimos, morimos
y la muerte no lo termina
Viajamos más hacia adentro de la
Pesadilla
Crudamente reflexiona sobre el amor y el sexo, sobre la relación del sexo y la muerte. Eros y Tánatos3 bailando juntos.
Adherida a la vida
nuestra flor apasionada
Adherida a coños y pitos
de la desesperanza
Alcanzamos nuestra visión final
por la gonorrea
La ingle de Colón se hinchó
de muerte verde
(Toqué su muslo
y la muerte sonrió)
Si bien Jim se opone a la guerra, clama a gritos que despertemos, pide una revolución, quiere libertad, pero esa libertad no pueden proporcionarla los políticos. ¿Entonces quién puede hacernos libres? ¿Un poeta, un músico, un mago, un chamán?
Nos hemos congregado en este loco
y antiguo teatro
Para pregonar nuestro deseo vehemente de vivir
y huir de la sabiduría que pulula
en las calles
Los graneros se han derrumbado
Las ventanas resistieron
y queda solo uno
Para bailar y salvarnos
C/ la divina burla
de las palabras
La música enciende el ánimo
(Cuando a los asesinos del Rey verdadero
se les permite deambular libres
un millar de Magos surgen
en la tierra)
Y el espíritu de Dioniso4 (el vino, la libertad) sale a relucir. Pero la libertad es solo una falacia en una sociedad hipócrita que ha roto todas sus promesas, en la que “el sueño americano” se ha convertido en una pesadilla y que de seguir así no tendrá salvación. Y al parecer, la desesperada búsqueda de la libertad debe comenzar con una búsqueda interior, con la toma de autoconciencia. Y vuelve a aparecer la sombra de la muerte como una forma de libertad.
Dónde están los festines
que nos prometieron
Dónde el vino
El Vino Joven
(muriendo está en la viña)
burla constante
concédenos una hora para la magia
Nosotros, los del guante púrpura
Nosotros, los del vuelo del estornino
y hora aterciopelada
Nosotros, los de la raza del placer árabe
Nosotros, los de la bóveda solar y de la noche
Danos un credo
Para creer
Una noche de Lascivia
Danos confianza en
La Noche
Da cien matices
de color
un rico Mandala
para mí y para ti
y para tu sedosa
acolchonada casa
una cabeza, sabiduría
y una cama
Turbulento decreto
La burla constante
te ha reclamado
Acostumbrábamos creer
en los buenos tiempos viejos
Seguimos disfrutándolos
En formas insignificantes
Las Cosas de la Bondad
y un cejo desfruncido
Olvidan y toleran
¿Sabías que la libertad existe
en un libro escolar?
¿Sabías que los locos
dirigiendo nuestra prisión
dentro de una celda, dentro de una cárcel,
en un remolino blanco
libre y protestante?
Estamos colgados cabeza abajo
al borde del aburrimiento
Tratamos de alcanzar la muerte
en el cabo de una vela
Buscamos algo
Que ya nos ha encontrado
Cruelmente honesto, Morrison increpa la forma de vida de los estadounidenses. La revolución que desea es en todos los sentidos: hay que dejar de pensar y soñar para actuar y convertirlo en realidad.
Podemos inventar nuestros propios Reinos
imponentes tronos púrpura, esos sitiales de lujuria,
y estamos obligados a amar, en lechos oxidados
Puertas de acero encierran los gritos del prisionero
y la muzak, AM, mece sus sueños
No es el orgullo de los negros levantar las vigas
mientras ángeles burlones criban las apariencias
Ser un collage de polvo de revista
rascado sobre las frentes de muros de seguridad
Esto es solo la cárcel perfecta para quienes deben
levantarse temprano y luchar por semejantes
valores inservibles
mientras que doncellas llorosas
exhiben su miserias y hacen pucheros
delirantes palabras para un personal
loco
Aunque sin ser estrictamente conciso en los métodos y formas, Jim plantea un cambio para mejorar el estilo de vida. No da una solución, pero queda claro en sus plegarias que quiere que la gente reaccione y deje de anhelar cosas equívocas a su verdadero bienestar.
Oh, estoy harto de la duda
Vivo en la luz de la certeza
Sur
Crueles ataduras
Los sirvientes tienen el poder
hombres-perros y sus mezquinas mujeres
cubren con sábanas raídas
a nuestros marineros
(¿y dónde estabas tú en nuestras
horas magras?)
¿Ordeñando tu bigote?
¿o moliendo una flor?
Estoy harto de caras severas
Que me observan desde lo alto
de su Torre de TV. Quiero rosas en
mi enrejado jardín. ¿Cavar?
Bebés reales, rubíes
ahora deben reemplazar a los extraños
Abortados en el lodo
Estos mutantes, alimento de sangre
para la planta que está arada
Morrison, muy influenciado por Nietzsche, describe la vida sin ataduras y a través de sus poemas desafía a la muerte, mientras espera ese momento que para él era divino. Una espera que concluyó poco después de publicarse este libro.
Nos están esperando para llevarnos al
jardín dañado
¿Sabes cuán pálida y emocionantemente lasciva
viene la muerte a una hora extraña
sin anunciarse, sin estar planeada
como una espantosa invitada demasiado amistosa que has
traído a la cama?
La muerte hace ángeles de todos nosotros
y nos pone alas
donde teníamos hombros
suaves como garras
de cuervo
Basta de dinero, no más ropajes elegantes
Este otro Reino parece con mucho ser el mejor
hasta que su otra mandíbula revela el incesto
y la relajada obediencia a una ley vegetal
No iré
Prefiero un Festín de Amigos
a la familia Gigante
Como podemos apreciar, en Una oración americana Jim Morrison demuestra su gran sentido poético y da claras muestras de que su trabajo como poeta iba en evolución.
Una oración americana tiene que entenderse a fondo para poder captar y asimilar al autor en su rebeldía, en su profunda melancolía, en su desazón humana, en su angustia existencial. Este libro es de lo mejor que escribió el poeta roquero que no quiso saber más del mundo el 3 de julio de 1971, quizás harto del rock, nunca de la poesía.
Porque una cosa es cierta: Una oración americana, si bien aún no es la voz de un poeta maduro, sí es un trabajo que nos obliga a tomar en serio a Morrison como poeta.
Frecuentemente abstracta, a menudo cubierta por metáforas, símiles y símbolos, a veces carente de un tejido conectivo evidente, la poesía de Jim nos enfrenta con imágenes y texturas audaces que no están dispuestas a revelar su significado en una lectura superficial. Con frecuencia sus poemas son oscuros, por lo que tenemos que confiar en que el poeta hizo a propósito el caparazón difícil de quebrar. Para penetrar en los poemas de Morrison tenemos que dejar atrás nuestras nociones preconcebidas de lo que debe ser un poema y debemos abrirnos a lo que estos poemas son: audaces, anticonvencionales, experimentales, difíciles y sorprendentes.
No hay duda de que el primer amor de Morrison y quizás su mayor regalo fue el lenguaje, y su poesía ejemplifica este regalo en una honestidad sorprendente, sucinta y verdaderamente valiente. Sus ideas sobre la naturaleza de la experiencia humana, y su visión profética del futuro son asombrosas. Su madurez tanto como un pensador crítico y poeta fue desarrollada en un grado increíble para un joven de poco más de veinte años. Su visión era absolutamente exquisita. Si es posible, su trabajo como poeta hoy es aún más relevante que en el momento en que fue publicado por primera vez.
Para conocer la importancia que Morrison le daba a la poesía basta recordar que él siempre se describía a sí mismo como un hombre de palabras.
Siempre seré un hombre de palabras
mejor que un hombre pájaro.5
Una oración americana, el disco
El 8 de diciembre de 1970, justo el día de su cumpleaños veintisiete, Jim Morrison se encerró en el estudio de grabación de Elektra en Los Ángeles para registrar la lectura de algunos de sus textos poéticos. A lo largo de seis horas recitó algunos de sus poemas, entre ellos “An American Prayer”, el cual leyó completo y cuya primera parte había publicado unos meses atrás. Años más tarde estas grabaciones fueron la base para el disco An American Prayer, cuando en 1978 Manzarek, Densmore y Krieger se reunieron para poner música a la voz de Morrison. Jim había publicado de manera privada su libro, en una edición de solo 500 ejemplares que él mismo se encargaba de regalar a sus amigos y conocidos, por lo que el poemario no estuvo disponible en el mercado sino hasta 1978, cuando se reeditó gracias al interés generado por el disco.
Sin embargo, incluso antes de su comercialización, los poemas a los que Jim dio lectura fueron criticados por su naturaleza yerma. Hervé Muller, biógrafo y conocido de Morrison durante sus últimos días en París, a pesar de manifestar en innumerables ocasiones su fascinación por el talento como escritor por el cantante, reconocería en su libro Jim Morrison et les Doors que “el estilo de Jim Morrison no está desprovisto de defectos. Peca, a menudo, de un exceso de énfasis que puede llegar a rozar los límites de la ordinariez y del mal gusto. Carece también de humor, y no escapa a la profundidad gratuita que ostenta algunas veces en sus poemas cortos”.
No obstante, para Jim la eventualidad de grabar sus textos significaba la simbiosis perfecta entre la disposición de los medios técnicos que le procuraba el rock y la poesía, aunque era consciente de que las posibilidades de que Elektra aceptase comercializar la grabación eran prácticamente nulas.
Satisfecho por el simple hecho de haber podido grabar sus poemas, tres días después Morrison se unió con sus tres compañeros para realizar sus dos últimas apariciones sobre un escenario, en Dallas y Nueva Orleáns. Pero el deplorable estado de salud en que se encontraba hizo que Jim solo actuase de manera adecuada en el concierto de Dallas. John Densmore confesaría años después: “En Dallas tuve esperanzas de que aún nos quedaba por delante un futuro como grupo de directo, a pesar del creciente declive de nuestra habilidad en el escenario”.
Finalmente, en Nueva Orleáns, Jim se vino abajo. John diría lo siguiente de aquella actuación de “El Rey Lagarto”: “Jim ni siquiera estaba borracho, pero su energía se estaba desvaneciendo. Más tarde, Ray me comentó que había visto toda la energía psíquica de Jim salirle por la parte superior de la cabeza. Yo no vi nada de eso, pero efectivamente, daba la impresión de que Jim había perdido toda su fuerza vital”.
Tras aquel concierto, Ray, John y Robby acordaron abandonar las actuaciones en vivo y finalizar cuanto antes la producción del disco L. A. Woman. Era el fin de The Doors, al menos por el momento.
Después de la muerte de Morrison, la publicación de An American Prayer como disco había estado siempre presente en la mente de John Densmore, que veía en la ejecución del proyecto el cumplimiento de uno de los deseos en vida de Jim. Para ello, a mediados de 1977, se puso en contacto con John Haney, ingeniero durante la grabación en la que Morrison había dado lectura a sus poemas, para conocer el paradero de aquellas grabaciones.
“Resulta que recordé los poemas que Jim había grabado cinco años antes”, comentaría John durante la presentación de An American Prayer. “Así que llamé a John Haney, el ingeniero durante aquella grabación y le pregunté: ‘¿Qué ha pasado con las cintas con los poemas de Jim? ¿Tienes las copias?’ Él me contestó: ‘Mucho mejor, tengo los originales. ¿Por qué no vienen tú y los muchachos? Podemos oírlas, mirar lo que hay y quizás podríamos hacer algo con ellas’ ”.6
Inmediatamente, Densmore les planteó a Krieger y Manzarek la posibilidad de crear el fondo musical adecuado, en un intento por resucitar los viejos tiempos del grupo.
Unir la grabación recitada de Morrison y los pasajes que Densmore, Krieger y Manzarek crearon representó una peculiar forma de trabajo durante los dos meses que duraron las sesiones de grabación. Ray Manzarek comentó al respecto:
“Los poemas de Jim no eran necesariamente poesía escrita. Siempre pensé que él había vuelto a la tradición de los poetas griegos clásicos, en el que un hombre subía a un escenario y recitaba su poesía a ritmo de palmas, tambores o del suyo propio. Jim siempre puso ese sentido intrínseco del ritmo en sus poemas. Por eso fue muy fácil para nosotros, como músicos, probar un ritmo u otro. Cuando escuchamos los poemas pensamos: ‘Bien, este es el ritmo, toquémoslo’. En Ghost Song, por ejemplo, al final, Jim se pone a hablar de los indios muertos en la carretera, así que decidimos que requería un ritmo indio. John marcó ese ritmo y sobre esto añadí un Mi menor 7ª/9ª siguiendo ese mismo ritmo. Robby empezó con su guitarra un par de líneas y sobre todo esto pusimos los poemas de Jim, separándolos un poco: ‘Espera Jim, espera cuatro compases y déjanos tocar esta línea; luego podrás entrar otra vez’. Fue como trabajar con él en persona. Fue una sensación extraña, porque Jim estaba allí durante los ensayos. Éramos nosotros tres y Jim en la cinta. Él no estaba, pero su presencia era casi palpable”.7
Cuando el álbum An American Prayer apareció publicado en el mercado en el mes de noviembre de 1978, provocó comentarios encontrados; por un lado, la cantante y compositora Patti Smith, en las páginas de la revista Cream comentó: “En una época bíblica él podría haber aparecido como Moisés o Sansón o como uno de los profetas locos. Hoy, el drama de su intensidad aparece grabado con toda su pasión e inocencia como West Side Story o Las uvas de la ira. Fue ridiculizado por los tribunales, aunque amado por la gente”. Sin embargo, el trabajo también generaría opiniones contrarias, como la de Paul Rothchild, que estimaría que la publicación del disco fue una violación: “Según mi entender lo que ellos hicieron en An American Prayer fue como coger una pintura de Picasso, cortarla en cientos de trozos y extenderlos en las paredes de un supermercado. Fue el primer super-ventas de Jim Morrison”.8
Obviamente, John Densmore defendió An American Prayer afirmando que “el álbum fue uno de los pocos proyectos válidos post-Morrison. Hicimos honor a sus palabras, en lugar de explotarlas”.9
No obstante, y por encima de cualquier controversia, la oportunidad de la que dispusieron los fans de Morrison y de The Doors para poder escuchar uno de los más exquisitos trabajos de la historia del rock en boca de uno de sus mejores letristas compensó sobradamente la supuesta profanación. Ray Manzarek comentó:
“Espero que la gente que escuche este álbum se dé cuenta de que se trata de una experiencia única. No es algo que te pones a escuchar mientras estás fregando los platos o arreglando el coche. Es algo para ponerlo, sentarse y escuchar. Requiere de tu atención. Todo lo que te pide son cuarenta minutos de tu tiempo y si se los das, te llevaremos a algún lugar al que quizás nunca hayas estado”.10
La obra de poesía recitada que Jim Morrison tanto anheló en vida sus amigos la hicieron posible, por lo que seguramente allá donde estuviese (en África, en el cielo o en el infierno) el aprendiz de poeta maldito debió haberlo celebrado acompañado de algunas bellas vampiresas y, por supuesto, con una botella de whisky y una buena dosis de algo más fuerte.
An American Prayer fue reeditado en formato de disco compacto en 1996, y se le añadieron tres temas inéditos que no figuraban en la edición publicada en acetato en 1978: una nueva versión de “The Ghost Song”, grabada por Ray, Robby y John, así como “Babylon Feeding” y “Bird of Prey”, con casi un minuto de Jim cantando a capella.
Ave de Rapiña
Ave de Rapiña
Volando alto
Volando alto
En el cielo de verano
Ave de Rapiña
Ave de Rapiña
Volando alto
Volando alto
Ligeramente pasa de largo
Ave de Rapiña
Ave de Rapiña
Volando alto
Volando alto
¿Voy a morir?
Ave de Rapiña
Ave de Rapiña
Volando alto
Volando alto
Llévame en tu vuelo
Lo menos que puede decirse de la poesía de Jim Morrison es que rebela un amplió lenguaje, una vasta cultura y que realizó y asimiló una gran cantidad de lecturas. Y sobre todo, en su poesía Morrison plasmó su gran sentido del ritmo.
En cuanto al disco, desde el principio uno siente que está participando en una ceremonia dirigida por una especie de chamán que trata de despertar nuestra conciencia aletargada, prueba patente de que Morrison sabía de la existencia de otros planos de conciencia.
Y como dijo Ray Manzarek: escuchar este disco es una experiencia única; para escucharlo hay que sentarse y poner atención, y si lo hacemos el disco nos llevará a algún lugar al que quizás nunca antes hayamos estado.
Is everybody in?
Is everybody in?
Is everybody in?
The ceremony is about to begin.
WAKE UP!
You can't remember where it was
had this dream stopped?
El disco original está organizado en 4 partes: “Awake”, “To Come of Age”, “The Poet’s Dreams”, “World on Fire” y “An American Prayer”. Y contiene 21 poemas con su respectiva música de complemento.
Awake
La ceremonia inicia con el poema “Awake”, en el cual la música con evocaciones de tecno y jazz se funde armoniosamente con la voz del chamán: “Despierta / Sacude los sueños de tu pelo / mi hermosa niña, mi dulce amor. / Elige el día y elige el signo para tu día, / la divinidad del día. / Es la primera cosa que ves”.
“Awake” se funde con “Ghost Song” en la cual el ritmo se va tornando hipnótico y comenzamos a entrar en trance: “La música y las voces están a nuestro alrededor / Elige, tararean / los ancianos / ha llegado de nuevo la hora / elige ahora, tararean / bajo la luna / junto a un lago antiguo. / Entra de nuevo en el dulce bosque / entra en el sueño ardiente / ven con nosotros / Todo está roto / y baila”.
En “Dawn’s Highway” se escucha el ulular de un viento sepulcral, el chamán declama a capella, inspirado en el aciago accidente de Santa Fe, donde vio morir a varios indios norteamericanos, al final irrumpen violentamente las notas de la “Rana de la paz”: “Indios dispersos sobre la sangrienta carretera del amanecer”.
El disco sigue girando y la aguja sigue corriendo sobre los surcos de “Domingo triste”, que sirve de cortina sonora para que el poeta recite “Newborn Awakening” y culminar así la primera parte del disco: “Gentilmente se agitan, ascienden suavemente. / El muerto es el recién nacido / con miembros dañados y alas húmedas”.
To Come of Age
“Llegar a la edad” está ordenada en cuatro partes ligadas entre sí: “Black Polished Chrome”, “Latino Chrome”, “Angels and Sailors” y “Stoned Inmaculated”. Los textos son totalmente autobiográficos, un vistazo al mundo de la farándula y oropel que rodeó a Morrison… Habla de frustración, alcoholismo, vicio, degradación… Escuchar a Morrison nos deja con cierto malestar hasta vergonzoso; pero así era él, crítico y mordaz con su sociedad y consigo mismo.
La segunda parte del disco abre con el poema “To Come of Age”, donde “El soldado desconocido” llega a una estación en el desierto: “¡Compañía! ¡Presenten armas!”, luego se escuchan sonidos de huida y chirridos de llantas.
Unas notas de blues un tanto extraño, medio latinizado, medio jazzeado, comienzan a sonar para acompañar al chamán que narra “Black Polished Chrome”, una acuarela oscura y violenta en la que aparece una de las pocas referencias hacia las drogas que Morrison hace en toda su poesía; pero no hace una apología de las drogas, más bien nos las muestra como parte de un entorno deprimente y degradante: “Mi pandilla te atrapará. / Escenas de violación en el arroyo. / Seducciones en carros, edificios abandonados. / Peleas en las tiendas de comida. El polvo. Los zapatos. / Camisas abiertas y cuellos levantados. Brillante cabello esculpido. / Hey hombre, ¿quieres chicas, pastillas, hierba? / Ven, te mostraré un buen rato. / Este lugar tiene de todo. Ven, yo te enseño”.
La voz suave y pausada de Morrison comienza a contar una historia de “Angels and Sailors”, a la cual van sumándose una notas de blues en su esencia más pura, acústico y voluptuoso, para ir entretejiendo las estrofas cantadas con las estrofas habladas de “Latino Chrome” donde el chamán pregunta al aprendiz “¿Morirías por mí?” y al final le revela que “yaciendo sobre infelices sábanas manchadas con una virgen sangrante, podemos planear un asesinato o fundar una religión”.
El ritmo cambia súbitamente y reconocemos las notas de “The Wasp”, que se conjugan con el límpido y perverso poema “Stoned Inmaculated”, en el que el chamán hace las siguientes revelaciones: “Te diré esto / No habrá recompensa eterna que pueda perdonarnos / si derrochamos el amanecer”... “Déjame que te cuente de la angustia y la pérdida de Dios, / vagando, vagando en la noche sin esperanza”... “Acá, en los suburbios no hay estrellas / Acá, estamos inmaculadamente drogados”, poniendo fin a la segunda parte del disco.
The Poet’s Dreams
“Los sueños del poeta” comienzan con “The Movie”, poema que da inicio a The Doors la película, de Oliver Stone, estrenada en 1991. Pero aquí, la trama de la película es la descripción de una plática esotérica entre un sabio chamán y su discípulo en una ceremonia de aprendizaje que le permitirá traspasar a otro plano de conciencia. Lo relevante es que aquí Morrison vuelve a abordar un tema constante en su poesía: el cine: “¿Tuviste un buen mundo cuando moriste? / ¿Lo suficiente para basar una película en él?”
“Curses, Invocations” está plagado de referencias de índole político-social, revelando entre líneas que Morrison sí era una persona consciente de su realidad y que tenía una posición ideológica definida. Él sabía que en el futuro vendrían luchas entre los hombres, y que eran necesarias reformas en las estructuras sociales para hacer un mundo más justo. Este poema pude relacionarse con The Lords… pues aquí aparecen Los Señores que controlan la rebelión. Este pasaje se refuerza con la lacerante y excitante música producida por The Doors, especialmente Krieger nos deleita con preciosos arabescos guitarrísticos: “Extraña disminución de líderes mestizos / estoy esperando algunos de tus levantamientos. / Grandes reinas obesas, rollizas / jardín de puercos y recuento de veteranos…/ Tesoros de mierda escondidos e individualismo… / y lujuriosos vendedores chingativos... / Mis elegantes militares / toda la extraña clase de monstruos… / Míralos gesticular con sangre fría… / Siempre seré un hombre de palabras / mejor que un hombre pájaro”.
World on Fire
Todo es confusión en alguna parte del viajo de iniciación, hay que buscar y volver a buscar muchas veces desde el principio, mientras la tormenta atestigua el ritual entre aromas de copal en “American Nights”: “¿Qué fue eso? / No sé. / Sonidos como armas… tormenta”.
De pronto, en algún lugar aparece un escenario, hay una presentación de rock, la muchedumbre se encuentra agitada, el presentador anuncia “¡Damas y caballeros, desde Los Ángeles, California, The Doors!” y suena un clásico de la banda “Roadhouse Blues”. El inesperado concierto termina con unas premonitorias frases de muerte: “Bien, desperté esta mañana / Me tomé una cerveza / Bien, el futuro es incierto / y el final siempre está cerca”.
A continuación en “The World on Fire” se desbordan algunas emotivas confesiones acerca de la borrachera y los días agitados que Morrison estaba viviendo: “Jamás despertaré de buen humor otra vez. / Estoy harto de estas botas apestosas”.
“Lament” prosigue con la línea de la denuncia y la crítica social, es un caudal de verdades comprometidas, punzantes y cáusticas; pero el poeta disfraza su denuncia con un interesante juego de semántica, ya que el significado de la palabra cock puede ser gallo, macho o amigo, en un sentido figurativo; pero también la podemos usar con el significado de pene, con lo cual evidentemente el poema adquiere otro significado. Aquí, la muerte y el sexo vuelven a bailar juntos: “Toqué su muslo y la muerte me sonrió. / Muerte, vieja amiga. La muerte y mi pene son el mundo”.
En “The Hitchhiker”, Krieger, Manzarek y Densmore alternan la letra del poema con las estrofas de una de las canciones más populares de The Doors: “Raiders on the Storm”. El tema del asesino en la carretera es otra de las constantes en el trabajo de Morrison, pues además del poema y la canción, también lo abordó en su cortometraje del mismo nombre: “Hay un asesino en el camino / No… / Su cerebro retorcido como un sapo… / Jinetes en la tormenta”.
An American Prayer
Y finalmente llega la parte principal del disco: “Una oración americana”, exquisita conjunción del profundo pensamiento y los alcances literarios de Jim Morrison como poeta.
Al principio el argumento de “Hour for Magic” se ve aderezado por la música de “Canción fantasma”, pero tocada con más vigor: “¿Conoces el cálido avance / bajo las estrellas? / ¿Sabes que existimos? / ¿Has olvidado las llaves del Reino? / ¿Has nacido / y todavía estás vivo?”.
De repente, la cortina musical se transforma en un himno de victoria, “The End”, el dramatismo invade la atmósfera y el chamán nos recita “Freedom Exist”: “¿Sabías que la libertad existe / en un libro escolar?”
La música se hace más y más bella. Una voluptuosa guitarra acompaña la voz con una melodía de estilo barroco, logrando crear un estado de cierta ternura melancólica que permite fusionarnos armoniosamente con Morrison que murmura la parte final del poema y del disco: “A Feast of Friends”: “Oh, estoy harto de la duda / Vivo en la luz de la certeza / Sur”.
La melodía llega a su clímax, colmando nuestro ser de infinita paz interior, el tema final es el hermosísimo “Adagio” de Albinoni, que cubre con su desgarradora majestuosidad el postrer adiós del poeta y su plegaria americana:
Nos están esperando para llevarnos al
jardín dañado
¿Sabes cuán pálida y emocionantemente lasciva
viene la muerte a una hora extraña
sin anunciarse, sin estar planeada
como una espantosa invitada demasiado amistosa que has
traído a la cama?
La muerte hace ángeles de todos nosotros
y nos pone alas
donde teníamos hombros
suaves como garras
de cuervo
Basta de dinero, no más ropajes elegantes
Este otro Reino parece con mucho ser el mejor
hasta que su otra mandíbula revela el incesto
y la relajada obediencia a una ley vegetal
No iré
Prefiero un Festín de Amigos
a la familia Gigante.
Concluida la sesión con el chamán, encendemos la luz y procedemos a meditar con tranquilidad. ¿Cómo podemos llamar ahora a este brillante artista? Creo que simplemente James Douglas Morrison, poeta.
¿Jim Morrison, un poeta frustrado?
¿Qué era lo que Morrison trataba de entregar al público? Sus tendencias underground tenían complacidos a algunos de los escritores contemporáneos, ya que el contenido existencialista y desesperado que hallaban en la letra de las canciones de The Doors y en la poesía de Jim evocaba el recuerdo de los llamados poetas malditos11 que estuvieron tan de moda en los años sesenta. Por lo que fueron muchos los aspectos los que colocaron a Morrison como un símbolo representativo de la ideología de los jóvenes y que a diferencia de los hippies y de los movimientos pacifistas, como el de Martin Luther King, en Morrison se hallaba la violencia, la transgresión, el resentimiento y el desprecio por cualquier tipo de orden. Y todo esto se reflejaba en sus canciones y en su poesía.
Sin embargo, hacia 1969 Jim se había convertido para la prensa en un ebrio que no podía mantenerse en pie durante los conciertos, que en ocasiones se negaba a cantar o trataba de llamar la atención de maneras ridículas. Y Morrison reconoció que el escenario ya no era el sitio propicio en el cual podía mostrar sus ideas, políticas y poéticas, por lo que se dedicó a mostrar su lado más oscuro, embriagándose en el escenario, gritando que necesitaba sexo y leyendo sus poemas, los cuales no le importaban casi a nadie, pues el público solo pedía rock, ritmo que encendiera su fuego.
De pronto Jim se encontró sumergido en un mundo que no había buscado. ¿Dónde quedaban sus aspiraciones literarias y sus sueños de ser reconocido como un poeta?
Todo lo anterior comenzó a generar una gran frustración en Morrison debido a que sus sueños se desvanecían poco a poco, pues si bien se había convertido en un ídolo de la juventud, en un rockstar, en un símbolo sexual, esta imagen estaba muy lejos de la posición de poeta que pretendía llegar a ser.
En marzo de 1971 Morrison le comunicó a The Doors que se tomaría unos meses de descanso en París para aterrizar sus ideas y para dedicarse a escribir. Aunque la decisión de Jim por separarse por un tiempo indefinido de The Doors había sido comprendida por ellos, Krieger, Manzarek y Densmore no entendían el porqué de esa medida tan radical en Jim, pues aunque lo conocían bien no se explicaban cuál era la razón de irse, y dedujeron que una de las causas más fuertes fue la persuasión por parte de Pamela Courson, por lo que no trataron de impedírselo, ya que sabían lo mucho que significaba esa relación para él. Sin embargo, parecía que Jim estaba rodando solo, como si esperara aferrarse a algo que no podía concebir, por lo que se asió de lo más inmediato a su vida, la poesía, y esto significaba la dependencia hacia Pamela.
Como todos sabemos, Morrison murió en la capital francesa el 3 de julio de 1971.
Generalmente se recuerda a Jim Morrison actuando ebrio, como el joven sensual pero también violento que quería “matar al padre y fornicar con la madre”; como el adicto empedernido; como el Rey Lagarto que rendía culto al LSD y al sexo libre; como el artista exhibicionista, cuyos excesos lo condujeron a la decadencia.
La vida de James Douglas Morrison ha quedado oculta tras la fama, la comercialización y el mito del ídolo, dejando atrás al joven idealista en la búsqueda de sí mismo, pero sobre todo menospreciando su papel como poeta, lo cual me hace plantearme la siguiente pregunta: ¿Jim Morrison murió sintiéndose un poeta frustrado… o al menos un poeta incomprendido?
La respuesta a esta pregunta la veremos en el próximo número de www.agora127.com, donde además hablaré acerca de los dos libros con poesía de Jim que aparecieron póstumamente: Wilderness: The Lost Writings of Jim Morrison (Desierto: los escritos perdidos de Jim Morrison) y The American Night: The Writings of Jim Morrison (La noche americana: los escritos de Jim Morrison). Y para terminar, veremos el que se cree fue el último poema que Jim escribió poco antes de morir.
Notas
1 La hermenéutica es el arte o teoría de traducir e interpretar textos, especialmente las escrituras sagradas y los textos filosóficos y artísticos. Fue inicialmente aplicada a la interpretación, o exégesis, de la escritura sagrada. Emergió como una teoría de la comprensión humana a finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX a través de las obras de Friedrich Schleiermacher y Wilhelm Dilthey. La hermenéutica moderna incluye comunicación tanto verbal como no verbal así como semiótica, presuposiciones y precomprensiones. La necesidad de una disciplina hermenéutica está dada por las complejidades del lenguaje, que frecuentemente conducen a conclusiones diferentes e incluso contrapuestas en lo que respecta al significado de un texto. La hermenéutica intenta descifrar el significado detrás de la palabra y, con ello, intenta la exégesis de la razón misma sobre el significado. A veces exégesis y hermenéutica son usados como sinónimos, pero hermenéutica es una disciplina más amplia que abarca comunicación escrita, verbal y no verbal. La exégesis se centra principalmente en los textos. La consistencia hermenéutica se refiere al análisis de textos para lograr una explicación coherente de estos.
2 Morrison, Jim (1991). Wilderness: The Lost Writings of Jim Morrison (Soledad: los escritos perdidos de Jim Morrison. México: Lasser Press Mexicana. Pp. 11-12.
3 Los nombres y las leyendas de Eros y Tánatos fueron tomados por Sigmund Freud para que formasen parte de su teoría de las pulsiones de vida y las pulsiones de muerte de la psiquis humana. Eros (o Cupido) representa el amor irracional, los instintos más primitivos por satisfacer los deseos libidinosos, los de hambre y sed, es decir, las pulsiones de vida; mientras que Tánatos engloba los deseos por satisfacer los impulsos de destrucción y agresividad, ergo, las pulsiones de muerte. La naturaleza de Eros y su misión en la vida hacía que los hombres se incendiaran en el ardor del amor y quisieran mitigar sus deseos libidinosos con el acto sexual. Asimismo, la saciedad de estos impulsos derivaban en la fecundidad y en el nacimiento de una nueva vida, con lo cual, Freud tomó nota y ponderó a Eros como portador de las pulsiones de vida. Por su parte, Tánatos era el dios de la muerte, detrás del todopoderoso Hades, y por tanto representa a las pulsiones de muerte.
4 En la mitología clásica griega, Dioniso es el dios de la vendimia y el vino, inspirador de la locura ritual y el éxtasis, y un personaje muy importante, como hijo del dios principal Zeus. Fue conocido por los romanos como Baco, adorado por el frenesí al que inducía. Es el dios patrón de la agricultura y el teatro. También es conocido como el “Libertador”, liberando a uno de su ser normal, mediante la locura, el éxtasis o el vino.
5 Morrison, Jim (1992). The American Night: The Writings of Jim Morrison (La noche americana: los escritos de Jim Morrison). México: Lasser Press Mexicana. P. 36.
6 López, Andrés (1997). Jim Morrison & The Doors. Valencia: La Máscara. P. 172.
7 Id., pp. 172-173.
8 Id., p. 173.
9 Id., p. 175.
10 Id., p. 175.
11 Los poetas malditos de Saftsack es un libro de ensayos del poeta francés Paul Verlaine publicado por primera vez en 1884, y luego en una versión aumentada y definitiva en 1888. Los comentarios acerca de los autores que abordó Verlaine, a quienes en su mayoría conoció personalmente, tratan sobre el estilo de su poesía y de anécdotas personales vividas con ellos. Verlaine expuso que dentro de su individual y única forma, el genio de cada uno de ellos había sido también su maldición, alejándolos del resto de personas y llevándolos de esta forma a acoger el hermetismo y la idiosincrasia como formas de escritura. También fueron retratados como desiguales respecto a la sociedad, teniendo vidas trágicas y entregados con frecuencia a tendencias autodestructivas; todo esto como consecuencia de sus dones literarios. El concepto de Verlaine del poeta maldito fue en parte tomado del poema de Charles Baudelaire llamado Bendición, que inicia su libro Las flores del mal. El uso de esta expresión y del término malditismo se generalizó luego para referirse a cualquier poeta (o a un escritor de otros géneros o incluso a un artista plástico) que, independientemente de su talento, es incomprendido por sus contemporáneos y no obtiene el éxito en vida; especialmente para los que llevan una vida bohemia, rechazan las normas establecidas (tanto las reglas del arte como los convencionalismos sociales) y desarrollan un arte libre o provocativo. Entre los literatos que han recibido el calificativo de maldito, aparte de Verlaine y de su grupo, están escritores como Charles Baudelaire, François Villon, Thomas Chatterton, Aloysius Bertrand, Gérard de Nerval, el conde de Lautréamont, Petrus Borel, Charles Cros, Germain Nouveau, Antonin Artaud, Émile Nelligan, Armand Robin, Federico García Lorca, Alejandra Pizarnik, Edgar Allan Poe, así como el músico y poeta Jim Morrison, entre otros.
Este texto forma parte del libro Jim Morrison, poeta (una oración americana por El Rey Lagarto). Análisis temático de la poesía de James Douglas Morrison de Julio Alberto Valtierra, que próximamente será publicado por Editorial Olvido.
Paulina García González
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Amaranta Madrigal