Logo

Víctor Villalobos: poeta underground

Pedro Valderrama Villanueva

What’s up with what’s going down
In every city, in every town
Cramping styles is the plan
They’ve got us in the palm of every hand

Pretend we dead, L7

Así como la Generación X tuvo sus particularidades en distintos países, México no fue la excepción. La década de 1990 trajo consigo un torrente de manifestaciones culturales. En el terreno de las letras, por ejemplo, la Generación del Crack y los narradores de la literatura basura protagonizaron la última década del siglo que agonizaba. Estas fueron dos visiones antagónicas que dominaron el mercado en esta época.

En la poesía, durante dicho momento, a nivel nacional nos topamos con un panorama, en apariencia, menos generoso, pero no menos interesante. En Jalisco se dio, una vez más, una ruptura dentro de la poesía con nuevas plumas que supieron muy bien sintetizar el momento que les tocó vivir. Poetas como Gustavo Pato Hernández-Merino, Pedro Goche y Enrique G. Gallegos, entre muchos otros, asistentes asiduos del antitaller de Raúl Bañuelos, conformaron parte del amplio mosaico de dicho periodo que vino a irrumpir en el panorama local y renovarlo mediante un discurso poco conformista.

Víctor César Villalobos (Guadalajara, 1978) es un caso particular dentro de la poesía jalisciense de los últimos 25 años. Desde su participación en la antología Poesía viva de Jalisco (2004) se nos reveló una voz que en esencia marchaba al ritmo de su propio tambor. Su incursión dentro del panorama literario se remonta a los primeros años de los dos mil también como parte del grupo de jóvenes poetas que asistían al laboratorio creativo de Bañuelos y que editó la revista generacional Espejo humeante.

1

La poesía contenida en su libro debut, Calles, espejos y cantos, tiene la extraña virtud de relatarnos desde su ventana el decrépito tránsito de la ciudad, los perros callejeros, la vida nocturna, los vacíos y las indisolubles soledades de sus habitantes; en pocas palabras: la vida. Pero su escritura cuenta con otro ingrediente que lo distingue de sus contemporáneos: Villalobos no se limita sólo a registrar los hechos como un pasivo observador o simple cronista. Miro a Víctor Villalobos más bien como moderno trovador urbano, es decir un poeta, un cantor y un actor compactado en uno solo, ya no de la mano de su guitarra morisca, sino de una guitarra eléctrica conectada a un grunge pedal. Ya no al ritmo de la música profana medieval, sino de los estruendosos ritmos que invadieron las ondas hertzianas a finales del siglo pasado y a inicios del nuevo.

Veo Calles, espejos y cantos como una parte medular de un proyecto personal de largo aliento, una especie de Leaves of Grass, donde Walt Whitman, el poeta del alma americana, con el paso de los años, sustrajo, amplió y modificó los textos ahí compilados. Casi un diario personal, íntimo, que maduró a lo largo de los años, así también el presente poemario. Confieso que tuve el privilegio de consultar una versión temprana del presente libro, realizada en 2004 con el título sugerente de Calles, espejos y cantos de un día cualquiera, donde Villalobos realizó un primer intento, un bosquejo (con el doble de escritos) con una fuerte carga electrizante al igual que los que quedaron finalmente seleccionados en la presente edición.

Gracias al bueno ojo del editor Jorge Díaz Barajas, al frente de Libros Invisibles, Calles, espejos y cantos vuelve a ver la luz, dentro de la colección Cantar de las Semillas, casi diez años después de la primera edición, para que nuevos lectores se acerquen y conozcan la escritura de Villalobos, uno de los autores más originales de su generación. Con el paso del tiempo, tengo la seguridad, este se convertirá en un libro buscado para conocer una de las propuestas más singulares de la poesía emergida a inicio del nuevo siglo.

Ya lo he señalado en otros espacios y lo reitero: el trabajo que ha venido desarrollando Víctor Villalobos durante más de dos décadas es, en muchos sentidos, el Lado B de la poesía jalisciense. Su bagaje y óptica particular lo distingue de muchos de sus contemporáneos; sus lecturas cuidadosas de poetas como Vicente Huidobro, César Vallejo y Charles Bukowski, su gusto por el pop culture, su participación discreta en el medio literario, su poca inclinación por el protagonismo (rasgo tan común hoy en día) lo caracterizan y lo vuelven, en muchos sentidos, en un escritor underground de su generación.


Jumb7

Setenta veces siete

Raúl Bañuelos


Jumb8

Desamor de un sueldo mínimo

Juan Antonio Cervantes


Jumb9

Destino 6

José Ángel Lizardo


Jumb10

Calles, espejos y cantos

Víctor Villalobos