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L’Orfeo de Monteverdi, la primera ópera de la historia musical

Música y literatura como expresión de las pasiones humanas

Cezanne Danielle Nieves Flores


La primera ópera

El hombre no sólo es un ser racional, sino que también es un ser lleno de pasiones. Su propia naturaleza está conformada por emociones y sentimientos que brotan del alma y, en ocasiones, definen su comportamiento. El barroco fue un periodo histórico que le dio a las pasiones humanas un papel fundamental en las distintas expresiones artísticas. Desde mi punto de vista, la ópera es quizás uno de los géneros que mejor representa las pasiones humanas. Un género lleno de dramatismo que entre la música y el texto logra conmover al público.

Un caso muy interesante es el de Claudio Monteverdi, quien con su primera ópera, L’Orfeo (1607), no sólo marcó un punto de transición entre la música renacentista y barroca, sino que además nos ofrece una bella explosión de emociones y sentimientos humanos que valen la pena analizar.

Aquí conviene presentar el siguiente proyecto de escritura: examinar la pasión humana a través de la música y el texto en la ópera anteriormente mencionada. Asimismo, parto de las ideas Hegel en Lecciones de estética (1834), de Ringer en El primer maestro de la ópera (2006), de Milella en “L’Orfeo de Monteverdi” (2017) y de J. Miguel González en Apuntes para una historia de la música (2021). La ópera logra una representación fiel que nos hace revivir una diversidad de emociones. Todo con una mezcla perfecta entre música, letra, danza, personajes, luces, escenografía y demás.

El nacimiento de la ópera supuso una revolucionara transición en el ámbito de la música entre el renacimiento y el barroco. Esta novedosa expresión musical es producto del compositor italiano Claudio Monteverdi (Cremona, 1567, Venecia, 1643) quien en un inicio se dedicaba a componer madrigales bajo la antigua tradición polifónica del renacimiento. Sin embargo, antes de Monteverdi compositores como Peri y Caccini presentaron los primeros pasos de lo que posteriormente se conocería como ópera, entre sus obras contamos con Dafne (1597) y Eurídice (1600), esta última llamaría la atención del duque de Mantua, Vincenzo Gonzaga, quien decidió superarla. El duque le pidió a su secretario personal, el poeta Alessandro Striggio, que escribiera un nuevo libreto basándose en la misma historia. Así Monteverdi, músico mayor de la corte del duque, en colaboración con Striggio, dieron vida a la obra de L’Orfeo, la cual fue presentada por primera vez en de febrero de 1607. En pocas palabras, se nos presenta el mito del hijo de Apolo, Orfeo, quien baja al inframundo en un infructuoso intento por recuperar a su amada Eurídice, quien había fallecido por la mordedura de una serpiente.

En cuanto a la composición de la obra, Monteverdi nos presenta este trágico mito en un prólogo y cinco actos, en los que podemos observar personajes como la música, la esperanza, una mensajera, pastores y ninfas, así como los personajes más importantes como el propio Orfeo, Eurídice, Plutón, Proserpina y Apolo.

Por lo que respecta a la música encontramos, por un lado, formas musicales como la abertura, el canto monódico, el coro polifónico y el coro polifónico contrapuntístico. Por otro lado, hallamos una rica instrumentación compuesta por cuerdas, metales y el bajo continuo. Monteverdi utilizará esta variedad instrumental con funciones específicas para cada instrumento, con el propósito de otorgar valores significativos y simbólicos a la obra. Las flautas y las cuerdas, por ejemplo, representan al mundo pastoril. Otro ejemplo son los trombones y cornetas, las cuales ambientan las escenas en el inframundo.

Antes de seguir adelante, vale la pena recordar que toda manifestación artística se caracteriza y difiere de las demás considerando su contenido y su estructura. Dichos elementos son determinados por ciertas reglas de creación, sin embrago, hay obras que sobrepasan los límites de las normas establecidas. Tal es el caso de L’Orfeo, que no conforme con el estilo musical del renacimiento revoluciona la forma de hacer música y dio paso a lo que hoy conocemos como ópera.

Vale la pena preguntarse: ¿por qué es considerada como la primera ópera de la historia y qué la convierte en ópera? Porque L’Orfeo cumple con todos los elementos que conforman el género como lo conocemos hoy. Dichos elementos son el poder dramático, una rica instrumentación y las formas vocales.

Monteverdi unificó la monodia, los coros, los conjuntos vocales renacentistas y una gran orquesta para crear la ópera. Por su parte, las obras de Peri y Caccini son en realidad pioneras dentro de este género. Habría que añadir también que para ellos la ópera era, ante todo, literatura, por lo que la instrumentación no tenía relevancia. Sin embargo, para Monteverdi tanto la música como el texto eran igual de importantes en la conformación de la ópera.


La representación de la grandeza de nuestro espíritu

La música ha estado ligada a las emociones humanas desde la Grecia clásica. Sin embargo, no fue hasta el barroco que se convirtieron en el núcleo de la creación no sólo musical, sino de todas las artes. En ese sentido, recordemos que el renacimiento nos mostró al hombre como un ser racional que podía explicarse a base de métodos científicos. Por su parte el barroco, cansado de la ciencia que ofrecía el renacimiento, nos muestra la otra cara de nuestra propia naturaleza, una gobernada por nuestras pasiones.

Las pasiones humanas, también conocidas como afectos, son sentimientos y emociones, comúnmente asociadas al alma, que nos permiten experimentar el placer y el sufrimiento de la vida. Al respecto, Hegel opina que “en la ópera […] que ejecuta de modo enteramente musical toda la acción, somos transportados de una vez por todas de la prosa a un mundo artístico superior en cuyo carácter se mantiene toda la obra cuando la música toma como su contenido principal el aspecto interno del sentimiento, las disposiciones singulares y generales en las distintas situaciones, los conflictos y luchas de las pasiones, a fin de subrayarlos por completo únicamente mediante la más completa expresión de los afectos” (1834, p. 688).

De modo que la ópera es un arte capaz de representar la grandeza de nuestro espíritu, de sacar a la luz aquellas pasiones y afectos para mostrar esa otra naturaleza de la que estamos hechos. A mi parecer, la ópera es ese espacio en que las pasiones humanas logran explotar su potencial creador, donde podemos ser testigos de cuán fuertes son al tiempo que las revivimos. L’Orfeo no es la excepción, su grandeza también radica en ese desborde de pasiones. En ella apreciamos el amor y la pérdida, que de cierto modo nos recuerda lo efímero de nuestra felicidad.

Ahora bien, ¿de qué recursos se vale la ópera para alcanzar la completa expresión de los afectos? A grandes rasgos, sabemos que la ópera se compone de dos elementos importantes, la música y el texto o libreto. Sin embargo, ¿qué papel desempeña cada uno? ¿Ambos tienen igual peso en la composición de la ópera o alguno es más importante que otro? Por un lado tenemos la música, la cual es entendida como una combinación ordenada de sonidos que generan un efecto estético. En la ópera, “un aspecto fundamental de la música será la expresión musical del texto. […] Para Peri y Caccini la ópera era ante todo literatura, y la música, para la que ni siquiera se fijó instrumentación, un mero soporte. Monteverdi, por el contrario, define una rica orquestación dentro del ámbito del stile concertato con funciones específicas para cada instrumento en una búsqueda de valores representativos y simbólicos a menudo contrastantes” (González, 2021, pp. 46-50).

De ahí que observemos en Monteverdi una separación instrumental del mundo pastoril (cuerdas, clavecines, el arpa, los órganos y las flautas) y el reino de Plutón con sus sombras (metales). Por tanto, la rica instrumentación que utiliza para darle viveza al texto forma parte de la innovación de este nuevo género musical que además resulta crucial para darle a cada escena la fuerza dramática que requiere.

Ahora que si la música es un elemento que define a la ópera al diferenciarla de simple literatura, ¿qué papel juega el texto o libreto dentro de la misma? El texto se define como un conjunto de frases, palabras y oraciones que conforman un discurso y trasmiten una idea. Para algunos pensadores como Ringer, en la ópera “el texto domina la música; mientras que las sinfonías y los ritornelli instrumentales ilustran la acción, la atención del público siempre se dirige principalmente a las palabras. Se requiere que los cantantes hagan más que producir sonidos vocales agradables; deben representar a sus personajes en profundidad y transmitir las emociones apropiadas” (2006, pp. 27-28).

He aquí un ejemplo capaz de reunir en pocas notas la fuerza teatral de toda la ópera: “el recitativo tu se’ morta vita mia que el protagonista canta tras escuchar las palabras de Silvia que anuncian la muerte de Eurídice. Orfeo canta las tres primeras sílabas tu-se-mor-ta sobre un si bemol pasando a un fa diesis y resolviendo en sol natural (tonalidad de sol menor), con un juego armónico de impresionante fuerza, acompañado, como dice la partitura original, por un organo di legno e un chitarrone. Con tres notas Monteverdi nos entrega el dolor y la desorientación del mítico cantor: ¿Tu se’ morta vita mia, ed io respiro? ¿Tu se’ da me partita ed io rimango? Monteverdi nos presenta el mítico cantor en un tono extraordinariamente humano y doloroso” (Milella, 2017).

De manera que la música se une a la palabra en un sorprendente diálogo teatral que nos permite apreciar toda esa fuerza dramática que no tendrán el mismo impacto al ser sólo música o simple texto. Toda esa profundidad de las pasiones humanas sólo se logra en esta fusión entre música y texto. La música abraza al texto para entregarnos este magnífico género musical que nos conecta con esa otra parte de nosotros, la pasional.


Exquisita fusión entre música y texto

Monteverdi nos presentó el mítico cantor de Orfeo a través de una exquisita fusión entre música y texto. Dicha fusión no sólo es una muestra de la genialidad de este nuevo género que inauguró, sino que además nos permite apreciar todos esos matices que poseen las pasiones del ser humano, que no podrán ser representadas de mejor manera.

En conclusión, es gracia a la precisión del lenguaje verbal y la capacidad emotiva de la música que la ópera logra una auténtica representación de las pasiones humanas, dado que ambos son relevantes para otorgar fuerza dramática, así como valores representativos y simbólicos a cada situación y a los mismos personajes. De esta manera es que Monteverdi logra una separación de su trabajo con la tradición artística anterior.

En mi opinión, ver una ópera de Monteverdi como L’Orfeo es una experiencia única. La música y la letra de las canciones logran transportarte a esos estados anímicos de completa felicidad o profunda tristeza que te recuerdan la fragilidad de la vida y lo efímera que puede llegar a ser la felicidad. Al final, Monteverdi parece semejarse al mismo Orfeo ya que, al igual que él, pareciera tener una lira mágica capaz de derretir el más duro de los corazones con su exquisita ópera.


Bibliografía

Belmonte, José (2009). “Ópera para todos (I): Orfeo de Monteverdi”. Sinfonía Virtual. Recuperado de https://www.sinfoniavirtual.com/revista/010/opera_para_todos_orfeo.php.

González Martínez, J. Miguel (2021). Apuntes para una historia de la música. Murcia: Universidad de Murcia.

Hegel, Friedrich (1834). Lecciones de estética. Barcelona: Península.

Milella, Francesco (2017). “L’Orfeo de Monteverdi”. Música en México. https://musicaenmexico.com.mx/lorfeo-de-monteverdi/.

Ringer, Mark (2006). El primer maestro de la ópera: los dramas musicales de Claudio Monteverdi. Nueva Jersey: Amadeus Press.

Sabido, Cecilia (2016). “Ópera: razón, poesía y música”. Istmo. https://www.istmo.mx/2016/03/29/opera-razon-poesia-y-musica/.

Urrutia, Gabriel (2022). “¿La primera ópera de la historia? L’Orfeo de Claudio Monteverdi” [archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=0OhvlnjB3ys&t=1201s.


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