La dimensión ambiental en el currículum del pregrado de la Universidad de Guadalajara

Juan Manuel Ortega partida

 

 

 

Sobre la formación ambiental
El estudio realizado establece las diferencias existentes entre los distintos programas educativos que se ofertan ene le Centro Universitario de la Ciénega, arrojando que la ambientalización del currículum es más sólida en las carreras de ingeniería química y farmacología en las que la percepción es contundente, ser ingeniero químico es ser proambientalista. En el resto de programas educativos se arrojan resultados que nos indican que deben tomarse urgentes medidas en la ambientalización de los currículum de estas carreras tanto en el número de asignaturas que deben ser ambientalizadas como por los métodos que se siguen para llevar la educación ambiental a los estudiantes, se deben tomar medidas urgentes para la incorporación de la dimensión ambiental en el currículum, así como asegurar un conjunto de prácticas educativas centradas en el desarrollo de conocimientos, habilidades, actitudes y valores específicos del perfil de desempeño profesional del egresado.

El desarrollo de competencias para enfrentar problemas ambientales es la reconfiguración de un modelo de formación que atiende la realidad no como un asunto de contenido de una disciplina sino de la necesidad de contar con un esquema inter y transdisciplinar, esto es, con una didáctica para la enseñanza aprendizaje en correspondencia con el proyecto de desarrollo sustentable donde el desarrollo de competencias implique necesariamente la acción práctica.

El enseñar y aprender desde la transversalidad medioambiental del currículum universitario implica reflexionar, percibir, pensar y comprender como procesos mentales que sólo son posibles cuando se tiene una sólida formación con respecto a un tema determinado que incluye un sistema de conocimientos y el dominio de una metodología para su abordaje.

La educación ambiental en el Centro Universitario de la Ciénega adquiere un matiz de alta pertinencia sólo en ciertas carreras tales como ingeniería química y químico farmacobiólogo, presentándose en forma contradictoria una percepción de indiferencia en las carreras del área económico administrativas, dado que en los programas educativos de negocios internacionales, contaduría pública, recursos humanos, administración y mercadotécnica, las problemáticas ambientales no forman parte de las capacidades de formación e intervención profesional, en ese mismo sentido las áreas de las ciencias humanísticas y sociales entre las que se encuentran derecho, periodismo y psicología, cuentan con escasa relevancia. Estas carreras deben repensarse a efecto de inducir su ambientalización y con ello dar un vuelco total a la situación actual.

La práctica curricular docente y las estrategias de evaluación de los aprendizajes se encuentran más estructuradas en las carreras de ingeniería química y químico farmacobiólogo, la metodología centrada en el aprendizaje medioambiental es más estructurada, estos programas educativos tienen más amplias posibilidades de trabajo interdisciplinario que redundan en buenas prácticas medioambientales, sin embargo es necesario proyectar un cambio cualitativo en los programas educativos que están prácticamente en cero y necesitan iniciar un trabajo arduo y recibir asesoría en innovación curricular y metodología de la enseñanza, tomando en cuenta el enfoque inter y transdisciplinar.

Sobre la preocupación ambiental
Los resultados corroboran una alta preocupación de los estudiantes. La mayoría de los estudiantes comparten una misma posición respecto a su actitud y disposición para conservar y mejorar el medio ambiente, es decir, en este caso todos pueden ser calificados como proambientalistas. Estos resultados son similares en todos los programas educativos, aunque la segmentación de cada ítem no coincide totalmente.

Conclusión
La dimensión ambiental implica asumir la responsabilidad de vivir, de generar las condiciones materiales y espirituales requeridas para la continuidad de la vida e integración armónica del hombre con la naturaleza, la sociedad y consigo mismo. El desarrollo asume la connotación de sustentable o perdurable, tocando los planos personal, social, económico y ambiental. Eje articulador de estos planos es el educativo en tanto conformación de la conciencia e identidad cultural de los pueblos, pero también de atención a las forma de producción y consumo de bienes y satisfactores sociales, tocando con ello las prácticas reales de producción y manejo de esos recursos, insumo y producto de la supervivencia.

A partir de la dimensión ambiental de los planes y programas de estudios es posible concebir las prácticas educativas a partir de las cuales se contribuye al desarrollo y con ello a la perdurabilidad de esos recursos y de la vida humana. El abordaje es inter y trasnsdisciplinar centrado en los temas relativos al cambio de uso de suelo, energía, calentamiento global, agua, manejo de residuos, entre otros; esto en atención a la problemática específica de su manejo responsable, por tanto es a partir de la educación que se fortalece el vehículo para un cambio en esta forma de pensar y atender nuestra relación con el mundo y su necesaria conservación.

La modernización, en tanto expectativa de progreso social y económico, implica necesariamente una concepción del desarrollo como superación de las necesidades presentadas en la vida social en un momento histórico determinado, por tanto, el planteamiento de la sustentabilidad implica satisfacer las necesidades humanas en toda su extensión geográfica y conceptual, capaz de dar respuesta a las necesidades básicas de subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad, bajo un prototipo de economía respetuoso de los recursos naturales. La modernización adquiere una connotación social humana, de supervivencia y de bienestar primario, igualdad de oportunidades, acceso a la información, al desarrollo tecnológico y de construcción de sistemas de organización social y democrática.

Por su parte la universidad como la instancia responsable de ofrecer formación profesional se constituye en lo general en un interesante vehículo para favorecer el desarrollo sostenible de los pueblos, las ciudades y la sociedad moderna que nos es característica. Por consiguiente ambientalizar la universidad, esto es, incorporar la dimensión ambiental y desarrollar prácticas educativas de calidad para un ejercicio laboral con sentido de responsabilidad afín a la sustentabilidad, no es una consigna a tono con los momentos actuales, es una necesidad si tomamos en cuenta que en ella estudian y se forman los profesionales que decidirán en el futuro inmediato, en razón de una profesión como proyecto de vida.

La educación ambiental en los estudios universitarios o de educación superior (pregrado) presenta un fuerte reto a superar, para llevar a cabo dicha tarea se cuenta con mecanismos que le permitan servir de apoyo. Uno de ellos es el enfoque de la educación para la sustentabilidad, es decir, una educación que considere no solamente lo ambiental sino que pueda establecer una relación con lo social, económico y político, esto es, promover una educación integral que permita a las personas comprender que los problemas ambientales son una consecuencia de otros más profundos, que confrontan el estilo de vida de la civilización actual, razón por la cual la educación sigue siendo la herramienta más poderosa para perpetuar las condiciones actuales de vida de la población mundial, al tiempo que promueven cambios de fondo en la forma de producir o transformar las condiciones materiales y espirituales de existencia.

Es a partir de la investigación-acción como se presenta y desarrolla la presente investigación realizada, teniendo como objeto el modelo académico que da sentido al diseño curricular de la propuesta formativa que se ofrece en los programas educativos de pregrado del Centro Universitario de la Ciénega. Análisis que conduce necesariamente a la revisión de la práctica curricular, como indagación de la práctica docente, para mejorar sus acciones que le permitan revitalizar su perfil de egreso a la luz de las evidencias obtenidas en la ambientalización de su desempeño académico guiando la formación a partir de un plan de acción con enfoque inter y transdiciplinar.

Desde la perspectiva profesional, ambientalizar la formación profesional implica un planteamiento enfatizando el ángulo ecológico y conservacionista de la sustentabilidad, partiendo de que la base de la práctica profesional implica el reconocimiento de las condiciones de incertidumbre, manejo responsable, reconocimiento e irreversibilidad en la degradación de los sistemas naturales, así como del costo-riesgo de que nuestras fuentes de energía son transitorias, esto es, que los insumos no son renovables, del agotamiento de los recursos y de su optimización, los que deben ser considerados por encima de los criterios de eficiencia economicista. No se puede pensar en sustituir el capital natural y transformarlo en capital artificial o manufacturado, por la sencilla razón de que existen determinados activos ambientales que son esenciales para mantener las condiciones básicas de vida (la atmósfera, el agua, la capa de ozono, el sistema climático, la biodiversidad genética y cultural), frente a otros activos que, aun siendo esenciales para el bienestar, no son imprescindibles para la supervivencia humana, de las especies y de los ecosistemas.

La incorporación de la dimensión ambiental en los programa educativos que se ofrecen en el Centro Universitario de la Ciénega, presenta una gama dispersa y diferenciada de enfoques, en tanto que el programa de ingeniería química e industrial es relativamente consistente en su estructura y de realización concreta de la práctica docente, en el resto de los programas educativos es muy deficiente. La causa de esta incursión desigual, la podemos analizar desde diferentes ángulos:

  1. Curricular. Los programas educativos son estructurados sin considerar un modelo o esquema de identidad particular que ofrece y distingue a la universidad del resto de instituciones que ofertan dicho programa. En consecuencia tenemos que de los 15 programas de licenciatura o pregrado que se ofrece en el CUCiénega, sólo el de ingeniería química presenta una sólida estructura de formación ambiental, en el resto encontramos contenidos y desarrollos insignificantes y de nulo impacto en el perfil de egreso, esto es, en el realización de prácticas reales demandas por el ejercicio profesional.
  2. Formación académica con enfoque en el desarrollo de competencias. El conocimiento y atención de la problemática medio ambiental implica comprender cómo se presenta y qué implicaciones de corte disciplinar, inter y transdiciplinar se presentan para un formación de calidad y saber actuar ante problemas medioambientales son habilidades que no se desarrollan en la mayoría de las carreras que se ofertan en el CUCiénega y esta situación es lo que define esta investigación, pues no se presenta una estructura y lineamiento de operación para una formación pertinente en materia ambiental, por lo que el egresado de la mayoría de los programas educativos no cuenta con los conocimientos, habilidades, actitudes y valores para atender desde un enfoque inter y transdisciplinar la problemática ambiental implicada en el ejercicio profesional.
  3. Metodología didáctica para el tratamiento del medio ambiente y su incorporación al sistema de evaluación y seguimiento. El desarrollo de la práctica docente del profesor en lo general es tradicionalista y acrítica respecto de las implicaciones medioambientales, la explicación metodológica para el desarrollo y evaluación de competencias para el ejercicio profesional es inexistente. Lo anterior implica la necesaria elaboración de un plan integral de educación medioambiental a efecto de capacitar al docente en las prácticas innovadoras del aprendizaje centrado en proyectos, resolución de problemas y estudio de casos, con el debido acompañamiento tutorial demandado por el ejercicio profesional, bajo el soporte y fundamento en las tecnologías de la información y la comunicación.

Pugnar por una educación pertinente y de calidad es un lugar común para quien se desempeña en este nivel educativo, sin embargo, el reto para la institución es asegurar que sus egresados cuenten con las competencias requeridas para afrontar una de las crisis más severas por las que atraviesa la humanidad, la pobreza, la desigualdad y el deterioro ambiental.