La segunda década del siglo XXI se ha caracterizado por la emergencia de las agendas feministas a lo largo del mundo. Nosotras las mujeres, desde diferentes épocas y trincheras, hemos puesto sobre la mesa la urgente necesidad de acabar con el patriarcado y erradicar las prácticas misóginas en la vida social. Pero, ¿qué es patriarcado? ¿Cómo se reproduce y cómo se articula en la vida cotidiana? Las respuestas pueden ser múltiples y dependerán del ámbito desde el cual se exploren.
En este texto trataré de abordar posibles respuestas a partir de la descripción de dos personajes literarios: Pedro Páramo (novela homónima de Juan Rulfo, 1955) y Carlos Denegri, personaje central de la novela El vendedor de silencio (Serna, 2019).
“Un rencor vivo” es la frase que retomaría para definir la misoginia a partir de la descripción de un personaje literario como Pedro Páramo.
En su novela, Juan Rulfo presenta al padre ausente, al que abandona, abusa del poder, despoja, maltrata, burla mujeres y leyes sin escrúpulos y con total impunidad. La filosofía de vida del personaje es ejercer la ley del más fuerte. Pedro Páramo es el hombre atractivo, viril, que enamora y abandona a las mujeres. A través de alianzas con otros hombres y con algunas mujeres, extiende y articula las formas de control e impunidad; Fulgor Sedano, capataz de la hacienda de la Media Luna, será el incondicional brazo articulador de las vejaciones del patrón.
Pedro Páramo también es un hombre solo y atormentado. A lo largo de la novela el personaje busca la redención y el amor sublime a través de la posesión de la mujer etérea que le ayude a sanar el alma. También es el hombre que vive atormentado por los recuerdos y pérdidas de infancia. Sin embargo, en el trato cotidiano con las mujeres de su entorno ejerce violencia a través del secuestro, desvaloración, maltrato al cuerpo y despojo de los bienes.
En el ambiente rural y mágico Juan Rulfo evoca la atmósfera de la etapa posrevolucionaria en la cual, luego del fin de la guerra, los machos patriarcales fundan fantasmales poblaciones como Comala.
El rencor que emana del personaje se extiende al entorno. La búsqueda del padre para vengar los abusos y abandonos será uno de los motivos dentro de la historia.
Al igual que Pedro Páramo, Carlos Denegri es un hombre violento, profundamente misógino y acostumbrado al ejercicio del poder. El personaje de la novela El vendedor de silencio está inspirado en el “reconocido y exitoso” periodista del diario Excélsior, quien fue famoso por su “fichero político”. Se sabe que el periodista usaba la información resguardada en su temido fichero para hacer las funciones de vocero de la presidencia de la República y de los políticos poderosos de la época posrevolucionaria; su injerencia mediática y de poder se extendió hasta la década de los setenta del siglo pasado. A Denegri se le atribuye la “industrialización del chayote” en la práctica periodística mexicana; era temido y reconocido como el mejor y más vil de los reporteros.
Al igual que Pedro Páramo, Carlos Denegri también vive atormentado por su pasado, también es un hombre atractivo, viril, encantador y burlador de mujeres. A lo largo de la novela el autor va revelando la gran necesidad de encontrar el amor sublime; pero también describe el origen de las culpas, miedos y rencores del personaje hacia el padre ausente, pero sobre todo el odio hacia la madre vulnerable y “permisiva”.
Podemos considerar que esta novela es un tratado con matices de crónica que describe las múltiples formas de articulación de la misoginia patriarcal mexicana. Leer la novela implica conocer o reconocer (según sea el caso) diversos episodios y personajes de la vida artística, política, cultural y mediática de la época descrita. La manipulación de la ley sirve para justificar despojos, vejaciones, fraudes y crímenes, los cuales se articulan con la complicidad entre los hombres de poder.
A diferencia de Pedro Páramo, Carlos Denegri es temeroso de Dios, es religioso y pretende practicar la fe y la caridad. Pero sobre todo, es el hombre solitario que desconfía de todos los que lo rodean y también busca desesperadamente la paz y la tranquilidad.
El reto al que nos enfrentamos las mujeres es romper y erradicar el patriarcado. Esa ha sido la consigna que se grita con más energía y convicción. ¿Cómo podemos romper con las prácticas violentas ancestrales y cotidianas? Las acciones se han encaminado a difundir tratados, teorías, cursos, videos, productos culturales de diversa índole. Todo puede abonar al cambio.
Hace dos años leí El vendedor de silencio; la novela me atrapó de inmediato. Conforme leía me di cuenta que entendía el origen de la soledad y el rencor del personaje (lo cual no implica justificar las acciones ahí descritas), que de alguna manera servían de espejo a los contextos de impunidad y violencia misógina que he vivido a lo largo de mi vida.
A partir de esa reflexión tuve la idea de proponer la lectura focalizada del texto para identificar las formas de articulación de la violencia misógina. Después me di cuenta de las semejanzas entre Pedro Páramo y Carlos Denegri. He ahí el origen de este texto.
Para finalizar enumeraré lo que desde mi punto de vista son las prácticas constantes de la violencia misógina en las dos novelas:
Rulfo, Juan (1955). Pedro Páramo. México: Editorial RM.
Serna, Enrique (2019). El vendedor de silencio. México: Alfaguara.