Logo

Relatos

Nari Rico


Matrioshka

Muchos creen que no siento, mejor dicho, que no sentimos, pero lo hacemos. Siento en mis entrañas un ser más pequeño igual a mí, quien a su vez siente otro y este otro y otro. Entonces llegamos al más pequeño y este pequeño ser se sabe parte de un todo, sabe que de no ser por nosotros no existiría y sin él estaríamos incompletos. Y creen que no sentimos y no lo sabemos, nos ven como una simple decoración, como algo que les divierte abrir, e ir extrayendo uno a uno para luego volver a unirnos y decir:

—¡Qué linda matrioshka!

Somos tantos y somos uno: Matrioshka.


Sólo a los dos

Soy muy importante para ella, nunca dice por qué, pues es algo que sólo nos concierne a los dos. Me lleva siempre en su bolso. Si la agobia el miedo, introduce su mano y me acaricia. A veces me aprieta con mucha fuerza. Soy importante, no permite que nadie más me toque, yo la cuido y ella a mí. Cuando era pequeña, esa horrible noche de la que no habla, yo era el único en la habitación. Cuando el monstruo se acercó sólo me tenía a mí. No habla mucho de lo que sucedió esa noche, era muy pequeña, pero yo estuve ahí, su pequeño elefante de felpa. Desde ese día nunca nos separamos, ella sabe que yo la voy a cuidar.


Don Juan

—Eh, eh… quieto ahí… Aléjese de ella, canalla. Señorita, él sólo busca usarla.

—Mire quién habla… ¿Cómo le dicen? Ah, sí: “El burlador de Sevilla”.

—¡Calle! Eso es falso, maldito burócrata.

—Caballeros, tranquilos, no hace falta que peleen, es inútil, la Dama me ha elegido a mí.

—¿Quién es usted? —exclaman los dos donjuanes sorprendidos.

—Soy Don Juan Percolla, de Sicilia. Y temo, caballeros, que yo me quedo con el amor de la Dama.

No, nadie va a leer esto, ¿quién entendería la referencia a los distintos Don Juanes? Mejor empiezo de nuevo:

—Eh, no, señorita, no nos recha…


Obra maestra

He sido relegado. Nadie me aceptó. En un lugar dijeron “es demasiado pretencioso”. Después mi padre me modificó: “Es demasiado coloquial el lenguaje”. Nuevamente mi padre me alteró: “La historia es demasiado predecible”. Padre no sabía qué hacer conmigo, me dejó en su carpeta de archivos, olvidado. Me retomó, trabajó en mí día y noche, como loco; por fin me leyó y exclamó: “¡Mi gran obra maestra está terminada, nadie la rechazará, es perfecta y yo la he escrito!” Me llevó a la imprenta, estaba tan seguro de mí y de lo que había escrito en mis páginas. Sin embargo, sigo siendo ese libro que nadie lee, no porque sea malo, no por pretencioso, no por predecible, sino porque esta vez no hay público para la historia que tengo que contar.


Femme fatale

Le silban en la calle, de seguro es por nosotras. No le molesta, en absoluto; cuando eso pasa es como si se enorgulleciera, le gusta que la miren, tiene algo en su forma de andar, un caminado muy estilizado, y en cada paso la acompañamos; somos de muchos tipos: de red, con estampado, de un solo color. Pero nosotras, sus favoritas, somos unas medias negras con una línea delgada que nos recorre de arriba abajo, a ella le encanta el aire de femme fatale que, asegura, le damos, nadie sospecharía nada. Todos la aceptamos, pero a veces su voz ronca y cricoides le recuerdan a ella que no ha nacido mujer, se atormenta, aunque todos le digan “eres una mujer”, ella rompe en llanto, recuerda el primer par de medias que usó cuando su padre la descubrió, una tremenda golpiza y la corrió de su casa: “Aquí no queremos degenerados”. Después, todo lo olvida, nos porta con tremendo orgullo y nosotras gritamos: “¡Ella es una femme fatale!”


Jumb14

Cansado

Harley Ezel Nicaragua


Jumb15

Mutismo

Francely Navarro Nicaragua


Jumb16

Incisión

Andrés Guzmán Díaz