Desde el ocaso moribundo
un rayo de luz agonizante
se despide y sonríe meditabundo
Torna sereno e imponente
al otro lado de la tierra;
muere aquí, nace allá,
espléndidamente.
Es el atardecer su sinfonía,
los ocres y rojizos su vestido,
son nuestros suspiros su alegría.
Es el ocaso nuestro bello desencanto
es la contradicción de vida y agonía
es ese espejo ¡que nos refleja tanto!
Hoy somos vida, luz y alegría,
mañana seremos la sombra
que arrope un nuevo día
Colgando mis sueños
en las pestañas de la luna,
rompiendo los cristales
de la ventana del tiempo.
Para asomarme a tu mundo
e invadir tus auroras
colmarte de caricias
sin tiempos ni tabúes.
Pidiendo al universo
una brecha en el tiempo,
una fugaz eternidad
de 1,440 minutos,
de 68,400 segundos.
Para gritar los te amo
que fusionen las almas
y entrelacen los cuerpos
y con mi alma enamorada
explorar tus senderos.
Apacible y misterioso,
místico y sereno,
profunda e insondable
expresión de libertad.
Eres vida y eres muerte,
cerúlea contradicción
entre longevidad eterna
y lo efímero y fugaz.
Eres piélago apacible
o tormenta abrumadora,
eres el espejo de los cielos
y el mausoleo de las brumas.
De los poetas eres la musa,
eres calma, eres tormenta,
eres mística pasión embravecida,
cerúlea ¡ilusión de libertad!