Uno de los problemas más comunes para los estudiantes (de secundaria para arriba) cuando se les pide que elaboren un trabajo escrito es que no tienen claro qué tipo de texto redactar: ¿un informe, un resumen, una síntesis, una reseña, etc.?
La palabra texto se refiere a cualquier expresión escrita que contenga información o transmita un mensaje, desde el Libro vaquero hasta La Biblia: los periódicos, las revistas, los carteles, las cartas, los correos electrónicos, los poemas, los cuentos, las novelas, los resúmenes, las síntesis, las reseñas, las tesis son textos, pero no todos son iguales en cuanto a la forma (trama) ni el lenguaje tiene la misma función.
La forma o trama se refiere a los diversos modos de estructurar los distintos recursos de la lengua para transmitir una información (estructura del texto). La función se refiere al uso del lenguaje, ya que un texto es un tapiz que combina distintas clases de oraciones, selecciona diferentes clases de palabras, privilegia determinadas relaciones sintácticas, etc., para transmitir distintas intencionalidades (fondo o intención del texto).
Antes de comenzar a redactar se debe tener muy claro para qué se va escribir y qué se quiere comunicar; es decir, debemos tomar en cuenta qué tipo de texto queremos generar, pues como unidades comunicativas los textos manifiestan las diferentes intenciones del emisor. Y como decía mi abuela: “Según el sapo es la pedrada”. Es decir, cada tipo de texto tiene características especiales en cuanto a su estructura y contenido (forma y fondo) y debemos elegir el tipo de texto más adecuado para lo que queremos transmitir. Y no mataríamos moscas a balazos, ¿verdad?
Pero, ¿cómo elegir el tipo de texto adecuado que debo redactar para expresar mis ideas?
Como unidades comunicativas, los textos manifiestan las diferentes intenciones del emisor y buscan informar, convencer, seducir, entretener, sugerir, etc.
Para saber qué tipo de texto debemos redactar, es necesario saber cuáles son las funciones básicas del lenguaje, y de los textos, porque estos están hechos con el lenguaje.
En la presente propuesta solo se toman en cuenta las funciones informativa, literaria, apelativa y expresiva del lenguaje:
Es necesario destacar que los textos nunca se construyen en torno a una sola función del lenguaje, casi siempre se manifiestan todas las funciones en un mismo texto, pero siempre predomina una de estas funciones.
Si bien es cierto que existen diferencias obvias entre las diferentes variedades de un tipo de texto determinadas por la función, también es cierto que muchas de esas diferencias se relacionan con la forma o trama, pues los textos se configuran de distintas maneras para manifestar las mismas funciones del lenguaje o los mismos contenidos.
Otro aspecto que debemos tener claro al momento de elegir el tipo de texto que deseamos redactar tiene que ver con la trama (forma o estructura) de los textos, la cual se cruza o se ajusta con la función del lenguaje.
La palabra texto (textum, en latín) significa “tejido, tela, entramado, entrelazado”. En esta propuesta, la palabra trama se refiere a los diversos modos de estructurar los distintos recursos de la lengua para vehiculizar las funciones del lenguaje.
El texto es un tapiz que combina distintos recursos de la lengua, combina distintas clases de oraciones, selecciona diferentes clases de palabras, privilegia determinadas relaciones sintácticas, etc., para transmitir distintas intencionalidades.
Podemos encontrar las siguientes tramas o estructuras:
Hasta aquí debemos tener claro lo siguiente: si nosotros nos estamos moviendo en el contexto escolar, los textos que vamos a generar son informes, resúmenes, síntesis, reseñas, ensayos, tesinas, tesis, etc. Y para redactar este tipo de textos debemos elegir los siguientes aspectos:
Es muy importante destacar que para que un texto sea claro y entendible para los posibles lectores (receptores) es fundamental que dicho texto tenga coherencia.
La coherencia es una superestructura semántica (tema) que se expresa por medio de macroproposición, la cual constituye el tema del texto.
Hay dos registros o recursos que hacen que un texto adquiera mayor o menor coherencia, e incluso que resulte incoherente.
Por lo tanto, la coherencia consiste tanto en seleccionar la información pertinente y organizarla en una estructura comunicativa, de tal manera que pueda ser percibida de manera clara y concluyente por parte del lector (receptor) de nuestro mensaje.
La longitud o extensión del discurso es ajena al principio de coherencia y se deriva de las necesidades de la situación.
Existen tres niveles de coherencia:
En este punto debemos tener claro lo siguiente: para que un texto tenga coherencia global es necesario que cada frase u oración haya sido construida correctamente desde el punto de vista gramatical y sintáctico; y que cada párrafo se haya relacionado correctamente (secuencia) con los demás, sin dar lugar a ambigüedades o contradicciones.
Para determinar si un texto tiene coherencia global basta con resumir la realidad discursiva (tema) que estamos considerando como texto. Si este resumen sintáctico está bien hecho constituirá el tópico principal o asunto que da el sentido a todo el discurso.
Para establecer si un texto tiene coherencia global podemos representar la idea central y las ideas principales en un cuadro sinóptico o mapa conceptual. Para hacerlo podemos aplicar la técnica de lectura del árbol de Júmex, acerca de la cual hablamos en la edición 14 de www.agora127.com.
Desde el punto de vista del posible lector (receptor) de un texto, el resumen o especificación del tema es una operación intelectual que realiza el que lee. El lector realiza una síntesis del texto reduciéndolo a su tema central, y para ello activa dos recursos:
Además, el texto también tiene una coherencia interna llamada isotopía, es decir, la repetición a lo largo del discurso de una serie de elementos de significado y de construcción gramatical que permiten que haya continuidad (coherencia). La isotopía se establece mediante redundancias o repeticiones de elementos similares o compatibles (campos semánticos).
Uno de los objetivos del tema planteado en esta colaboración consiste en adquirir los conocimientos necesarios para identificar las diferentes funciones del lenguaje y las distintas tramas (forma) que pueden ser utilizados en los diversos tipos de textos, enfocándonos en aquellos que forman parte del entorno escolar.
Otro de los objetivos se enfoca en lo siguiente: para elegir correctamente la función y la trama debemos tomar en cuenta qué tipo de texto deseamos redactar: resumen, síntesis, reseña, etc., ya que no todos los textos escolares tienen la misma función ni la misma trama (estructura).
Para alcanzar los objetivos planteados, se hace necesario realizar un cruce de criterios que facilite la caracterización lingüística y formal de los textos. Este cruce de criterios se refiere principalmente a dos categorías: función del lenguaje y trama (estructura).
Por lo tanto, como nos estamos moviendo en el contexto escolar, los textos que vamos a generar son resúmenes, síntesis, reseñas, ensayos, tesis, etc.; para redactar este tipo de textos debemos elegir los siguientes aspectos:
Si se toman en cuenta estos criterios, mejorarán nuestras habilidades de redacción y por consecuencia mejorarán nuestras competencias comunicativas escolares.
En próximas ediciones de www.ágora127.com analizaremos los aspectos formales y temáticos de los textos informativos más comunes en el ámbito escolar, como son resumen, síntesis y reseña. Por ejemplo: hablaremos de los elementos que deben contener la introducción, el desarrollo y la conclusión de un texto.
Tere Acosta
Gabriel Cerda Vidal
Atzimba Mondragón Galindo
Norton Maza
Elena Asins