Nota: La disposición de los parlamentos sugiere diversas lecturas y por ello diversas propuestas escénicas; se sugieren diversas dimensiones temporales y espaciales. Los parlamentos pueden ser simultáneos o no, lo mismo que las acciones.
La obra se compone de 14 cuadros, ordenados del 1 al 14. Pero respetando el 1 y el 14 podrían modificarse el orden de los demás, o hasta la repetición de algunos. El creador escénico tiene completa libertad.
Personajes constantes:
Mujer 1
Mujer 2
Hombre 1
Hombre 2
Viejo
Niño
Parte I
Joven 1 y Joven 2, testigos, chicas adolescentes
Mujeres
Madre de Sergio Adrián Hernández Huereca
Chavos mexicanos (jóvenes adolescentes)
Policía estadounidense
Hermana de Sergio Adrián
Padre de Sergio Adrián
Parte II
Anastasio Hernández Rojas
Sergio Adrián Hernández Huereca
Parte III
Padre del asesinado
Gobierno mexicano
Se ve un gran puente negro en perspectiva cuya estructura está diseñada y hecha por grandes cruces negras.
Puede estar en escena o puede proyectarse con imagen multimedia del puente real ubicado en la frontera de México y Estados Unidos en El Paso, Texas.
Lejano se escucha en susurro.
Mujer 1. Santa economía, inclúyenos. Santo gobierno, inclúyenos. Santo señor de los trabajos, inclúyenos.
Un disparo. Silencio.
Mujer 1. ¡Ay, Dios santo! ¡¿Otro más?!
Hombre 1. ¿Y ora por qué?
Hombre 2. Que porque aventaron piedras, dicen.
Viejo. Yo digo ques pa darnos miedo.
Música norteña, de la frontera de México. Va de gran intensidad bajando paulatinamente.
Joven 1. ¡Le están tirando piedras!
Joven 2. ¡Pero es que lo está arrastrando!
Disparos que enmudecen. Un gran silencio.
Joven 2. ¡Le dio el estúpido! ¡Le dio!
Joven 1. ¡Pues es que le están tirando piedras!
Joven 2. ¡Le dio, le dio! Pero ya estaba deste lado.
Joven 1. Ya estaba acá.
Música fúnebre.
Hombre 1. Era 7 de junio a las 7:30 de la noche.
Hombre 2. Pero puede estar sucediendo ahora en este momento.
Hombre 1. A la orilla del río.
Hombre 2. Pero podría ser en cualquier parte.
Madre. Su delito fue estar ahí en la orilla del río.
Susurro.
Mujer 1. Señor, ten piedad de nosotros, Cristo, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros, Cristo, óyenos, Cristo, escúchanos.
Hombre 1. Muchas personas observaron.
Hombre 2. Muchas personas les gritaron.
Hombre 1. Ni a un animal se le trata así.
Música de cholos, tipo Celso Piña.
Chavos mexicanos. Jugamos a chingar a los pinches gringos…
Policía estadounidense. Juegan a infringir la ley.
Chavos mexicanos. Pero no más corremos un rato y luego nos regresamos, es que ya nos odiamos.
Policía estadounidense. Pasar sobre la autoridad tiene un precio.
Madre. Solo tenía catorce años.
Hermana. ¿Cómo? ¡¿Lanzar plomo por piedras?!
Hombre 1. ¿Pero dónde fue? ¿De aquel lado o deste?
Hombre 2. Deste. Un balazo en la cabeza.
Padre. Mi hijo no estaba en territorio estadounidense, nunca pisó territorio estadounidense y fue rematado en territorio mexicano.
Hombre 2. Estaba escondido en el llamado Puente Negro.
Hombre 1. En la frontera del Paso, Texas, dicen.
Padre. El de la migra andaría drogado o no sé, el chiste es que empezó a tirar balazos, y le pegó dos en la cabeza al niño, a mi bebé.
Hermana. Estudiaba la preparatoria.
Mujer 1. Señor, ¿por qué no iluminaste su mente? ¿Por qué lo llevaste por ese camino? ¿Eso es lo que has querido para él? ¿Es así como alcanzará la salvación?
Madre. Si él cometió un error o un delito, lo hubieran arrestado, pero, ¿por qué me lo mataron?
Un disparo. Silencio. Música. Un narcocorrido.
Procesión. Cargando una cruz negra. Después de un recorrido la colocan al centro. El padre de Sergio Adrián. Cansado. Con enorme dolor. Barba crecida
Madre de Sergio. Mirada perdida y sus ojos clavados en el suelo. Todos los hermanos de Sergio Adrián.
Padre. ¡Te cargué de chiquito! ¡Noo! ¡Noo! ¡Cómo te dejaron tu ojo!
Hermana. ¡Sergiooo! ¡Vamos a la casa! ¡Padre Santo! ¡Cómo te dejaron estos méndigos!
Madre. (Implorando.) ¡Levántate, vámonos hijo!, ¡Abre tus ojos, padre! ¡Por última vez!
Viejo. ¡Para que vean cómo sufre la gente, ¡miserables, asesinos!
Responsorio.
Mujer 1. Padre de los desfavorecidos.
Mujeres. Favorécenos.
Mujer 1. Padre de los olvidados.
Mujeres. Recuérdanos.
Mujer 1. Padre de los pobres.
Mujeres. Enriquécenos.
Mujer 1. Padre de los maltratados.
Mujeres. Cuídanos.
Mujer 1. Padre de los marginados.
Mujeres. Cobíjanos.
Padre. (A gritos.) ¡Respeten a mis hijos! A todos mis vecinos les pido perdón… ¡Yo perdono a quien lo mató!
Hermana. ¡Yo no respeto a nadie! No pidas perdón para él, papá.
Padre. ¡Habrá justicia divina!
Hermana. ¿Quién tiene respeto ahorita? ¡Nadie! ¡Nooo, no habrá perdón hasta que se le haga justicia a mi hermano!
Viejo. Sergio Adrián Hernández Guereca se llamaba.
Gritos de los presentes, al unísono.
Todos. ¡Que se le haga justicia!
Responsorio.
Mujer 1. Santa justicia.
Mujeres. Mira por nosotros.
Mujer 1. Santa madre de los anulados.
Mujeres. Míranos, escúchanos.
Mujer 1. Santa madre de los sobajados.
Mujeres. Dignifícanos.
Mujer 1. Santa madre de los humillados.
Mujeres. Dignifícanos.
Mujer 1. Santa madre de los asesinados.
Todos. Defiéndenos.
Hombre 1. Que se llamaba Sergio Adrián Hernández Huereca.
Hombre 2. Pero podría ser cualquiera.
Hombre 1. Adolescente.
Hombre 2. Pero podría ser cualquiera.
Hombre 1. Mexicano.
Hombre 2. Pero podría ser cualquiera.
Hombre 1. Pobre.
Hombre 2. Pero podría ser cualquiera.
Mujer 1. ¡Shhhh, calla! Que podría ser mi hijo.
Silencio. Susurro.
Hombre 1. Es la manifestación de racismo que ha crecido.
Hermana. Haiga sido que mi hermano estaba allá o no estaba, no tenían por qué haberle hecho eso.
Silencio.
Hombre 2. ¿Por la iniciativa Arizona?
Mujer 1. ¡Ay, madre mía, parece que venimos a parir muertos, muertos de vida, muertos de alma…!
Hombre 1. Sepa… pero la situación podría empeorar.
Hermana. Haiga intentado cruzarse, haiga estado en el otro lado, no tuvieron por qué haberlo matado.
Hombre 2. Racismo puro.
Hermana. Y de todos modos así vamos a seguir pidiendo justicia hasta donde se pueda.
Niño. ¿Y ora qué va a pasar, abuelo?
Viejo. (Silencio.) Morirán muchos más… (Pausa larga.) Pa que vivamos con miedo.
Niño. Yo no quiero pasar, abuelo.
Viejo. Yo no quiero mirar.
Hombre 1. Era 28 de mayo a las 9 de la noche.
Hombre 2. Pero puede estar sucediendo ahora, en este momento.
Hombre 1. Cerca del límite que divide los dos países.
Hombre 2. Yo estuve una vez ahí.
Hombre 1. En la oscuridad de la noche pidió ayuda a gritos hasta que se cansó.
Susurro.
Mujer 1. Señor, ten piedad de nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros…
Hombre 1. Muchas personas observaron.
Hombre 2. ¿Tú los viste? Cristo, óyenos.
Hombre 1. No, eso dicen. Cristo, escúchanos.
Hombre 2. Yo tampoco lo vi, pero escuché.
Hombre 1. Que eran más de veinte, dicen.
Hombre 2. ¡Ay! Parece que lo estoy oyendo.
Lejos.
Anastasio. ¡Piedad, por favor…. Ayúdenme, por favor! ¡¡Ah!! ¡Ya no!
Tapándose los oídos.
Mujer 1. Shhhh, ya no, ya no.
Hombre 1. Lo golpearon con desesperación, dicen.
Mujer 1. Pero puede estar sucediendo ahora, en este momento.
Hombre 2. Y él sometido y pidiendo ayuda.
Hombre 1. Y los que veían mudos reclaman justicia, pienso.
Hombre 2. Yo nomás digo qué putas podemos hacer si en nuestro mismo país se están haciendo mierda.
Mujer 1. ¡Ay! ¡Dios de los jodidos, dónde estás!
Mujer 2. Se llamaba Anastasio Hernández Rojas.
Niño. Siento algo aquí.
Mujer 2. Debe ser el frío.
Hombre 1. Yo me pregunto quién nos puede ayudar.
Hombre 2. Nos van a aplastar como pinches cucarachas, yo nomás digo.
Hombre 1. Pinches gringos cobardes, y aquí en México les solapamos sus pendejadas.
Niño. No, como que me oprime aquí.
Mujer 2. Debe ser el calor.
Hombre 2. Se llamaba Anastasio Hernández Rojas.
Hombre 1. Llegaron más agentes estadounidenses, apenas bajaron y arremetieron a golpes, dicen.
Hombre 2. Empezaron las descargas eléctricas, dicen.
Mujer 2. ¡Son unos asesinos!
Hombre 1. El mexicano fue arrastrado hasta una zona alejada de la vista, dicen.
Hombre 2. Con las descargas eléctricas, él se retorcía y brincaba.
Hombre 1. Pinches gringos. Nos tratan como animales, como delincuentes.
Mujer 1. ¡Ay, madre mía! Parece que venimos a parir muertos, muertos de vida, muertos de alma…
Hombre 1. Dicen que se llamaba Anastasio Hernández Rojas.
Hombre 2. Pero podría ser cualquiera.
Hombre 1.. Mexicano.
Hombre 2. Pero podría ser cualquiera.
Hombre 1. Pobre.
Hombre 2. Pero podría ser cualquiera.
Mujer 1. Shhhh, calla, que podría ser mi hijo.
Silencio.
Niño. Me sigue doliendo aquí.
Se escucha lejos.
Anastasio. ¡Piedad, por favor! ¡Ayúdenme, por favor! ¡¡Ah!! ¡Ya no!
Mujer 1. ¡¡Ay, Dios!!
Hombre 1. Ha de ser como cuando duele la existencia, dicen que aprisiona. Dicen que duele. Que mata, dicen.
Mujer 1. Ha de ser porque nacimos acá deste lado.
Penumbra. Música. Los siguientes parlamentos dichos o podrían ser para composición de música hip hop o ritmo contemporáneo del norte de México.
Anastasio. Cómo quisiera volver a mi tierra, pero vivo. Cómo quisiera tener refugio en mi tierra, pero vivo. Cómo quisiera encontrar justicia en cualquier tierra. Aunque sea muerto. Cómo quisiera encontrar piedad en cualquier tierra. Aunque sea muerto. Acá he sido muerto a golpes. Allá fui muerto de hambre, miseria y olvido. Allá o acá no quepo. Allá o acá no existo. Me la jugué y me mataron en un ratito como veinte. Si me quedo también me matan, en muchos años, millones, con su olvido. Por piedad ya no. Ya no me maten.
Sergio Adrián. Tengo un hoyo en mi cabeza. Lleno de hambre. Lleno de odio. Lleno de necesidad. No sabía lo que es la vida, pero ahora sé lo que es la muerte. Y con la muerte ahora sé lo que era la vida. Mi familia y todos los que conocí teníamos una vida llena de hoyos. Uno más en mi cabeza, qué más da. No, hermano, yo ya lo entendí, si estamos incluidos, en la marginación, en la pobreza, en los indeseables. Solo que no queríamos estar ahí, nos dejaron en la orilla. Por eso tengo un hoyo en mi cabeza. Tengo un hoyo en mi corazón, lleno de tristeza.
Padre. Yo le digo al señor Peña que si tiene poquitos pantalones, que se los amarre y vea esta injusticia con los mexicanos, que se faje los pantalones y que vea lo que está pasando, o está ciego o no mira.
Gobierno mexicano. Nos preocupa este surgimiento de violencia contra mexicanos que, además, se asocia con el surgimiento de otras expresiones antiinmigrantes y antimexicanas, recientemente, en Estados Unidos.
Padre. ¡Pido a las autoridades que hagan su trabajo!
Silencio.
Gobierno mexicano. Expresamos nuestra enérgica protesta por la tortura y la muerte de Anastasio Hernández, sometido con violencia, concedamos por ellas ya de suyo inaceptable haber sido víctima simplemente al nivel significa pasado no extiendo…
Niño. ¿Qué dice, abuelo?
Viejo. Mentiras, hijo, mentiras.
Padre. ¡No más un gobierno tibio!
Gobierno mexicano. El gobierno de México está consternado y profundamente indignado por la muerte de dos mexicanos derivada de acciones de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
Padre. Basta de tanto abuso, basta de tanto racismo y atropellos contra los mexicanos.
Silencio.
Gobierno mexicano. Exijo que el gobierno estadounidense realice una investigación profunda, imparcial, objetiva, para esclarecer los hechos en los que murieron el migrante Anastasio Hernández Rojas y el adolescente Sergio Adrián Hernández.
Casi empalmado con las últimas palabras del Gobierno mexicano, se escucha lejana la narración de un partido de futbol.
Gobierno mexicano. ¡Castigo a los culpables! Autoridades estadounidenses: establezcan criterios en la aplicación de la ley para evitar muertes inadmisibles, derivadas, entre otras cosas, del uso abusivo de la fuerza en contra de los migrantes mexicanos.
Se escucha más cercana la narración de un partido de futbol. Se escucha la narración del gol de Cuauhtémoc Blanco contra Francia, Mundial Sudáfrica 2010: “…tomando la dirección, ¡venga, Témoc! ¡Clávala, Témoc!…” Se sugiere que también pueda verse en multimedia la escena del gol. En una explosión de euforia.
Gobierno mexicano. ¡GOOOOOOOOOOL! ¡¡GOOOOOOOOOOL DE MÉXICO!!
Se escucha muchedumbre a coro: “¡GOOOOOOOOOL! ¡Témoc! ¡Témoc! ¡Témoc! ¡Cuauhtemocsito! ¡Huele a calificación!” Disminuye la intensidad del festejo al tiempo que se empieza a escuchar en aumento.
Rezos.
Mujer 1. Virgen santísima del olvido,
Dios,
Dios de los jodidos, Dios de los excluidos
que la luz de tu manto de amor divino les dé el perdón universal
que mi perdón no llegue sino después de la justicia
que mis sentimientos más profundos arremetan contra ellos
que no nos alcance el olvido
así lo decreto y así se haga.
Virgen santísima del olvido,
Dios…
Los rezos se escuchan una vez completos. Cuando inician de nuevo se empalman con imagen y se desvanecen con la música.
Al tiempo que se proyecta en multimedia la imagen de El Puente Negro, se escucha música del norte de México con la siguiente letra.
Puente negro *
Cuenta la vieja historia
que como todos los puentes,
El Puente Negro fue hecho
para salvar obstáculos
El Puente Negro fue hecho
para poder cruzar el río
eso dicen las buenas fuentes
El Puente Negro es la frontera
entre los pobres y los ricos
El Puente Negro en su momento
fue ventura para todos
ahora es usurpación para unos
y desventura de otros.
Puente Negro igual a obstáculos
Puente Negro igual a conflictos
Puente Negro muerte y olvido.
inmigrante igual a delincuente
Negro para no ver
Negro de odio
Negro de olvido
Negro de lutos
si quieres estar entre la vida y la muerte
solo basta pasar por este puente
no tienes que ser mexicano
los guardianes de este puente
se esmeran en dar muerte
sin piedad a cualquier inmigrante
inmigrante igual a delincuente
dicen que es protección, dicen que es seguridad
yo digo que es por odio, por racismo y discriminación.
Puente Negro, qué labor tan desventurada
Puente Negro, el límite de la vida
donde la vida humana se reduce a nada
Puente Negro, lugar de la desventura
Puente Negro, lugar de la tortura
Ddnde la vida ya no es segura
Puente Negro. El límite… entre la vida y la muerte
Puente para gritar
puente para cruzar
puente para matar
puente para lanzar se arroja al vacío
Puente para dividir
Puente para prohibir
si este puente tuviera voz…
Puente Negro, escenario de tragedias
Puente Negro, conflicto entre naciones
Puente Negro
testigo de desencuentros
testigo de infortunios
testigo de injusticias
testigo de torturas
testigo de asesinatos
Negro para no ver
Negro de odio
Negro de olvido
Negro de lutos
Negro de silencio
Negro de tristeza
si no hay gente que grite fuerte
seguirá siendo escenario de muertes,
si no
que te lo cuenten Anastasio y Sergio Adrián
* Por supuesto susceptible de modificación y síntesis para lograr la musicalidad y encuadre con música que se pretende se componga expresamente para esta obra.
Jorge Fábregas
Yésica Núñez Berber
Ramón Valle Muñoz
Luis Rico Chávez
Eva Medina, España
Rolando Revagliatti, Argentina
Martha Eugenia Colunga