Fue un encuentro de amigos, de cómplices, a quienes —algunos de ellos sin conocerse— los une un mismo propósito: la promoción de la cultura en todas sus manifestaciones. “Nos reúne la amistad, el trabajo y el morbo”, como expresó de inicio Jade Ramírez Cuevas, quien fungió como moderadora en la presentación del libro Deshojando vidas, de Blanca Brambila Medrano, realizada en fecha reciente en la Casa Zuno.
En el presídium la acompañaron Valentina Arreola Ochoa, Luis Gabriel Hernández Valencia, Angélica Baguette de la Cruz y José Luis Mariscal Orozco. Junto con ellos, algunos de los asistentes —la mayor parte coautores del libro o incorporados a través de entrevistas realizadas por Blanca— evocaron anécdotas, experiencias, momentos vitales que han definido, por lo menos en las últimas tres décadas y poco más, el acontecer cultural en la región Occidente de México y en otros ámbitos de la República.
Se trata sin duda —coincidieron todos— de un valioso aporte en este ámbito en el que tantos idealistas, soñadores, dejan su esfuerzo, su tiempo y aun sus recursos para llevar la cultura a los espacios más insospechados con el altruista propósito de volver este mundo más humano, más habitable.
Y de ello es ejemplo la propia Blanca, como lo pueden corroborar quienes con gusto la acompañaron en este momento, así como aquellos que han sido sus compañeros en estas correrías y, más importante, los alumnos y las personas que se han visto beneficiadas con sus enseñanzas y sus afanes. Tal fue uno de los tópicos recurrentes en la velada.
Y aquí está el volumen como testimonio. Más de trescientas páginas en un trabajo de años —la primera entrevista está fechada en 2013—, de arduos esfuerzos, de sobresaltos, inconvenientes, lo cual subraya doblemente la importancia y el valor para la cultura y para nuestro país de esta obra.
Muchas son las razones que justifican “la necedad o la necesidad” de trabajar sobre este tema, como señaló alguno de los ponentes. Conocemos, de primera mano —ya sea por medio de entrevistas o de textos propios, creados ex profeso—, las experiencias personales de los promotores y gestores culturales. Se elabora una documentación amplia, variada, vital, de la promoción de la cultura. Se proporciona, a los nuevos promotores, una base para iniciar o continuar su labor, una guía que les puede dar rumbo.
Otro detalle en el que los participantes hicieron énfasis fue en el tono de las entrevistas. Fue como si estuviera a un lado de Blanca, afirmó alguno, escuchando al entrevistado. Otro punto a favor del libro: conserva el testimonio de algunos gestores y promotores que ya no están con nosotros, como Miguel Ángel de León, Gabriel Bárcenas, Juan Francisco González Rodríguez y Fernando Cortés López.
El lector conocerá de temas como promoción de la lectura, empresarios culturales, funcionarios y políticos en el ámbito cultural, voluntarios y activistas culturales, así como espacios y eventos. En total se recogen testimonios, experiencias de vida, planes y acciones de 28 promotores y gestores que diseñan un amplio mapa que representa los afanes de los últimos años y que dan un rostro humano a tan noble y loable labor.