No puedo estar más en desacuerdo con la frase “la venganza es un plato que se sirve frío”. La verdad, no creo que sea cierto: créanme, lo he intentado, pero por más que intento comer fría la carne de la persona que arruinó mi vida, no puedo terminar el platillo. La carne humana sabe bastante mal como para no cocinarla.