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El encargo

Amaranta Madrigal

Solo te pregunto: ¿Por qué das por hecho
que está en buenas manos tu país, tu lecho?
Ahora te cuestiono: ¿Por qué has aceptado
le llamen palacio y entras agachado?
¿No es una oficina?
No tienen derecho al monopolio eterno
no es para intereses egoístas, enfermos.
Mira: es un vil robo, saqueo en despoblado
mientras te entretienen, rapiñan planeado.
¿Doblegan tu cuello?
Los mismos de siempre, repiten actores,
viles vividores.
Esto es solamente cambio de conciencia,
sobre esas personas cambia las creencias.
¿Extraño enemigo?
Ser un mandatario es trabajar mandable
tú eres el mandante y puedes cuestionarle.
Lleva compromiso, y mucha inteligencia,
implica moral, conlleva sapiencia.
¿Profanan tu suelo?
Si tú en tus labores debes rendir cuentas
y cumplir funciones, si no, te descuentan,
así el mandatario, si no es adecuado
firme su renuncia o sea invalidado.
¿Manchan los blasones?
No es un cargo público para farolear
es encargo público para trabajar,
tesoro sagrado puesto a su cuidado,
signe desde el alma a dar buen resultado.
¿Laurel de victoria?
Ostenta tu traje avizor, mexicano,
mil ojos sin tregua cuidando el encargo,
desprecia a quien roba o pervierte los puestos,
repudia al corrupto, expón al mil huesos:
¡Unión! ¡Libertad!


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