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Muros y puentes

El Sargento Pimienta de este lado del olvido,
medio siglo después

Raúl Caballero García

Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band aparece la víspera del legendario Verano del Amor, uno apenas salía de secundaria y ya se abrían las puertas de la percepción, The Beatles asumían una transición paradigmática. En nuestros barrios pronto dejaríamos el optimismo de la ingenuidad y la música se tornaría en parámetro del cambio.

Como un homenaje desde el tuétano de la memoria, más allá del concepto musical del Sargento, de la crónica de sus rolas, con estos apuntes indago entre amigos las vivencias de esa época de vértigo, lo mismo que, entre quienes saben, se enfoca la madera de sus canciones, su sonido innovador.

Estas notas surgieron luego de que vi, la mañana del 1 de junio, una foto de la portada del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band que alguien en un grupo de amigos mitreros en WhatsApp puso con la leyenda del 50 aniversario. Hice las primeras preguntas en torno al álbum, primero a la raza del grupo, luego a otros amigos, incluso de diversas ciudades.

Por supuesto algunas respuestas fueron inmediatas, otras llegaron horas después, otras no llegaron. Asimismo, algunos se extendieron y otros respondieron lacónicos, pero todos exponen sus impresiones y estas dan cuenta de evocaciones y remembranzas en torno al disco. Otros cuentan anécdotas, reminiscencias y recuerdos que sobreviven, que sobrevienen con el Sargento Pimienta en la memoria.

A estas alturas la cita ya es un lugar común, pero valga de contexto: “Debemos cerrar el ciclo antes que Marabunta nos trague y arroje nuestro arte por el resumidero… ¡Experimentemos en los estudios, John, compongamos grandes canciones, hagamos el mejor disco de la historia del rock!”, exhortó Paul… y grabaron el portento.

Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band se grabó el 26 de mayo y fue presentado el 1 de junio de 1967. The Beatles, como se sabe, habían dejado de dar conciertos y vivían un impasse que a la postre, con este álbum, se ubicaron en la dimensión de la psicodelia sin dejar resquicios para nada que no reconociera sus talentos y virtudes. El Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, cincuenta años después, sigue tan campante. Aún en retrospectiva, Sgt. Pepper’s sigue siendo un experimento jubiloso.

De los comentarios que obtuve con mis preguntas hubo anécdotas, opiniones e incluso gazapos encantadores como el lapsus de la amiga que me hizo sus comentarios hablando del Magical Mystery Tour (que apareció el mismo año, pero en noviembre) en lugar del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, equivocación que enseguida corrigió.

Asimismo, recibí relatos redondos y extensos en torno al disco y su contexto cultural, como los de Alfonso Teja y Enrique Navarrete, y síntesis de la cultura alrededor del álbum de marras como el aporte de Enrique S. González… o comentarios al margen, como la anécdota de Carlos Villarreal, en el grupo de WhatsApp Amigos Mitras, quien señala que su beatlemanía “llegó hasta el estado de Veracruz”, donde puso dos restaurantes: el Sargento Pimienta y el Submarino Amarillo, que fueron muy exitosos durante 23 y 16 años de operación, respectivamente. “No solo les puse así por mercadotecnia sino por beatlemaniaco, ¡saludos y salud por los 50 años del sargento!”

También Carlos Ruiz Sierra, en el mismo grupo de WhatsApp mencionó su parecer: “Muy personalmente creo que la psicodelia empieza en el disco de Yellow Submarine” (lanzado sin embargo hasta enero 13 de 1969). Y enseguida agregó: “Beatles es arte. Para la opinión pública el mejor disco de Beatles es Abbey Road. Para mí es el Sargeant Pepper’s”.

Pero, en fin, para no caer en repeticiones, les dejo con las palabras de cada cual. A los que siguen los consulté vía Facebook. Las preguntas van en pos de sus recuerdos, vivencias, impresiones y opiniones. Aquí están:


Guillermo Calderón Martínez: Sin el Sargento Huautla no era Huautla

Buen día, Raúl. Yo te puedo decir que ese disco cambió mi forma de pensar, cambió mi forma de ver el mundo... SPLHCB hizo respetable el rock para todos aquellos que menospreciaban el género y lo categorizaban como pseudomúsica.

Dejó sin palabras a todos los detractores y críticos del valor musical de esta música.

Yo recuerdo haberme pasado días escuchando el disco una y otra y otra vez... Huautla sin la música del Sargento Pimienta no era Huautla...

Guillermo Calderón Martínez, radica en San Miguel de Allende.
Jubilado. Secundaria terminada… en 4 años

*

Alfonso Teja Cunningham: Aventura sonora que en la adolescencia
cambió nuestras vidas para siempre

El Sargento Pimienta cumple 50 años y no parece que se vaya a jubilar... La historia comienza: “Esto sucedió hace veinte años... El Sargento Pimienta enseñó a la banda cómo tocar...”

Pero ahora ya se ha cumplido medio siglo desde el origen de la leyenda que llevó a The Beatles a transformarse en su propio alter ego y con ello alcanzar el pináculo de su creatividad, de su fama y de su prestigio como artistas.

Y pensar que el auténtico origen de todo ello se nutrió del hartazgo y el aburrimiento.

Sí. Porque después de su éxito inicial, la rutina, los cuartos de hotel, la inseguridad y la estridencia del público en sus conciertos, las giras se habían convertido en algo insoportable.

No obstante, a nivel creativo, el cuarteto se encontraba en un momento inmejorable. Tras su alejamiento inicial del pop adolescente de su primera época, John y Paul secundados por George y Ringo comenzaron a experimentar tímidamente con sonidos y formas musicales innovadoras en Rubber Soul, para comprobar con creces en su siguiente álbum, Revolver, que todo un promisorio horizonte por explorar se les presentaba franco y abierto.

Todo culminó hacia la segunda mitad de 1966 cuando, tras varios incidentes muy desagradables en la gira mundial de ese año, el cuarteto anunció, para sorpresa universal, que suspendían a partir de ese momento todas sus giras y presentaciones personales.

Así, sin la presión de tener que reproducir su música en vivo, los cuatro músicos, que ya no se veían a sí mismos como muchachos adolescentes sino como hombres y artistas maduros, entraron al estudio a finales de 1966 sin una idea muy clara de lo que buscaban, pero con la certeza de que podían intentarlo con la colaboración incondicional de George Martin y Geoff Emerick, su productor e ingeniero de sonido, respectivamente.

Y lo que sucedió, como sabemos, es que ahí cambió para siempre el concepto del rock, de la música antes llamada “juvenil”, cuando el beat —el gran ritmo— asimiló, plenamente y con libertad, cualquier influencia heterodoxa sin dejar de ser esencialmente el canto de una generación y de una época.

Los detalles técnicos y anécdotas son cada vez más conocidos y podrían llenar un gran libro con datos y curiosidades. Lo que no puede pasarse por alto es que en la décima entrega del Grammy, en 1968, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band fue el primer disco de rock galardonado como “Disco del año” y la crítica reconoció, en forma prácticamente unánime al rock como “arte legítimo”. Nada mal para cuatro “guarros” provincianos ingleses, casi sin estudios, que soñaban con hacerla en grande, y lo lograron.

Ahora se sabe mejor que en Sgt. Pepper’s Paul McCartney asumió la dirección creativa del grupo, lo que establece al mismo tiempo su cima creativa y el comienzo del declive, como se comprobó con el estrepitoso fracaso de su siguiente álbum, Magical Mystery Tour y la película que lo acompañó. El conjunto se transformó en un grupo de cuatro individuos con intereses musicales y personales cada vez más independientes unos de otros. Todavía hubo chispazos de genialidad, pero con todo y eso el cisne ya cantaba sus últimas notas. Las finanzas, sus vidas familiares y la presión a que estuvieron sometidos tanto tiempo cobraron su factura.

En la actualidad no faltan quienes señalan al Sargento Pimienta como un disco sobrevaluado, grandilocuente y que le robó al rock su esencia más cruda y rebelde. Incluso se ha dicho que el Sargento le hizo tanto daño al rock como la película Star Wars se lo hizo al cine al acabar con la narrativa de historias tradicionales con una maraña de efectos especiales que ocultan la esencia de su cuento falto de realismo y profundidad.

Así, entre luces y sombras, como corresponde a toda obra de arte innovadora y sorprendente, cumplimos medio siglo de aquella aventura sonora que en la adolescencia cambió nuestras vidas para siempre. Y lo que nunca olvidaré será aquella clase de Teoría del Diseño de primer semestre (de Arquitectura) cuando el arquitecto Roberto Chapa nos mostró tres álbumes: Their Satanic Majesties Request, de los Rolling Stones; Freak Out!, de Frank Zappa, y —por supuesto— Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de The Beatles, y nos dijo a sus alumnos: “Muchachos, esto es diseño”. Y ya nada volvió a ser lo mismo...

Alfonso Teja Cunningham, cantante en el grupo representativo del rock regiomontano Quo Vadis, hizo una notable carrera como periodista y es actor

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Enrique S. González: La primera “onda” de Rock-Progresivo inglés

Muchos detalles encierra la venida del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de Los Beatles que cumple 50 años (26 de mayo de 1967) a casi finales de los 60.

Algo que merecía la juventud de aquel entonces, la “revolución” juvenil en su modo de pensar estaba en su apogeo (la minifalda, la libertad sexual, la mariguana, la tecnología de “punta” del transistor, etc.).

Para mí en lo particular fue un álbum que me gustó y sorprendió por las ideas de producción, grabación y arreglos espléndidos de George Martin, si lo escuchas con atención te darás cuenta de las variantes de género musical que contiene (Rock, Pop, Psicodelia, en fin, la primera “onda” de Rock-Progresivo inglés), el álbum contiene algo así como magia, misterio y llegó en un momento muy esperado, inclusive por los propios Beatles, ya que sus detractores empezaban a reclamar su falta de creatividad y talento.

El álbum del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band fue uno de los primeros LP que escuché de un solo tirón. En cuanto a su portada, genial, es un reconocimiento de admiración a todos los personajes que influyeron de alguna manera en toda la cultura del siglo XX.

Para disfrutarlo y poder viajar en él como si fuera un vehículo de transporte, te recomiendo te sientes cómodamente en tu sillón favorito, acompáñate con un whisky en las rocas, apagues las luces, cierres los ojos y te dejes llevar por él. ¡Buen viaje!

Enrique S. González, el Monstruo, disc-jockey emblemático del rock en Monterrey, mantiene su Almanaque, hoy en la historia del Rock en Radio UdeM 90.5

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Luis Martín: Como un viaje en LSD

Raúl, buenos días. Esto es lo que me trajo la evocación: Cuando apareció Sgt. Pepper’s no lo escuché inmediatamente. Fue unos meses después en diciembre del mismo 67, cuando yo dirigía el Teatro Arlequín y ensayábamos Fando y Lis de (Fernando) Arrabal... Henry West y/o Felipe López, llevaron el LP y lo escuchamos después de un ensayo.

Ese sonido, esa mezcla de géneros musicales, de ritmos, de tendencias y de estilos no tenía antecedentes. El rock rebasaba sus parámetros del rock pop y experimentaba con un audio de rebote sonoro, y con ingredientes tan diversos como la balada, el teatro musical o la música sinfónica, y todo con tintes psicodélicos.

La aparición del disco fue una decidida adhesión a la cultura hippie, al espiritualismo; abiertamente se hacía apología de la experiencia que el grupo había tenido con el ácido lisérgico (LSD).

La música de Sgt. Pepper’s era como un viaje en LSD, con las alucinaciones que esto provoca y la sensación de salirse de sí mismo, desprender el alma del cuerpo. Fue una época no solo inolvidable, sino transformadora en el pensamiento de los que entonces éramos veinteañeros.

Luis Martín, actor, director e historiador

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Francisco Veloquio G.: Significó para mí el inicio de entender música

Monterrey era una ciudad pequeña, en mi barrio vivieron familias que iban y venían de ciudades norteamericanas como Chicago, y muchos de ellos traían discos de vinil, así que escuchábamos de todo. Los Beatles eran la sensación, todas sus canciones eran cantadas por los que estaban avanzados en el inglés. Ese disco de Sargento Pimienta lo escuché porque acompañé a un amigo a comprarlo en La Esquina Básica, una tienda de discos que estuvo por la calle Zaragoza, lo recuerdo como un material demasiado vanguardista para su época, en esos años no lo comprendía. Además, los Beatles estaban en la radio a toda hora, eso hacía que buscara otra música menos comercial.

Ya un poco mayor me lo compré y lo disfruté, lo entendí más. Ese disco significó para mí el inicio de entender música, fusiones, sonidos psicodélicos. Toda una experiencia de grabación. La raza del barrio no paraba de hablar de las innovaciones que presentaba ese disco maravilloso.

Respecto a la portada se volvió entre nosotros como una especie de adivinanza, nos preguntábamos quiénes acompañaban a los Beatles, muchos personajes no teníamos idea de quiénes eran… con el tiempo los reconocimos. Ese disco significó un parteaguas para nosotros y la portada alertaba lo que estaba por venir de la ola inglesa.

Francisco Veloquio G., doctor en Psicología y docente e investigador en educación superior

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Liliana Rodríguez Cracraft: Se nos hacía que nunca íbamos a llegar a los 64

Hola, Raúl, aquí están algunas cosas de las que me acuerdo. El álbum creo que salió a la venta en 1967. Yo tenía 14 años y en ese año una de mis amigas de la colonia Leones (¿o Cumbres?) Laura Murguía iba a cumplir sus 15. Como se usaba en ese tiempo, fuimos 14 damas y 14 chambelanes. Los ensayos eran padrísimos, ya que pasábamos toda la tarde practicando los bailables para la fiesta.

Claro que al final podíamos escuchar nuestra música en lugar de las típicas piezas para los quince años. Laura tenía el disco y siempre que lo ponía decía que, en la primera canción, los Beatles le cantaban a ella. Cuando decían “Roll up”, Roll up with the Mystery Tour, Roll up. Ella decía que cantaban “Laura”, Laura con el Mystery Tour, ¡Laura! Me acuerdo que escuchábamos todo el LP completo. Mis canciones favoritas en ese álbum siempre fueron: “Your Mother Should Know” y “The Fool on the Hill”. Me acuerdo también que era padrísimo convivir y pasar tiempo con todo el grupo, sobre todo porque varios de los chambelanes estaban guapísimos :-).

Cuando por fin pude ver la película, me di cuenta qué tan diferente era George Harrison de los demás miembros del grupo. Era más místico, más profundo y pues siempre fue mi Beatle favorito. Los demás eran buenos músicos, pero a veces me parecían unos comediantes.

Ay Raúl, qué pena que me equivoqué. Del disco del Sgt. Pepper’s no recuerdo nada en especial, solo que me gustaban todas las canciones y las tocaban en el radio y en los bailes de luz negra. Creo que ya existía la RG. Me acuerdo que algunos chavos empezaron a vestirse en forma similar a los Beatles.

A todos nos encantaban las canciones de los Beatles y pues muchos otros grupos más. Algo recuerdo que en un tiempo se propuso “Solo español” para las estaciones de radio, pues decían que se tocaban muchas canciones en inglés. Mi memoria es muy mala y no recuerdo quién lo propuso. Por supuesto eso nunca progresó.

Como anécdota, en esos tiempos se nos hacía que nunca íbamos a llegar a los 64, pero ya ves, este año los cumplo :-).

Liliana Rodríguez Cracraft, regiomontana radicada en Houston desde 1982

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Benito Zamora: En lo personal yo me consideraría más beatlemaniaco

Leo tu último mensaje y las preguntas con respecto al Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Ahí te van mis comentarios.

En primer lugar, puedo decir que de la vieja discusión “que si Beatles o los Stones”, en lo personal yo me consideraría más beatlemaniaco, claro está, sin dejarme de gustar los Rolling. Ahora, si mal no recuerdo, el álbum del Sargento Pimienta salió en América y el resto del mundo, con excepción de Inglaterra, por estas fechas. Aunque, para ser más exactos, la fecha oficial fue el 2 de junio de 1967. Yo tenía en ese entonces 16 años y lo recuerdo bien: un grupo de amigos y yo nos reunimos para escucharlo con otros que sí lo habían podido adquirir el mismo día en que salió.

En la actualidad, considero el hecho de que el haberlo lanzado el mismo día, en casi todo el mundo, fue una especie de premonición de lo que posteriormente se conoció como la globalización. Para ese entonces, el grupo de The Beatles ya había abandonado sus presentaciones en vivo, y parece ser que, en alrededor de 150 días (aprox.) fue que ellos realizaron este álbum, donde encontramos, nuevamente, el uso de instrumentos y acordes provenientes de otras latitudes, como la India, por ejemplo; asimismo, el que se hayan integrado elementos de la música clásica y de orquesta.

Por todo lo anterior podría afirmar que los Beatles también se consolidaron como innovadores de lo que posteriormente se conocería como la World Music, género en el cual se mezclan elementos de la música occidental con otros que provienen de diferentes partes del mundo.

Ahora bien, parece ser que, según los conocedores de la música, en la rola que se titula “A Day in the Life”, los Beatles tienen la osadía de integrar un sostenido con la orquesta, habilidad muy apreciada por los eruditos de la música clásica.

En muchos sentidos, este disco, reitero, resulta innovador, aunque, en lo personal, mi pieza favorita de Beatles no está en este disco, sino en Magical Mystery Tour (26 de noviembre de 1967). Para ser precisos, el título de la canción es “I Am the Walrus”.

Benito Zamora, pintor tapatío, radica en Guadalajara

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Eduardo Lera: La música me pareció algo extraña pero agradable

Los recuerdos son vagos. Lo escuché cuando acababa de salir. Estaba con mis amigos más cercanos en ese tiempo. Tal vez Rogelio Teja, Ismael Chávez Nava, Gilberto Gutiérrez, si no me equivoco. Me impactó mucho la portada y la música me pareció algo extraña pero agradable. Después me gustó mucho.

Eduardo Lera, radica en San Miguel de Allende, es consultor independiente
en tecnología informática

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Enrique Navarrete: Nos anunció que a partir de ese momento
podíamos ser como quisiéramos

El Sgto. Pimienta y su club de corazones solitarios. Si bien el 1 de junio de 1967 se lanzó en Londres el disco, algún tiempo después fue que lo conocimos en México. Lo que sí llegó antes que el Sargento fue la primera transmisión satelital mundial en televisión el día 25 de junio, donde aparecieron The Beatles cantando en vivo “All You Need is Love”, pieza compuesta para ese evento particular.

El 67 fue un año significativo para muchos jóvenes que, como yo, seguíamos de cerca todo lo que acontecía musicalmente en el mundo. Todo lo mejor de los sesenta funcionaba a todo vapor en ese año: Bob Dylan, The Beach Boys, Jefferson Airplane, The Gratefull Dead, Frank Zappa and The Mothers of Invention, Big Brother and the Holding Company, Quicksilver Messenger Service, The Rolling Stones, The Monkees, Simon and Garfunkel, Janis Joplin, Aretha Franklin, Eric Burdon & The Animals, Donovan, Pink Floyd, The Jimi Hendrix Experience, Procol Harum, The Chiffons, Canned Heat, The Byrds, The Seeds, Blues Magoos, The Doors, Country Joe and the Fish, John Mayall & the Bluesbreakers, The Young Rascals, The Who, The Supremes y vaya, hasta los Bee Gees y por supuesto muchos más estaban presentes y haciendo su parte.

Para ese año los jóvenes (teenagers que nacimos en los cincuenta) ya teníamos por lo menos seis años de rock and roll. Desde 1964 no transcurría un mes sin un nuevo éxito en el radio, de grupos ya en pleno desarrollo como de otros nuevos. Estábamos ya habituados a la incesante creatividad de los compositores, nuestra capacidad de asombro nunca se agotaba, estábamos llevados por una inmensa ola infinita e indetenible de música y en ese entorno, aparece el Sgto. Pimienta y su club de corazones solitarios.

El disco Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, ¿dije disco? corrijo: la monumental obra Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band fue simplemente abrumadora. Fue para mi apreciación y punto de vista, una de esas propuestas musicales que no asimilas a la primera, fue una grabación compleja, novedosa, creativa que requirió muchas sesiones de escucha para entender su significado, para irse aprendiendo las melodías, para escuchar los efectos, los instrumentos, las voces, las letras. Fue una obra intensa que reformuló todo lo que se había realizado. Abrió nuevas rutas, innovó todo cuanto a la forma y expresión de la música se había hecho y confirmó que, en este caso, The Beatles y la juventud de entonces que los seguía adquirían su graduación como generación, como una nueva forma de hacer, pensar, manifestar y ser.

Nada después podría ser lo mismo, nada volvería a sonar igual. Para fortuna de todos, el álbum propuso nuevos retos a todos los demás grupos, e impuso nuevos requisitos a los que llegaban. La música mejoró, el compromiso social se impuso como necesidad y forma de ser, gracias (de forma directa e indirecta) al Sargento, la exigencia del cambio tomó forma. El Sargento nos anunció que a partir de ese momento podíamos ser como quisiéramos, no había reglas para ser, pensar y actuar, todo podía y debía ser original, nuevo y trascendente; y así, empezamos a ser hippies, a ser artistas, a ser originales, a proponer la revolución contra el “establishment”.

Después del Sargento, yo no podía imaginar qué harían los Beatles, pero nos siguieron sorprendiendo y al año siguiente lanzaron el álbum Blanco, otra obra de arte. Al abrirse nuevas rutas de expresión musical florecieron grupos como King Crimson, Jethro Tull, Genesis, por citar algunos, con propuestas radicalmente sorpresivas que, a mi entender, no habrían aparecido de esa forma y en ese momento sin la revolución creativa que significó el Sargento.

La portada doble del disco, el concepto, los personajes, la indumentaria que Ringo, George, Paul y John nos entregaron, cada pieza con el bajo retumbante, la compleja batería, las guitarras distorsionadas, el vacío que tenía una ausencia musical se escuchaba, la abrumadora totalidad musical… sí, fue todo un acontecimiento para los que tuvimos la suerte de vivirlo en el momento. Gracias Ringo, George, John y Paul, gracias por todo.

Enrique Navarrete es economista y catedrático por y en la UNAM

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El Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band es pues una reliquia que se resiste al olvido. Toda su parafernalia tiene hoy una resonancia de nostalgia, sin duda, y de la memoria colectiva se desprende su maravilloso sonido psicodélico que, medio siglo después, nos conduce a lo alto de los años sesenta y al escucharlo de nuevo reímos leve, íntimamente, con ese gozo de saber por qué nos gusta la música.

Para comentarios: caballeror52@gmail.com


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