¡Las nubes escupen!
¡Son infinitamente imposibles!
¡Llenan un espacio y cumplen con su tiempo!
¡Las nubes son locura!
¡Las nubes son tóxicas para los idiotas!
Las nubes cristalizan en el silencio, en la pausa, como los sueños
Entre 1972 y 1987 en nuestro país componer, grabar y publicar discos de rock era una verdadera hazaña y manifestación de amor al arte. Durante ese periodo solo se publicaron 82 discos de géneros ligados al rock y todos tuvieron nula difusión en la radio.2 ¿De qué nos sirven estos datos? La respuesta es sencilla: para destacar el valor de Carlos Ezequiel “Esegé” Sánchez y José Alberto Fors Ferro, para ir en contra de la automarginación y crear música conceptual de notorias cualidades compositivas y líricas, en la cual confluyen experimentación electrónica, dark gótico, música de cámara y rock progresivo; el material fue, además, motivo para el montaje de un performance que tuvo presentaciones en el Teatro Experimental de Jalisco durante la primavera de 1987, en el cual participó Guillermo del Toro como parte del colectivo técnico que montó la obra.
Duda Mata plasma, ambientada de manera sombría y pesimista, la obsesión humana por mentir, valerse de la hipocresía, la doble moral como mecanismos para encubrir su adoración por la trinidad posmoderna: sexo, dinero y éxito.
Corrían los años finales de la década de 1980 y México vivía en la resaca de la renovación moral, el horror de la muerte y la destrucción ocasionadas por el terremoto de septiembre de 1985; habían transcurrido varios años de una aguda crisis económica, la cual, aún en nuestros días parece no terminar. Empobrecidos, desfalcados, endeudados y agobiados fuimos testigos del primer fraude electoral cibernético de la historia. La desvergüenza, el cinismo y la cobarde concertacesión de la clase política llevaron al hoyo el sueño, de los opositores a la dictadura perfecta, de acceder al poder.
Por primera vez desde la Revolución de 1910, se formó un frente político social común cuyas siglas sonaban como ferrocarril3 y en medio del estupor parecía una locomotora dispuesta a embestir al flamante gobierno del nacionalismo revolucionario. Pero… no pasó lo esperado. El gobierno de Salinas de Gortari, hábil como sus antecesores, durante cinco años nos hizo creer que por fin estábamos entre los mejores de la economía mundial. La economía mexicana pasó del nacionalismo revolucionario al neoliberalismo, privatizaron la banca, telefonía, ferrocarriles, empresas paraestatales de todo tipo; se preparaba el terreno para la economía basada en la competencia con Estados Unidos y Canadá. El cuento de hadas salinista parecía que iba a culminar con un final feliz, hasta que se soltaron los demonios sedientos de sangre y nos volvieron a la triste y amarga realidad; hasta hoy seguimos aterrados, llorando a nuestros muertos y desaparecidos. ¿Cuántos? Incontables. Día con día la cifra macabra aumenta.
Prólogo y testimonio de esta época aciaga, Mis amigos muertos de Real de Catorce ofrece una revelación de nuestra coexistencia cotidiana con la violencia, la muerte, el miedo, la rabia y la incertidumbre. El disco está integrado por ocho canciones en las cuales predomina un sonido orientado hacia el jazz y el R&B con acentos de folk, rock y blues. A partir de este disco, Real de Catorce no dejará de experimentar lírica y musicalmente. En lo personal considero este trabajo como la piedra de toque en su discografía ya que demuestra los altos niveles creativos que la formación original del grupo (Ábrego, Cruz, Iglesias y Viñas) había alcanzado. José Cruz escribió sobre el disco: “Real grabó en el 89 Mis amigos muertos. Canciones dedicadas a los amigos que no alcanzaron a arañar, ni con las uñas, la última década antes del 2000. En realidad, son esquelas de amigos que conocí en vida”.
A Charly García el concepto acuñado por MTV le funcionó a la perfección: se consagró como uno de los mejores artistas en vivo y revitalizó su carrera después de la grandilocuente, pero poco comercial, rock opera La hija de la lágrima. Hello… es hasta ahora uno de los más destacados de la franquicia Unplugged región 4; y no lo es gratuitamente, Charly se luce con el repertorio al incluir quince canciones emblemáticas de cada etapa de su, ya para entonces, larga y productiva carrera. Otro acierto es el grupo de músicos que lo acompaña: su alter vox Gabriela Epumer (guitarra y coros), los hermanos Érica y Ulises di Salvo (violín y cello), Fabián Quintero (órgano Hammond) y Fernando Salamea (batería).
Contrario a lo que sucede con sus discos grabados durante los ochentas, veinte años después de su publicación Hello mantiene su vigencia musical y lírica, si no lo crees, checa esto:
Los amigos del barrio pueden desaparecer,
Los cantores de radio pueden desaparecer.
Los que están en los diarios pueden desaparecer,
La persona que amas puede desaparecer.
Los que están en el aire
Pueden desaparecer en el aire.
Los que están en la calle
Pueden desaparecer en la calle.
¿Te resulta familiar?
El grado de improvisación durante el proceso creativo define, en gran medida, el resultado final en una obra artística. Todas las disciplinas cuentan con ejemplos de obras trascendentes o vanguardistas producto de un encuentro casual, un proyecto fallido, la falta de recursos, amores perdidos o amistades rotas; incluso de una crisis existencial, iluminación divina o de una caricia hasta un beso francés de la musa inspiradora.
Cuenta la leyenda que el origen del Odio Fonky son canciones pensadas para ser interpretadas y grabadas por un grupo musical que existía solo en la mente de sus autores. Durante las sesiones de grabación el Odio mutó a guion para ópera rock que nunca se montó. Fue así como la bendita casualidad nos permitió a los melómanos contar con dieciséis razones para alimentar nuestra pasión.
Musicalmente, Odio Fonky, conjuga el talento de dos grandes y vanguardistas músicos creando pasajes sonoros crudos, que narran historias sórdidas y dan vida a personajes urbanos. La crudeza del disco revela y nos alerta sobre la violencia inmiscuida en todos los rincones de la vida cotidiana: “Nuestro amor es ese gato negro muerto en el baldío”.
Tarará, de Gerardo Enciso, es otra más de las rara avis de la música popular mexicana. Como suele suceder con estas obras, su escasa difusión en los medios (¿fortuna o desgracia?) permite que seamos pocos los afortunados mortales en navegar por su torrente musical y gozar de los placeres auditivos que genera.
No solo destaca el aspecto lírico de las canciones por su alto potencial poético, es ecléctico, rico en ambientes, ritmos y géneros, conjuga a la perfección las dotes de los músicos4 que acompañan a Enciso y a los escuchas nos transportan a través de un sueño indócil.
Vida y muerte nos pintan ya
y el mundo florece para crear
donde los muertos olvidan
sus amores y sus miedos
donde los muertos se acostumbran a la penumbra
donde el corazón es el espacio entero y el mundo
gira al revés.
1 Las ilustraciones corresponden a las portadas de los discos, sus autores respectivos son: Frank A, Levvanda / WEEGIE, David Mawaad, Danielle de Hugard / Lauren Radack, Grabaciones Lejos del Paraíso y Boris Viskin.
2 Galván, Hugo (2013). Rock impop: El rock mexicano en la radio Top 40. México.
3 Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN) que aglutinó el Frente Democrático Nacional en las elecciones presidenciales de 1988 y en las protestas contra el fraude cometido por el PRI.
4 Alineación de lujo: José Fors, Alejandro Marcovich, Eliuth Navarro, Carlos de la Torre, Fernando Toussaint, Hiram Gómez, Ricardo Castillo, Antonio Páez, Giampaolo Galasso, Liz War, Erika Stetner, César Aguirre, Daniel Kitroser, Arturo Cipriano, Isabel Tercero, Mario Cuéllar y una decena más de excelentes músicos.
Julio Alberto Valtierra
Julio Alberto Valtierra
Ramón Valle Muñoz
Luis Rico Chávez
Raúl Caballero García
Margarita Hernández Contreras
Raúl Caballero García
Luis Rico Chávez