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El lastimero azar

Pablo Esteban Fuentealba Peñailillo Chile


Una esquizofrénica criatura

Ni el más terrible
de los demonios del infierno
se puede comparar
a la malvada y esquizofrénica criatura
que habita en mi interior.

Una que se alimenta
de mis miedos e inseguridades
para abrirse paso hacia el exterior
y gritar, a todo pulmón,
en contra de lo que más amo.


El lastimero azar

Desde que recuerdo
que he ido por la vida destrozando
todo aquello que toco
con mis sucias e impías manos.

Esa es la maldición
que me ha sido dada,
a modo de castigo,
por el lastimero azar.

Y no por la voluntad sagrada
de algún colérico demonio
como muchos imbéciles,
tan vilmente, han de afirmar.


Enfermos terminales

Una mañana, en la que vi muerta mi libertad,
me deshice de mis ropas y posesiones;
para salir al exterior y gritar, a todo pulmón,
en contra de mi creador, ¡pero no obtuve respuesta!

Desde entonces, que para mí los dioses,
no son más que una mala caricatura
de una sociedad de enfermos terminales
que, en vez de buscar respuestas,
sólo se conforman con algo menos de dolor.

Pero no los juzgo: ¡cómo podría hacerlo!,
si el solo hecho de no poder vivir
como otros lo hacen…
duele y desgarra profundamente.


Espectrales rostros

Los rostros que galopan de forma espectral,
a través de oscuros llanos, detienen su paso,
habido de luz, para cuál relámpago ajeno,
cortar los vientos y soslayar las sombras
de un recién nacido crepúsculo.

El bramar de sus terribles cuernos resuena,
entre las monturas de los hombres,
para alzarse iracundo, sobre el centinela dormido
que, inmerso entre la bruma,
busca la manera de homenajear a un nuevo mártir.

Uno que, como tantos otros, cometió el grosero error
de ignorar el solitario peso de metales fundidos,
que cae sobre los hombros de quienes
no saben cuándo terminar con la batalla.


Terrible verdugo

Con mirar triste y desvelado, invoqué a la noche
para ahogarme entre los perfumes de su llanto;
la ira, el dolor y el mal juicio de mi alma desesperada,
no hicieron más que darme la razón.
¡La sangre siempre encuentra la manera
de engañar al altivo resquemor!,
clama en mi interior el terrible verdugo
que, bajo los más duros preceptos, en mí dormita.

Y todos los recuerdos inmundos del ayer
comenzaron, en un último adiós desvelado,
a esfumarse, en una triste y primitiva envidia,
de los resquebrajados labios de un festín extraviado.
¿Y quién velará por las cenizas de mi cuerpo?
¿Y quién decapitará a la noche de duros tratos?

Cuando galope contra las luces y sombras
de un último crepúsculo en llamas,
mi imagen les resultará tan sublime y cercana,
a los enjambres de listas mentes,
que no habrá lúgubre luto ni féretro ardiente
que sea capaz de abandonar
el entrecejo triste de mi rostro desorientado.


Jumb16

Nadie

Rubén Hernández Hernández


Jumb17

María

Alfredo Lemon Argentina


Jumb18

Amparo

Ana Romano Argentina


Jumb19

Poder mental

Marvin Salvador Calero Nicaragua