El federalismo como política educativa

En consecuencia, los sucesos antes descritos influyeron de manera significativa en un cambio radical en la política educativa y en el modelo de desarrollo de América Latina, propiciando el surgimiento del Consenso de Washington y los Programas de Ajuste Estructural de la Economía (PAE) (Tinoco, 2010, 26).

El Consenso de Washington se desarrolla entre los años 70 y 80 del siglo pasado como una forma del modelo económico capitalista, cuyos rasgos principales forman hoy una suerte de catálogo de axiomas que rigen la legitimidad del cuerpo social e institucional que los puso en práctica (y se consolidó con ellos): la tecnocracia destacando la desregulación del mercado, reducción del gasto social, privatización de empresas, funciones y prerrogativas públicas, apertura internacional (debilitar o abolir los sistemas de protección de la economía nacional) y diversas formas de protección y apoyo fiscales.

Por su parte los PAE consisten en medidas económicas recomendadas por los organismos internacionales (BM y FMI) para corregir los desequilibrios económicos provocados por el aumento de la deuda externa y el déficit fiscal principalmente en naciones subdesarrolladas.

En 1974, Cherlyl Payel resumió las medidas que el FMI exige a los países periféricos o subdesarrollados que apelan a sus servicios:

1. Abolición o liberación del control de cambios y de las importaciones.
2. Devaluación de la moneda.
3. Políticas restrictivas para controlar la inflación:
a) Aumento del tipo de interés y en algunos casos aumento de las reservas de divisas (PAE).
b) Control del déficit público, disminución del gasto, aumento de las tasas y tarifas de los servicios y empresas públicas, eliminación de las subvenciones a los productos de consumo.
c) Limitación de los salarios de la función pública.
d) Desmantelamiento del control de precios.
e) Mayor hospitalidad a las inversiones extranjeras (Toussaint, citado por Tinoco, 2010, 28).

Para comprender la hegemonía de las políticas económicas de los organismos internacionales de finales del siglo pasado debe recurrirse al liberalismo como ideología, la cual minimiza las funciones del Estado y eleva el mercado a su máxima expresión como mecanismo de reasignación de recursos y de beneficios. Al regreso del liberalismo se le denomina neoliberalismo, para diferenciarlo de sus etapas anteriores. Destaca Tinoco que el liberalismo clásico propugnaba un mercado libre natural, sin restricciones del Estado; el neoliberalismo reclama la regulación del Estado a favor del libre mercado (Tinoco, 2010, 34-36).

En este contexto, el neoliberalismo tiene sus antecedentes en 1938, con Lippman, y surge como una reacción al fascismo y al comunismo, que ve la necesidad de reforzar el liberalismo clásico para adaptarlo a las nuevas circunstancias de convulsión social, e identifica dos peligros en la democracia occidental: la irrupción de las masas a través de los movimientos revolucionarios que exigen mayor participación en la vida pública, y por otro lado, la tendencia a la tiranía y a los gobiernos totalitarios. Por ello, el neoliberalismo se preocupa por mantener el orden social y recuperar la filosofía social abandonada por los liberales clásicos.

Como puede observarse, el Consenso de Washington es una versión del neoliberalismo como doctrina económica y política, porque se expresa como un programa de acción dirigido a Latinoamérica y, en general, para aplicarse en los países pobres. En este contexto, los neoliberales atribuyen el subdesarrollo a dos causas:

1. Al excesivo crecimiento del Estado, del proteccionismo, de la regulación y del peso de las empresas públicas numerosas e ineficientes.
2. El populismo económico, consistente en la incapacidad de los gobiernos para controlar el déficit público y las demandas de aumentos salariales.

En este sentido los PAE se convirtieron en medidas reformistas que afectaron no sólo el ámbito económico regional, sino el ambiente político y los beneficios sociales. Las políticas reformistas se articularon en cinco ejes:
1. La liberalización del comercio exterior.
2. La liberalización del sistema financiero.
3. La reforma del Estado.
4. La reforma del mercado del trabajo.
5. La atracción de capitales extranjeros (Hidalgo, citado por Tinoco, 2000, 32-33).

Para Tinoco (2010), los efectos más importantes de los PAE respecto de los servicios públicos y sociales, entre ellos la educación, han forzado al Estado a replantear dos aspectos: el sistema de financiación, es decir, cantidad y tipo de gastos, y el modelo de gestión para enfrentar la reducción del gasto público (Tinoco, 2010, 33).

Para comprender las reformas económicas impulsadas por el Consenso de Washington es necesario analizar el pensamiento neoliberal como ideología política, cuyos antecedentes se encuentran en el siglo XIX con las ideas liberales de David Ricardo y Adam Smith. Este último justifica un mercado autorregulado de forma natural, sin la intervención de los poderes públicos que, según él, provocan desiguales oportunidades para competir (Tinoco, 2010).

Las ideas liberales vuelven a tener eco en el pensamiento de Hayek y Friedman. El nuevo liberalismo propuesto por Hayek, a diferencia del de Smith, es que reconoce que el Estado no deja de tener importancia en la intervención de la economía y otros aspectos sociales, cuando fija una serie de normas generales que salvaguardan los fines sociales. El problema de la regulación estatal ocurre cuando el ente público invade todo el ámbito de la planificación económica y el ámbito del individuo como agente económico y social. Esta postura cuestiona la planificación centralizada de los gobiernos socialistas, que privan a los individuos de elegir sus propios fines (Tinoco, 2010).

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