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Sillas rotas *

Andrea Avelar Barragán


Árboles

El aire, los movimientos y las estrellas dibujadas en el suelo por el sol.
Los contrastes de la sombra, el susurro y el mecer de las hojas con el viento.
Los árboles asienten cabeceando, intercambian comentarios suaves
exclamados por las ramas,
transportados lentamente.
Pueden ser roce o pueden ser quietud
pueden ser la calma o la vehemencia
acompasados al resto de la materia y el espacio.


Sillas rotas

Sillas rotas en la habitación
aferradas con vehemencia al círculo vicioso de las palabras injuriosas.
Una imagen se desliza dentro del claustro de cuatro muros vacíos:
dos ojos cerrados,
dos pasos silenciosos,
dos figuras inconexas, autómatas,
que se anhelan con los brazos extendidos.
Desesperados en la agnosia y el susurro,
destrozados y levitando por el espacio que se mantiene,
se subleva sutilmente y luego, entre los fragmentos de las almas se disipa.
El aire se engancha en la desnudez de los cuerpos,
se compenetra en la oquedad de su pecho, en la respiración entrecortada.
La ignición los combina el uno con el otro,
los comprime, los enreda.
La fuerza los une y los separa, los violenta, los humilla.
Se desgarra, los lastima;
se acelera, los explota.
Las figuras taciturnas se contemplan,
se imploran, se inhiben,
se fracturan poco a poco.
El movimiento arranca el sonido de las extremidades chocando contra nada.
Los gritos ahogados se destruyen
sin eco, sin reverberación, sin sombra, sin más.


Silencio

Silencio
las palabras se revuelven
se empujan y se escurren
entre los labios
con un solo sonido incomprensible

silencio

las sensaciones se torturan
se disuelven y se enclaustran
dentro de la memoria
en un solo espacio
torvo, abyecto, cruel

silencio

las imágenes se contrastan
se decoloran y pulverizan
las siluetas se combinan
se fragmentan y se rozan
los pasos se aceleran
las palabras se hieren
los mugidos se distorsionan

silencio


Pausa

¿Y si el momento se convierte en aire
y si el aire se consume en brasas?
Las cenizas se respiran en segundos;
el humo es exhalado por fragmentos.

¿Y si se congelan las brasas
y con las brasas se desgarra el cielo?
Las nubes se evaporan en la nada;
los truenos chocan contra el suelo.

¿Y si se escabulle el cielo
y en el cielo se esconden tus palabras?
El susurro se escapa en aquel viento
y el sonido se detiene en el momento.

¿Y si se pausan las cenizas, el humo,
        las nubes,
                los truenos,
                        el susurro,
                                el sonido,
                                                y los fragmentos?


* Poemas del libro homónimo. Descarga el libro electrónico, disponible en Ágora libros

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