Que se detenga el tiempo en ese eterno instante
cuando la luz de amores canta una melodía
que bañe los rincones de mágicos destellos
y nuestras penas todas se vuelvan alegrías.
En donde predominen las risas y suspiros
las miradas tranquilas y los sueños de niños
las tardes apacibles, de mecedora al viento
de pláticas amenas, sabiduría y contento.
Ráfaga de pureza envuelva los momentos
aleteando confiada cual frágil mariposa
posándose en las vidas, pintándolas de rosa
regresando ilusiones, perfumando los tiempos.
Y sea el amor quien toque dulcemente las cuerdas
de ese laúd sagrado que la creación forma
mortales despertando, bendiciendo la tierra
vistiéndola del manto en sacralidad eterna.
Los ángeles entonen: Así sea, así sea…