Amapolas
estremecidas en el estallido
en un crujido de voces
gente
deshabitada
En el bullicio atrapado
de este abril quieto
el viejo seco
con ojos de lapacho
retoca su maquillaje.
Faldones de niebla
acordonados por tus voces
y rezongos
en mis oídos
aclimatados
Te arrojo semillas
reclamador
de diagonales.
Resplandece el oleaje
que la luna desnuda
ante la certidumbre
de la impermanencia.
Desgano
en tus arrugas frágiles
en la almohada
en tu cama
Sin pensar, yo
inquebrantable
exploro.
El ombligo presiona
el vientre negado
los párpados clausuran
Danzan alfileres
se escurren
en la despedazada luna
La madre caracol se desvanece
frente a las violetas.