Curaré mis heridas,
con limón, tequila y sal
y olvidaré hasta tu nombre.
Rosas muertas
llevaré a la tumba del amor
dejaré en el camino
todo vestigio de apego a ti.
Recuérdame tu nombre
que ya olvidé.
¿Qué me queda?
Acaso volver a confiar
y reconstruir mis ruinas.
Soy como ciudad perdida
sin dirección ni brújula
un inhóspito desierto
donde crecieron cactos
que laceraron mi piel.
Así comencé a ver mi interior
dejando atrás a quien no era yo.