

Poemas
*
          No  puedo describirlo como una 
          caída.  Fue
          quedar  abandonados
          en  mullidos canapés
          junto  al fuego de
          múltiples  usos
          mientras  seguíamos el vestigio
          de un  enjambre de zánganos.
          Aceptamos  los platos
          asombrosos
          que  otros rechazaron. Las migas
          nos  interrogan.
          Se  deslizó por las paredes de la casa
          un  túnica drapeada y sucia. Hemos instituido nuestro dolmen. La inmovilidad
          se  rompe
          con  una apresurada
          caminata  por el pasillo estrecho
          hasta  la ventana por la que vemos 
          como  los demás
          corren.
        
        
          
          *
          Sobre
          cuarenta  acres cultivados
          se  despliega la cebada
          con  boato de lamé.
          En  el centro
          del  campo
          me  asfixio
          con  el polen maligno
          de  una flor
          clausurada.
          Leo
          al  tacto
          lo  escrito en la pared estriada
          del  útero,
          último,
          ulterior.
        
*
          Después de la orgía, el canibalismo.
          Servidas en bandejas de plata,
          tajadas finas de carne sazonada de  orgasmos.
          Escanciado en los cálices,
          hidromiel de ojos siempre alertas.
          Exquisitos serán los tapices: sobre  terciopelo azul,
          doradas escenas de cacería,
          antílopes aterrorizados,
          fuegos.
          Colapsaremos bajo la gula, que nos limpiará  de todo crimen.