El arte ha sido en mi vida una manera extraordinaria de poder trascender, de ser y de viajar, porque a dondequiera que mi obra vaya, se lleva gran parte de mí.
Los temas más recurrentes en mi obra son el hombre y la mujer, los cuales represento en posturas reflexivas (pero con gran fuerza cromática) ante el amor, ya sea efímero o eterno, en diálogos visuales un tanto traslapados.
Aunque la figura humana ha sido y es el discurso más presente en mis pinturas, me gusta también crear paisajes con imágenes un tanto oníricas, y seres zoomórficos que mantienen la esencia de mi obra: el ser humano.
En cuanto al estilo de pintura, tengo gran inclinación por el surrealismo, ese juego de mezclar objetos, conceptos y sentimientos que la razón mantiene separados, y con el cual puedo crear metáforas del amor que se profesan o se niegan los personajes de mi obra. No obstante mi inclinación por el estilo, no niego también mi interés por la realización de imágenes realistas.
Con respecto a las técnicas que empleo, el acrílico y el pastel seco son las que más utilizo, aunque a lo largo de mi carrera me ha gustado experimentar con el óleo y la acuarela.
Sigo en constante experimentación, aprovechando la amplia gama de posibilidades estéticas que ofrece el cuerpo humano.