Modernización de las formas de operación académica y
administrativa en la educación superior en México

Abstrac
En este artículo se esbozan algunas reflexiones sobre el complejo reto al que se enfrentan las instituciones de educación superior en México, en particular las universidades públicas, para impulsar un proceso de actualización de sus formas de operación académica y administrativa, así como de la tarea de innovación, encuentro y perfeccionamiento de un modelo académico que permita formar a sus jóvenes egresados de los conocimientos y las competencias para desempeñarse con éxito profesional, a efecto de garantizar una calidad de vida, hoy considerada discursivamente como educación para la vida, a lo largo de la vida y para el buen vivir.

Palabras clave:
Educación superior, modernización, sociedad del conocimiento, calidad, pertinencia.

“En el pasado, la educación adquiría muchas formas y demostró ser capaz de ajustarse a las cambiantes circunstancia, fijándose nuevos objetivos y diseñando nuevas estrategias. Pero, lo repito, el cambio actual no es como los cambios del pasado. (…) Sencillamente, nunca antes estuvimos en una situación semejante. Aún debemos aprender a vivir en un mundo sobresaturado de información. Y también debemos aprender el aún más difícil arte de preparar a las próximas generaciones para vivir en semejante mundo” (Bauman, 2008: 46).

 Introducción
La modernización es una constante del entorno institucional de nuestros días. La reflexión sobre el contexto en el que se presentan los retos de la educación superior en México es, a partir de la segunda década del siglo XXI, un proceso de reforma curricular que implica su permanencia histórica social. El debate es, desde una visión oficialista, el juego entre los esquemas de planeación estratégica emergente, en contraposición con la visión crítica que se resguarda en la recuperación de la visión tradicional que ha desempeñado la universidad como asociación de profesionales y técnicos comprometidos con el conocimiento y el desempeño profesional.

La idea de operativización de las estructuras académicas en el marco de las universitarias es un reto que asume en este contexto modernizador una especificación instrumental, esto es, la idea es resolver la atención, la pertinencia y las modalidades de enseñanza que caracterizan a una institución que se orienta a partir de esquemas de racionalización de procesos y descripciones de acciones en la consideración de tiempo y toma de decisiones.

La noción de paradigma adquiere sentido en tanto que paradigma significa una cosmovisión del mundo compartida por una comunidad científica,1 un método para situarse ante la realidad, interpretarla y darle solución a los problemas que en ella se presentan.
El propósito de este trabajo es dar cuenta de los retos que enfrenta la educación superior en México, en particular la universidad pública, del reto de las instituciones nacidas en la modernidad, esto es, en la idea de progreso por asegurar sus funciones y prácticas, dar cuenta de una universidad atenta a los cambios, una universidad que entra a la modernización de la modernización, esto es, al posmodernismo, una universidad que se piensa y trabaja desde la complejidad, transdisciplinar, dinámica, diferenciada, altamente tecnologizada, portadora de los nuevos paradigmas del aprendizaje, abierta a la permanencia de la educación continua.

La situación actual
La educación superior en México se explica por diversos factores: la geografía, la dinámica demográfica, la historia cultural y política, los contrastes económicos regionales, la conformación de grupos sociales, así como por el comportamiento diferenciado de la demanda en el pregrado, los estudios de posgrado, el prestigio académico, el personal académico, la infraestructura, su financiamiento (público o privado), la planeación, la administración y el gobierno de las instituciones.

Demografía y exigencia de escolaridad
La población de México es de 112’336,538 habitantes, según los datos emitidos en el cuadro resumen del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) como resultado del censo de población y vivienda 2010. Nuestro país ocupa el número 11 en población a nivel mundial; la población entre 3 a 5 años que demanda potencialmente la educación preescolar es de 12 millones, equivalente al 8% de la población total. A su vez, la población entre los 6 a los 14 años, demandante potencial de educación básica, está constituido por cerca de 21 millones de jóvenes, representando el 21% de la población total. El grupo entre los 15 a 25 años, alrededor de 22 millones personas, equivalentes al 22%, es la población potencialmente demandante de educación media superior y superior. Cerca de 11 millones entre los 16 y los 28 años trabajan medio tiempo o buscan trabajo, lo que hace disminuir la demanda real de la educación. Se considera que había 23.2 millones de mexicanos con rezago educativo a finales de 2012.

Modernización y racionalidad instrumental
En la obra monumental de Jürgen Habermas, Teoría de la acción comunicativa, se establece la idea de que toda persona, al comunicarse, hace evidente la competencia de expresar y actuar en su entorno.2 El sujeto no actúa sólo, forma parte con otros de una red social, luego entonces, el sujeto despliega en su acción un conjunto de competencias colectivas que buscan coordinarse a través del consenso.

Una sociedad basada en el conocimiento3 sólo puede darse en un contexto mundial abierto e interdependiente, toda vez que el conocimiento no tiene fronteras. La educación superior en México se enfrenta al reto de la cobertura con calidad y pertinencia, sin embargo la forma de cómo se traducen estas políticas ha representado un fuerte desafío por actualizar sus planes y programas, pero sobre todo de innovar la práctica concreta del aula, el laboratorio, la clínica, el trabajo de campo, pero en consonancia con la respuesta que dicho cambio implica.

La sociedad de la información se genera en la década de 1970, como consecuencia de una revolución tecnológica sin precedentes. Aunque nos hemos acostumbrado a hablar de este movimiento como una constante de innovación siempre en crisis, la preocupación es hablar del impacto de dichos cambios en la vida cotidiana de las escuelas, pues pasamos de la tecnología educativa al uso de las tecnologías de la información y del aprendizaje sin resolver su fundamento psicológico y epistemológico.

En la sociedad industrial se daba un predominio del sector secundario (industrial) y un crecimiento del terciario (servicios) en detrimento del sector primario (agricultura, pesca, ganadería, minería, etc.). Actualmente se ha desarrollado un nuevo sector (el cuaternario o informacional), en el que la información es la materia prima y donde el procesamiento de ésta es la base del sistema económico. En el desarrollo del citado sector se dan mayoritariamente diferentes modos de articulación que podemos resumir en dos tendencias, según sea la posición económica del país y las políticas gubernamentales llevadas a cabo, el cambio en el proceso de producción y la aparición de nuevas actividades profesionales.

Se está confundiendo el cambio del proceso de producción con un cambio en el modo de producción. Nuestra sociedad es capitalista, aunque ahora los productos se consigan gracias a la microelectrónica o a la biotecnología, es la ganancia, pero ahora bajo un sofisticado proceso de automatización de gran parte de las tareas características de los sectores económicos, hasta hace algunos años poco conocidos. Las máquinas y las herramientas son insumos al servicio de la riqueza, no genera el desplazamiento del ser humano, más bien es la forma de operar del sistema capitalista donde la premisa es la obtención del máximo beneficio, inversión y competitividad.

En educación esta forma de capitalizar la fuerza laboral se ha concretado en el hecho de que la sociedad de la información prioriza el predominio de ciertas habilidades. Las personas que no poseen las competencias para crear y tratar la información o aquellos conocimientos que valora la red quedan excluidas; se va caracterizando una sociedad en la que la educación, al proporcionar el acceso a los medios de información y de producción, se convierte en un elemento clave que dota de oportunidades o agudiza situaciones de exclusión, es por ello que las pruebas de conocimientos buscan la estandarización y no la reproducción de identidades o pertenencias regionales.

Educación superior y sociedad del conocimiento
La universidad del siglo XXI es para la sociedad de la información y del conocimiento, para la sociedad abierta y democrática, para la era de la globalización, en la que se discute la forma de organizar el conocimiento, su generación y su transformación. Se alude así al desgastado modelo de la universidad napoleónica que se organiza en torno a los profesionales. Se parafrasea la universidad compleja, transdisciplinar, dinámica, diferenciada, altamente tecnologizada, con nuevos paradigmas de aprendizaje, abierta a la educación continua.
Se discute sobre si es posible transformar de fondo las universidades existentes o si el necesario crecimiento de la cobertura de educación debiera hacerse sobre la base de la apertura de nuevas instituciones organizadas bajo esas nuevas formas de pensar el mundo desde la complejidad.

Sobre esta reforma de la universidad no hay consensos, es por ello que es necesario crear espacios institucionales donde se difunda este debate y se comparta entre un número mayor de universitarios, a efecto de que las instituciones de educación superior no se queden rezagadas de las tendencias de la mundialización del conocimiento, de la organización de la sociedad, de prácticas profesionales integrales y de la esencia misma que la caracteriza como espacio de recreación del conocimiento.