—¿Pintas?
—Como Bouguereau.
—Ayer mi madre vino con la foto del Tajo.
—¿Saramago?
—No…, nimiedades.
—Píntame desnuda.
Mañana tomaré tu mano, y haré flotar en trazos;
una vastedad de capas. Dirás que tu cuerpo es la luz, el vértigo;el tránsito que hacen mis dedos sobre tu sexo
*
Hay una muerte lúcida en mi mujer, porque
hace parecer el cielo una hendidura. El
abismo donde va dar cuentas mi
alma su razón de vértigo.*
Me invitó a pasar. Era
inmensa y fúnebre. Con sus
hábitos como estrellas, ennegrecía el
cielo que conozco.
*
Hay una altura en los ojos
donde se hallan todos mis vértigos,
y se puede mirar desde allí: el mundo, la mujer,
la poesía, la muerte, el crimen, la soledad.
Lo común. He dicho.*
Estaba en la voz de la palabra «estaba»...
Su mundo era mi tiempo, la libertad, el verano.
Yo era la nieve. Yo era el azul Klein.*
Mujer golpeada empuñando un revólver Smith & Wesson
Ella es un ave que
se disuelve en un
revólver. En esa
bala santa es una
beata, un
ciruelo maduro, con la
voz de una
joven S. & W.; siempre curiosa, siempre en
actitud cobarde y
de pólvora inyectada. Gime, entre canta algo en
la
chispa; es mi
decanto; lamo de
su cuerpo la sed y el
fulminante. Su
aliento tibio empaña el
mundo. Ciñe mi alma al
infierno en la boca de la tierra.Siete poemas: La razón de los vértigosDeseo recuperar mi alma soñadora, alegre
y cantarina de los primeros tiempos.
Aquella joven, inocente, transparente,
crédula, compasiva y generosaBusco la cura de mi alma, su sanación, su alegría.
No tengo otra, procuro su bien…
La exorcizaré si es necesario