Al hablar de lógica necesitamos entender que resulta fundamental la diferencia entre lo relevante y lo clásico, pues el primer objetivo al argumentar es disponer de certezas y no sólo de suposiciones. Por ejemplo “yo soy mexicano” es tanto como decir “soy patriota”: una afirmación no es en consecuencia una verdad, se requiere establecer una relación, un origen-derivación-consecuencia. De lo contrario, toda afirmación clásica establecería que cualquier dicho es un hecho.
Para que un hecho sea sustancial se precisa de una conectividad de acciones, efectos, consecuencias, derivaciones, etc. No se puede determinar un hecho sólo por intuición, idea o creencia; es indispensable la certeza para la afirmación o la negación de un efecto en consecuencia. Por ejemplo “ser mexicano no es ser patriota, si vamos contra los principios de independencia”: en esta relación, el ser mexicano se fundamenta en la inercia de una derivación histórica y conocida por hechos sustanciales; para que exista una veracidad en la praxis es útil y preciso reforzar cada efecto con un antecedente, a fin de que exista la lógica relevante.
En esencia, la trascendencia de la lógica relevante, por encima de la lógica clásica, se sostiene por efectos de semántica, de retórica e incluso de poética, a diferencia de sólo decir a fin de afirmar, es necesario profundizar, navegar, adentrarse, crear un hilo que permita establecer una lógica tangible, misma que puede ser evolutiva en su reacción y/o discusión proposicional, por ejemplo “creo en los principios de independencia, soy patriota, soy mexicano”: bajo este hecho el “creer” te “otorga” un título y “afirma” en consecuencia el “hecho” de ser mexicano.
La diferencia entre la lógica clásica y la relevante es que en esta última la semántica requiere que el antecedente y el consecuente de una implicación se relacionen de manera trascendente. En términos de una restricción sintáctica para el cálculo proposicional, es necesario, pero no suficiente, que las premisas y la conclusión compartan una conexión sustancial de hechos. En un lema predicativo, la relevancia requiere que se compartan las variables y constantes entre las premisas y la conclusión. Esto puede asegurarse (junto con otras condiciones más estrictas) colocando ciertas restricciones a las reglas del sistema de deducción natural.
Para efectos de negación partimos del mismo punto, semántica, retórica, poética, historicidad-conocimiento-consecuencia. Por ejemplo “no creo en mis principios de independencia, no soy patriota, soy mexicano”: la creencia del principio es el efecto del patriotismo, no la acción de ser mexicano. Por tanto, la lógica relevante se enfatiza en el “creer” a fin de ser “patriota” no difiere de su origen.
En conclusión, la lógica relevante es más efectiva, ya que se sustenta en aspectos más empíricos, sustanciales y efectivos, mientras que la lógica clásica se basa en mi simple y puro comentario personal, se sitúa en una idea emocional, por tanto disfuncional; todo aquello a lo cual le imprimimos una emoción deja de ser viable, tangible, racional o práctico, en consecuencia se desasocia de toda posibilidad de hecho.