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Gracias por los recuerdos

Luis Rico Chávez


Por los años en que Lancaster, Marco A. y compañía sufrían (y gozaban) los duros años de la pubertad, en el barrio de Santa Tere, L. descubría un mundo análogo, pero en una colonia de la periferia de Guadalajara.

Aunque las vivencias en esos espacios difieren por algunos años, no son tantos como para crear realidades divergentes, sino por el contrario: el salón de clases, los compañeros, los profesores presentan el mismo patrón, diseñado por el organismo gubernamental y por la terca realidad mexicana aún considerada hija de la revolución mexicana.

Si bien la escuela de L. no estaba dirigida por un cura, la religión imponía una presencia más ominosa que la del pretendido laicismo que, en algunos rincones de este México lindo y querido, sigue ausente. Así que las misas, los sermones apocalípticos, los ejercicios espirituales que dejaban en el ánimo tanto modorra como profundas reflexiones escatológicas en el protagonista de Barrio Santa Tere. Retrato de un adolescente, también despertaban los mismos oscuros pensamientos en L.

Marco

Cómo no subrayar, entre las señas de identidad de la Guadalajara católica de los años setenta, la aún tradicional romería. L. agradece a Marco A. la oportunidad de traer a la memoria a cierta muchachita que conoció la noche del 11 de octubre, a quien le pidió, la madrugada del 12, que fuera su novia, y luego del recorrido por Alcalde, Ávila Camacho y hasta la entrada de la basílica de Zapopan, terminar con la frase, al mediodía de esa memorable jornada: “Ya no quiero ser tu novia”, para nunca más volver a verla.

L. también padeció violencia y fue testigo y protagonista de la dura lucha que significó crecer en un barrio de Guadalajara; L. se enamoró (como ya queda dicho), estableció lazos de amistad, solidaridad y complicidad con aquellos que consideró como sus mejores amigos; fue descubriendo la traición, la pusilanimidad, el egoísmo, la cobardía y todo el mosaico de emociones y sentimientos que conforman el universo de los seres que integran, para bien y para mal, su entorno.

L., como Marco A., sabía de una realidad de la que no se hablaba, de ciertas acciones que ni la prensa local ni las autoridades tenían interés en difundir. De tales acciones (grupos armados con ideales comunistas, interesados en cambiar radicalmente al país) L. se enteró con certeza hasta muchos años después, así que agradece a Marco A. la oportunidad de conocer, a partir de su novela, más detalles al respecto.

L. está seguro que Barrio Santa Tere, como le ocurrió a él, llevará al lector en un grato viaje por las siempre bien pavimentadas calles de los recuerdos de aquellos años del despertar a la vida en toda su plenitud. Asimismo la lectura, además de ágil y agradable, transcurrirá sin tropiezos por el recurso de ser contada a base de viñetas que pintan con nitidez cada momento, y que ponen el énfasis en la intensidad de las emociones y sentimientos que dibujan el retrato de un adolescente.


Larios, Marco Aurelio (2018). Barrio Santa Tere. Retrato de un adolescente. Guadalajara: Rayuela Ediciones.


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