Carlos Rodal se apropia de los efectos luminosos para perpetuarlos en el archivo de sus lienzos. Guarda en su memoria la luz de los espacios recorridos en su andar cotidiano y los traduce en atmósferas sutiles y constelaciones lineales que semejan relámpagos, semillas, esporas y otras formas vegetales o animales que, entrelazadas con su experiencia sensorial, ofrecen un testimonio jubiloso de la vida.
La exposición consta de una selección de sus obras más recientes, realizadas en distintos soportes y técnicas, en las que representa una suerte de paisajes imaginarios con un lenguaje abstracto e informalista. El garabateo colorido de las líneas juega con la superficie tersa de los fondos pintados con finas veladuras, lo que da como resultado un panorama de marcados contrastes cromáticos y formales.
Durante el recorrido, el espectador podrá apreciar el ritmo armonioso de una serie de piezas que guardan la misma frescura sobre el papel, el lienzo o el metal. La espontaneidad con que están trabajadas no obedece a la improvisación, sino a la observación de la naturaleza, al peso de la intuición y a la experiencia en el manejo del oficio de un artista de larga trayectoria.