Añejas presencias
Divino poder
en cascada conecta
los agrios y melosos instantes
de la infancia
Mi amable padre, presto al trabajo,
en su afán de pronta siembra
animoso acarrea críos y hembra
a la preciada labranza de sorgo y ajo
El monte pródigo de cereales y frutos
ya tenía alimentos preparados
tacos de col, cebolla y jitomate picados
era opíparo manjar a nuestros cuerpos cansados
Al retorno, mi madre en la yegua mansa
mi padre en briosa mula pardilla
y yo la más pequeña, pegada en su espalda,
¡cuánto añoro aquel húmedo y gélido sudor en mi mejilla!
Y viene lo mejor, el despertar armónico
las florales notas
como un cenzontle enamorado
con su canción preferida:
María, María Mariquita mía
en evocación a su primera adorada esposa
María, ya fenecida