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Educación sexual:
una reflexión ética

Juan Manuel Ortega Partida
Yésica Cecilia Núñez Berber

Abstrac

La educación es una forma de preparación para la vida, perpetuar la vida en sentido reproduccionista. La reflexión ética desde la perspectiva de género pone a la sociedad en el camino a la igualdad. El reto es avanzar en la no discriminación, en el desarrollo de acciones de gobierno y de administración sociocultural. Todas las sociedades estructuran su vida, construyen su entorno cultural a las diferencias sexuales. Estas diferencias anatómicas se interpretan como una diferencia sustantiva que marcará el destino de las personas. Lo lógico, se piensa, es que si las funciones biológicas son tan dispares, las demás características de los sujetos también lo han de ser.

Aprender a aprender es la dimensión que potencia la capacidad metacognitiva que implica la selección de diversas formas y modalidades para seguir aprendiendo. Preparar para la vida es en general una obligación de toda la sociedad. La educación es un bien social, se concibe desde la perspectiva de los derechos humanos fundamentales, es el eje central de la construcción de una democracia social participativa, una reivindicación política, un derecho en vía de la construcción de la soberanía y la justicia. Es también instrumento, palanca del desarrollo y garantía de movilidad social.

Palabras clave: Reflexión ética, modernidad, proyecto de vida, formación integral.

Lo que sabemos, lo que deseamos saber,
lo que nos esforzamos por saber, lo que
intentamos saber acerca del amor y el
rechazo, del estar solos o acompañados
y morir solos o acompañados… ¿Acaso es
posible racionalizar todo eso, ponerlo en
orden, ajustarlo a los estándares de
coherencia, cohesión y totalidad establecidos
para temas menores? Quizás sea posible, es
decir, sólo en la infinitud del tiempo.
Bauman

En el presente ensayo se busca explicar la importancia de la orientación sexual de los adultos jóvenes que cursan sus estudios de nivel medio superior en la Universidad de Guadalajara y que sin lugar a dudas representa un reto a su formación curricular, dado que en este nivel de educación universitaria no se tiene un esquema que integre ésta y otras dimensiones a la actividad humana.

Se presenta una reflexión general en la que se buscará una aproximación al fin esencial de la educación universitaria, que es formar para la vida. El reto que implica el reconocimiento de la educación sexual como pilar de la salud, de la vida sana, de la buena convivencia y la conquista de la felicidad.

El reconocimiento a la diversidad sexual, al gusto o preferencia con responsabilidad, será abordado como parte de la necesaria formación integral de los seres humanos, para posteriormente dar cuenta del cambio de educación a orientación sexual a partir de dilemas éticos, donde se deja ver la fragilidad de los vínculos humanos, el reto por conservar y dar sentido a la relación con los otros en tanto conciencia de encuentros y desencuentros de la relación de pareja necesaria a ser construida.

Introducción

Educar para la vida es sin lugar a dudas una expresión que implica una orientación, un duro camino a los que estamos inmersos en los procesos educativos formales, es una exigencia de profesionalización de la actividad docente, es entonces una exigencia de búsqueda de metodologías de enseñanza- aprendizaje que permitan educar para la libertad, la paz, la vida digna, lo cual implica la formación integral, entre tanto la educación sexual como necesidad de contexto de la particularidad humana en la que nos situamos o damos cuenta como actores de una institución y entorno escolar.

Preparase para la vida es educarse para la vida productiva, más que para el empleo, es dar cuenta desde una práctica científica y técnica de un incremento a la productividad, pero es también un aseguramiento de la calidad de vida, se pensaría entonces para la buena vida, de pensar la forma de reproducción y transformación social, de pensar la democracia, la vida de los sujetos como seres con necesidad de realización.

El propósito de la universidad es la de elevar, con calidad, la formación de las capacidades para vivir una vida que satisfaga el costo social de la vida misma y que le permita transformar el entorno social y productivo en el que vive. Pero es necesario replantearnos niveles, momentos y profundidad de esa transformación. La educación forma a los sujetos que hacen las revoluciones, los cambios, las innovaciones y formas de ser, sentir y pensar.

La formación universitaria es un producto de la modernidad. Nos envuelven los vientos de las ideas modernas, la sociedad se emancipa del lastre religioso y moralino, se avanza en una forma depurada de paternalismos y de brazos maternales que bloquean a los sujetos en su libre expresión y determinación amorosa. La sociedad se autogobierna, la razón construye los rumbos de su destino, la democracia es la facilitadora de los acuerdos, es el poder de los sin poder. Es el reconocimiento de las prácticas profesionales desde una perspectiva de género.*

Educción sexual y formación universitaria

Nacer, crecer, reproducirse y morir. Fácil de esquematizar la vida como un proceso estrictamente biológico. El hombre es sujeto y objeto de pensamiento, es persona antes de nacer y se hace humano en la socialización con otros, dentro de esta estructuración de formas de vida, las instituciones educativas realizan una función determinante, se cultivan creando y recreando la cultura. Morir es una pena, un destino fatal, pero los sujetos viven y es tarea aprender a vivir, a relacionarse, a reproducirse, a reconocerse, a valorarse y dejar de ser, de existir, de transcender al contexto que es el marco de actuar.

La sexualidad es una forma particular de situarse frente al mundo; es, en términos de selectividad de objetivos, emociones, decisiones y conductas, un campo vasto, para la intervención pedagógica y didáctica, pero es una forma concreta de actividad académica y de explicitación de referentes.

En correspondencia con las políticas educativas del gobierno federal, el papel de la universidad es la de formar los cuadros de profesionales y técnicos que atenderán el desarrollo nacional, la suficiencia tecnológica; conocedores de las problemáticas que afectan el crecimiento económico y la satisfacción social, proponen soluciones y garantizan el porvenir de las nuevas generaciones para un mejor vivir.

La modernidad encontró en el recinto universitario cargando una racionalidad y de visión instrumental como la herramienta eficaz para garantizar su proyecto político. La modernidad abraza la innovación y se establece en todos los ámbitos de la actividad humana, lo necesidad de lo moderno se encuentra en la plaza principal, en la oficina del gobierno, en el templo, para algunos la casa de Dios. En este arribo a la modernidad se suma también la escuela, el aula, el taller, el laboratorio, el trabajo de campo, de docencia, investigación y vinculación. Las funciones sustantivas de las instituciones educativas son modernizadas y con ello se garantiza la expectativa ideológica de la calidad de los servicios.

En las aulas universitarias, si bien se forma a los nuevos profesionales y técnicos también se coadyuva en la formación de los hombres y mujeres que hacen posible la convivencia y la vida social. La modernidad, además de innovar, también uniforma, unifica, homologa las formas de pensar y sentir; la educación formal de las escuelas, por su parte, es el medio idóneo para la transmisión de los deseos universalizantes. Todos deben tener los mismos conocimientos, la misma concepción moral, el mismo objetivo, la misma identidad, el mismo anhelo de vida.

En la modernización la vida es líquida, es velos y sin forma, se agota, pero es también esperanza, es renovación; en la formación profesional esta es la idea que perdura, nos es trasmitida hoy con mayor fuerza, como exigencia institucional; la escuela donde se contribuye a forjar la conciencia de pertenencia al grupo, a la comunidad, al mundo de las oportunidades, del ascenso social de la dignificación. Se piensa incluso que el que no va a la escuela se encuentra en desventaja, que sus costumbres son bárbaras, que carece de oficio, su destino es la delincuencia, en cambio quien porta un título universitario o cuenta con estudios formales es una persona con futuro, con visión y valores, honesta y responsable.

La formación integral y el
reconocimiento a la diversidad

Hombres y mujeres, por naturaleza, poseemos cuerpos y características físicas que nos hacen diferentes desde que nacemos; tomando en cuenta esas particularidades biológicas de nuestros cuerpos, socialmente se han establecido funciones y roles diferenciados para cada uno de los sexos. La educación sexual y la representación que tenemos de nuestras diferencias anatómicas y fisiológicas han marcada un rol y forma particular de pensar ese rol. Se nace niño o niña y se tiene un trato diferenciado.

Para abordar el tema de la relación entre la ética y la educación sexual he de partir de la idea simple pero compleja sobre el sentido y significado de la expresión de género, me refiero al conjunto de ideas, representaciones sobre la diferencia sexual a partir de la cual se atribuyen características femeninas y masculinas, esto es según el sexo. El género es la expresión usual para describir actividades y conductas relativas a las esferas de la vida, en tanto que el sexo es una simple referencia a las diferencias biológicas y naturales que los sujetos tenemos al nacer.

Además, se nos inculcan valores y creencias que desde pequeños delimitarán los atributos y las aspiraciones sociales que según nuestro sexo debemos tener; se nos educa para comportarnos de cierta manera a partir de la diferencia sexual sin que esto se relacione con las capacidades reales de los individuos. El reto es cómo educar en la responsabilidad que implica el ejercicio de una sexualidad sana, equilibrada con sentido de futuro.

La educación sexual implícita o explícitamente que se promueve en el caso de los primeros años es la idea de fuerza, de valentía, inteligencia y razón, mientras que en el caso de las niñas se fomenta la dulzura, la ternura, la pasividad, el sentimiento, la emoción, como cualidades a desarrollar. El reto no consiste en jugar con un muñeco, es aprender a manejar el rol que implica la práctica sexual.

La educación sexual es una forma estructurante y reproductora social de la idea de género que es social y culturalmente preponderante. Los pequeños son formados como lo hemos sido los adultos, con ideas, valores y creencias que desde pequeños delimitan los atributos y las aspiraciones sociales que según nuestro sexo debemos tener; se nos educa para comportarnos de cierta manera a partir de la diferencia sexual, sin que esto se relacione con las capacidades reales de los individuos y el asumir un rol determinado, pues el reto es educar para compartir vínculos, asumir tareas y actuar en correspondencia.

Educación sexual y reflexión ética

El individuo, a lo largo de su desenvolvimiento histórico, se ha enfrentado a la liberación sexual y el placer como condición intrínseca de la vida misma; sin embargo, la educación sexual es atacada, vulnerada por perjuicios, creencias erróneas, explicaciones de corte ético afines al miedo, al castigo, a la represión, o incluso, en forma contradictoria en una misma sociedad, a la liberación por la liberación misma, de rupturas, de socavar formas consideradas arcaicas, de no fijar límites respecto de lo que es o ha dejado de ser la realización erótica del hombre mismo.

El comportamiento sexual de una persona estaría determinado por múltiples factores que pueden comprometer la voluntad e intencionalidad particular del individuo. La reflexión ética permite que el sujeto asuma un compromiso consigo mismo, dado que para algunos asumir determinados comportamientos suele ser fácil y práctico para otros, por lo que para intentar generar resultados significativos con relación a los comportamientos de riesgo sexual no podemos atender al comportamiento individual aislado de los factores de condicionamiento social y cultural de dicho comportamiento.

Se puede asegurar que la respuesta sexual es resultado de la educación sexual cualquiera que sea ésta; los vínculos afectivos son factores necesarios para forjar los cimientos de la seguridad, la estabilidad emocional y la capacidad de relacionarse con otros. La idea de establecer dicho punto de partida tiene como propósito reafirmar la necesidad de educación sexual en tanto práctica educativa de acompañamiento del estudiante del nivel medio superior y superior, esto es, en su tránsito por la universidad.

En la reflexión ética se puede establecer la indagación respecto del comportamiento de riesgo y brindar recomendaciones educativas con relación a los comportamientos detectados. Es a partir de la reflexión, de la metacognición como es posible dicho conocimiento o reconocimiento de tales situaciones. La unidad de aprendizaje denominada Reflexión ética enmarca como posibles las siguientes problemáticas ético-contemporáneas:

En este bloque modular de temas y problemáticas ético-morales se busca mostrar formas concretas de “hacer” filosofía. La reflexión ética es un ejercicio intelectual humano universal. Está y aparece en todo aquello que mujeres y hombres hacen. Las prácticas de la filosofía no están reservadas para unos cuantos, ni sólo para algunos temas, sino que se extiende a otras disciplinas, áreas del saber o acciones sociales. En este sentido es importante aprender que la filosofía también puede ser concebida y utilizada como una caja de herramientas. Conviene no perder de vista la relación que guardan esas herramientas con el espíritu filosófico (conocimiento, crítica y propuesta), bloque de contenidos acerca del saber ser, del convivir y de la realización de proyectos de vida.

Es a partir de la orientación a los jóvenes como podemos dar cuenta de sus angustias respecto de su educación sexual, de la forma de relacionarse con los demás, con la pareja, con la red de redes que implica la socialización, motivo por el cual es a partir de la modalidad de tutoría como podemos acercarnos a la problemática particular de los estudiantes universitarios de atender sus dudas y de buscar con ellos formas de explicación y actuación que mejor convengan en su realización plena.

La indagación constituye una exploración del comportamiento sexual de los jóvenes adultos en su mayoría de 17 años cumplidos, y en fase de inicio de su vida sexual activa, esto en referencia a lo explicitado por ellos, en tanto referente histórico cultural. No se trata de sustituir el espacio de los psicólogos en relación a la entrevista obligada para profundizar en la psicopatología que se presume como problema para el joven estudiante, se trata de indagar en lo general sus referentes (conocimientos, prácticas, consecuencias, actitudes y valores) y es de singular importancia replantear la orientación y acción tutorial que permita al docente acercar al joven estudiante a una reflexión lúcida respecto de sus principales preocupaciones:

La reflexión sobre este tema en particular de la educación sexual permitirá, al futuro profesionista, una capacidad de aprender y adecuación de su conducta en búsqueda de su bienestar y desarrollo de su proyecto de vida en plenitud.

Conclusiones

La reflexión ético-filosófica en los estudios del nivel medio superior nos ha permitido un acercamiento a la idea de una educación para la vida. En este campo nos hemos colocado en la búsqueda de sentido y compromiso a lo que se puede denominar problemáticas práctico-morales y problemáticas teórico-éticas de un sociedad del conocimiento.

Las tareas universitarias se cimentan en la ciencia, las artes y las humanidades. La modernidad hace de la vida un estado de placer, de justicia, paz, libertad y amor. Todos dándonos las manos con un fin común: hacer de la existencia una realización prometedora. En el caso de los estudiantes de las carreras de periodismo y negocios internacionales es a partir del arribo al diseño por competencias que se podrá dar cuenta de que la formación integral para el bienestar y el desarrollo de competencias que implican una vida sana, en razón del encuentro entre los componentes básicos fundamentales para la vida misma y los relativos a la formación profesional, dado que no existe, curricularmente hablando, cursos de sexualidad o taller de educación sexual.

Desde el punto de vista sociocultural, el estilo de vida es un componente muy importante relacionado con el comportamiento individual de las personas cuando se va a determinar el estado de educación sexual y de conocimiento y manejo de su salud y riesgo, por lo que podemos plantear que en el caso específico de la reflexión ética a partir de dilemas morales, el joven estudiante se encuentra enfrascado en patrones crónicos de conductas de riesgo, porque permanecen en un entorno sociocultural donde la ingestión de bebidas alcohólicas, así como el cambio frecuente de pareja juega un rol importante, no teniendo otra manera de divertirse, lo que da lugar a conductas de gran riesgo.

    Bibliografía general:
    BAUMAN, Zygmunt (2007). Amor líquido. México. Fondo de Cultura Económica.
    HERSH, R. et al. (1998). El crecimiento moral de Piaget a Kohlberg. España.
Narcea Ediciones.
    IZUZQUIZA, Ignacio (2005). La filosofía como forma de vida. España. Síntesis.
    KOHLBERG, Lawrence et al. (1997). La educación moral. España. Gedisa.
    LUHMANN, Niklas (2008). El amor como pasión. España. Península.
    SEP (2008). Competencias genéricas y el perfil del egresado de la educación media
superior. [Versión electrónica]. Recuperado el 28 de junio de 2008. http://www.sems.gob.mx/aspnv/video/Competencias_genericas_perfil_egresado.pdf
    ZURITA, Maurilia y Jáuregui, Graciela (2010). Educación para la salud. México.
Mc Graw Hill. http://www.cuci.udg.mx/

Nota:
* La idea de género es una construcción social que categoriza a los seres humanos en razón de su cuerpo sexuado. Es la referencia al significado de ser mujer u hombre, fundado en estereotipos, restricciones o imposiciones que regulan la vida de cada persona.

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